*Relata Camille*
Los meses empezaron a pasar, Sirius y yo siempre encontrábamos algún escondite en donde podíamos vernos. Creíamos que las cosas irían mal a medida que el tiempo pasara pero pasó todo lo contrario, necesitábamos estar juntos la mayoría del día. Empezamos a contarnos nuestros miedos, a fantasear una vida juntos luego de Hogwarts en donde no debíamos escondernos de nadie, llegó a conocerme tan bien que con sólo mirarme sabía si me sucedía algo aún cuando manteníamos las apariencias.
Nadie parecía sospechar, Sirius utilizaba un falso recuerdo con algunas muchachas para que todos creyeran que seguía siendo el mujeriego Black, cuando en realidad esas noches las vivía conmigo. Mientras, yo seguía peleándolo como de costumbre y más de una vez planeabamos dramas para que nuestros amigos creyeran que nos odiabamos.
-¿Adivina quién soy?- dije cubriendole los ojos por detrás al entrar, sentí como sonreía aunque no pudiese verlo.
-Veamos..- exclamó haciéndose el pensativo.- Esas manos suaves, ese perfume los conozco...sin duda eres McCall.- otra de las chicas de nuestro curso, lo solté de golpe y me alejé haciéndome la ofendida.
-¿Cómo es eso de que conoces el perfume de esa?- dije cruzando los brazos y mirándolo con reproche, él comenzó a reír. - No, aléjate.- me abrazó por la cintura y depositó un ruidoso beso en la mejilla.
-Felices seis meses.-susurró en mi oído, se me erizó la piel.
-Aún me debes explicaciones.- dije volteando hacia él.- Que romántico lugar elegiste esta vez, mi cielo.-recorrí con la mirada el cuarto de La Casa de los Gritos, el polvo y las cosas hechas pedazos estaban desparramados por todos lados.
-Sígueme.- respondió él quitándole importancia y me tomó de la mano. Me guió por las escaleras a la salida de la casa.
-Sirius, sabes que tendremos problemas.- le recriminé desconfiada.
-Por eso nadie nos verá.- dijo cogiendo la capa de invisibilidad de James.- La tomé prestada.- se defendió, negué con la cabeza sonriendo pero luego me puse cerca de él para que echara la capa sobre los dos.
-Es la primera vez que salimos del castillo.- comenté, con cierta emoción en la voz. Él asintió concentrado en no tropezar con nada. Caminamos bajo la capa por varios minutos hasta llegar al centro de Hogsmeade.
-Quédate aquí.- me dejó escondida detrás de unos muros y entró a la taberna, al regresar traía consigo varias botellas de cerveza de mantequilla. Nos sentamos en un lugar apartado y quitó la capa.
-Brindo por nosotros.-dije sonriente mientras levantaba una de las cervezas, él chocó la suya contra la mía y le dimos un largo trago. Sobre nuestras cabezas, la luz de la luna se metia entre la copa de los árboles y un cálido viento nos envolvía. Observé las estrellas mientras seguíamos bebiendo en silencio, nos sentíamos cómodos hasta cuando no hablamos. Oí que Sirius respiraba profundo, sentía como su vista había estado fija en mí todo el tiempo.- ¿En qué piensas?- le pregunté.
-En ti...- puse mis piernas sobre sus rodillas y él las abrazo.-...nosotros.
-Y ¿qué piensas sobre nosotros exactamente?- entrecerré los ojos al mirarlo, le hice señas para que pasara otra cerveza.
-Creíamos que no duraríamos demasiado, creí que cuando descubrieras de donde vengo.- hizo una pausa, acaricié su mejilla.- Sin embargo, aquí estamos seis meses después y me enamoro cada dia más de tí.- me ruboricé.
-Y yo de tí.-respondí, dándole un corto beso en la comisura de los labios.
-¿Qué pasará luego?- nuestros rostros estaban cerca, me miró con preocupación.-Sabemos que no podremos tener una vida juntos, no me aceptarán jamás Camille, te separarán de mí...
-No pienses en eso.- dije cortándolo de golpe, sentía el efecto de las cervezas en mi cuerpo aunque todavía era ligero.- Me escaparé, los enfrentaré, no lo sé, si es necesario los mataré.- agregué riendo.- pero no me separan de ti, Sirius.-me besó con delicadez, con miedo.- Sólo una persona puede apartarme de esto y eres tú, no me importa nada ni nadie más.- apoyó su frente contra la mía respirando una y otra vez, cerró los ojos y tras unos minutos en silencio, por fin habló.
-Es lo único que necesitaba oír.
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-¿No crees que deberíamos hablar?- logre interceptar a Sirius en el pasillo.- ¿Qué te sucede?- miraba hacia otro lado, sin prestarme atención. Lo agarré con una mano de las mejillas y lo hice fijar su vista en la mía.- ¡Háblame!- le supliqué.
Pasaron siete meses más después del sexto mes, los detalles de aquella noche aún eran confusos. Luego de la charla, Sirius había vuelto a la taberna por más cervezas y terminamos borrachos. En cuanto las cinco cervezas me hicieron efecto, comencé a llorar en el pecho de Sirius, juré nunca abandonarlo, lo hice jurar que nunca me dejaría y demás cursilerías de ebria. Después del drama y de seguir bebiendo, mis recuerdos ya eran un tanto borrosos aunque estaba casi segura de que habíamos terminado teniendo sexo en la desvencijada casa de los gritos, tirando y rompiendo aún más los muebles.
Sin embargo, ahora las cosas habían cambiado. Luego del año, Sirius comenzó a alejarse de mí hasta el punto de no querer hablarme y no quería decirme la razón. Había algo, algo que había hecho él o había hecho yo y estaba torturándome, por semanas no paré de buscarlo y mi paciencia se estaba agotando.
-Háblame.- volví a decir en voz más baja, apartó mi mano bruscamente.
-Ya aléjate.- fue lo único que dijo y se marchó, dejándome en el pasillo con el corazón partido y un nudo en la boca del estómago que en cualquier momento parecía que estallaría dentro de mí.
Corrí hacia la sala común, conteniendo las lágrimas, esquivando a todos los conocidos que se cruzaban por el camino y al llegar a la habitación me encerré en el baño. Hecha un ovillo junto a la puerta, comencé a llorar con todas mis fuerzas, sacando lo que había reprimido estas semanas, resignandome al hecho de no tener más a Sirius. Dolía no saber la razón pero dolía más recordarnos juntos, debía sufrir aquello en silencio.
Escuché ruidos en la habitación y escondí la cabeza entre las rodillas flexionadas intentando tranquilizarme, luego me dí un baño para disimular el tiempo que pasaba encerrada. Al salir Matzu, Helena y Mary me miraban con atención.
-¿Te encuentras bien?- preguntó la segunda mirándome el rostro, debía tener los ojos hinchados y enrojecidos. Asentí metiéndome en la cama, no tenía ganas de hablar, las ignoré hasta que me dormí.
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*Relata Sirius*
-Háblame.- Camille me miraba con ojos grandes pero no podía seguir cerca de ella, aparte su mano y le dije que se alejara seguido a eso camine hacia afuera, con los puños apretados y el paso firme. Al llegar al bosque prohibido, me adentre lo suficiente como para poder transformarme.
Ya no era un muchacho, flaco y de cabello largo sino que me convertí en un inmenso perro negro, ataque contra los árboles con furia, rasguñando los troncos y arrancando las raíces.
"¿¡Por qué!?"- pensé mientras le clavaba los dientes a un grueso pedazo de madera e intentaba arrastrarlo.- ¿¡Qué me ha pasado!?- sonaba la voz en mi cabeza.- ¡Éste no soy yo! ¡No estoy en relaciones amorosas! ¡No confío en nadie! ¿¡QUÉ ME HAS HECHO!?- gruñí con ira, había logrado quebrar una rama del árbol más cercano y la arrojé lejos haciéndose añicos contra una roca.-¿Por qué?- dije esta vez deteniéndome, respiraba con dificultad.- ¿Por qué me has preferido por otro, cuando yo no puedo mirar a nadie más?- la debilidad que sentía en ese momento hizo que volviera a ser el Sirius humano.
Caí de rodillas mientras varias lágrimas recorrían mis mejillas, estaba haciendo frío, ya casi vendrían las fiestas y no habría posibilidades de dar marcha atrás. Sentía dolor en todo el cuerpo, me hubiese gustado dejarme caer allí y desaparecer.
"Quizás Diggory te de aquello que yo no puedo"- seguí pensando.- "Nunca podré llevarte a un lugar sin escondernos, tomarnos de la mano frente a todos, nunca podría darte un futuro."- no sólo sentía dolor físico, estaba cansado mentalmente, no tenía ganas de absolutamente nada.-"La única persona que puede alejarme de ti, soy yo, es hora de dejarte ir."
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A ESCONDIDAS.
Fanfiction"Las cosas comenzaron como un inocente juego. Simples cartas de amor, convertidas en una historia de la que Sirius y yo seríamos los protagonistas, pero de la que nunca nadie se enterará. Porque lo nuestro es prohibido y debemos mantenerlo a escondi...