Capítulo 2

52 12 17
                                    

Cogí mi taza de café y empecé a bebermelo. En ese instante una voz nos sobresalto.

-Ya estoy en casa.
-¡Magnus! ¡Estamos arriba! -dijo mi prima-.

No sabía si debía estar feliz por que mi prima haya encontrado a su "alma gemela" o tenso por que podría ser un delicuente que trafica órganos por el mercado helado.

Mientras intentaba imaginar la apariencia del novio de mi prima, una silueta ya estaba parada en frente de nosotros. Val no tardo mucho para lanzarse a los brazos de su novio y darle un sonoro pico en los labios.

Magnus tenía el pelaje marrón oscuro con algunos tonos de blanco, sus ojos grises achinados le daban intesidad a su mirada. Llevaba un traje negro y elegante, junto con una corbata roja. Sus pantalones estaban algo rasgados, cosa que no entendía por qué se suponía que era un traje elegante. Sus zapatos eran unos nike que no llevaba cordones, era negro con blanco.

La mirada de Magnus se posó en la mía, me sentí incómodo, tenía una mirada muy segura y penetrante. Se acercó a mi lentamente.

-Hola, tu debes ser Alejandro, el primo de Val-dijo posando su mano para que la estrechara-.
-Si...Soy Alejandro, un placer conocerte, Magnus -dije estrechando su mano-.
-Val me ha dicho lo que pasó con tu iglú, lo lamento -dijo con una mirada sincera-.
-Suele pasar...-dije yo al no saber que decir-.
-Val -se giró hacía mi prima-. Iré a darme una ducha y luego volveré al trabajo.
-Está bien.

Magnus se fue y hubo un silencio incómodo. Realmente no sabía que pensar de Magnus, parecía un hombre capaz de intimidar a cualquiera. Aun que tuvimos una conversación muy corta, me tensé sólo al mirarle a los ojos.

-Y bueno...-dijo Val rompiendo el silencio-. ¿Qué te pareció Nus?
-¿Nus? -fruncí el ceño-. Si te refieres a Magnus, parece un hombre...interesante.-dije no muy seguro de mi respuesta-.
-Él es un pingüino maravilloso, sólo tienes que conocerlo más, seguro que seríais muy buenos amigos.
-Supongo que intentaré llevarme bien con él.-suspiré-.
-Me alegra oír eso, pero ahora si me disculpas, iré a echarme mi gran y deseada siesta.

Valentina sonrió y se levanto dirigiéndose a su habitación. Daniel apareció para recoger la mesa y me deseó unas buenas tardes. Yo me quedé en la silla pensando en que debería hacer.  El equipaje vendría mañana a las 9:00 así que tenía poca ropa que ponerme. Decidí salir a conocer las calles. Fui a la habitación de Val para buscar en su bolso algo de dinero por si quería comprar algo. Al final le cogí 157  pezenuias y le dejé una nota junto su bolso. Me puse mi chaqueta y salí de mi nueva casa.

Iba caminando por las calles mientras observaba los iluminosos escaparates, que me hacían quedar ciego. Me paré en frente de una pizzería, tenía mucha hambre y el olor de la pizza me hizo entrar, como si fuera un zombie viendo comida humana después de mucho tiempo.

Pedí una pizza hawaiana acompañada con unos nuggets y patatas. Pedí una fanta limón y empecé a comerme mi deliciosa pizza. Hacía mucho que no comía una debido a que mi antiguo jefe decía que no era bueno para el trabajo.

Cuándo terminé de comer me levanté y caminé hacía el exterior. Antes de que pudiera darme cuenta, había chocado con una pingüina, tenía la cabeza agachada, vi la pizza y la bebida en el suelo y sinceramente me dio pena ver esa pobre pizza en el suelo. Cuándo la pingüina levantó su cara, pude contemplar un rostro furioso. Tenía los ojos verdes y bastante grandes. Su pelaje era rubio platino, llevaba unos pantalones cortos vaqueros y una camisa que le quedaba hasta el ombligo de manga corta, era realmente atractiva.

- Tú...-dijo enfadada-. Has tirado a mi bebé al suelo.
- ¿Disculpa? No he sido yo el que no ha agarrado bien a su "bebé". -dije indignado-.
- ¡Cállate! Me he quedado sin bebé por tu culpa, ahora tienes que comprarme otro.
- ¿Estás de broma? Yo no tengo por qué comprarte nada, no nos conocemos, y esto ha sido por tu culpa, ahora déjame en paz.

Esa pingüina me estaba sacando de quicio, así que decidí apresurarme hacía la salida. Pero una unas uñas en mi brazo me detuvieron.

- Mira pingüino, sé que no nos conocemos y tal, pero este accidente ha sido por tu culpa, y ahora debes pagar tu error, comprándome otro bebé.

-Mira, pingüinita.-dije imitándola-. Cómo te dije antes, esto es tu culpa, así que es TU problema, si no quieres entenderlo por que eres corta de mente, también es tu problema.

Abrió el pico para insultarme, pero yo ya me había soltado de su agarre y salido de la pizzería. Fui a varias tiendas para comprarme ropa y me senté en el banco de un parque contemplando el atardecer. De repente, una tortuga se me acercó corriendo y se subió al banco moviendo la cola. Le acaricié y pareció gustarle por que movió la cola más rápido. Vi que en su cuello tenía un collar, cogí la placa y observé que la tortuga se llamaba Grin.

-Praaf -tortuó Grin -.

Escuché que unos pasos se acercaban hasta el banco, yo miraba hacía abajo cuándo la voz de la pingüina que tenía delante me sacó de mis pensamientos.

-¡Grin!¡Te he estado buscando, que alivio que estés bien! -dijo la pingüina aliviada-.

Al instante reconocí esa voz.

La loca de la pizzería.

Levanté mi mirada, chocando con la suya, sus ojos se abrieron exageradamente. Al instante, cambió su cara de sorprendida por una de furia.

-¿¡Tu otra vez?!¡Primero me tiras a mi bebé y luego intentas secuestrar a Grin! Te voy a denunciar.

No sabía si reírme por lo estúpida que era esta pingüina o enfadarme por las estupideces que estaba diciendo.

-Que alegría volver a verte, pingüinita.-dije con emoción fingida-. A ver si esto entra por tu minúsculo cerebro, tu tortuga ha venido ella sola hacía mi, y yo solo he estado jugando con ella.

-¿Me estás llamando estúpida? -dijo indignada-.
-Sí. -dije cómo si fuera obvio-.

Suspiró y dijo:

-Bueno -dijo ignorando lo que dije anteriormente-. El caso es que me tiraste a mi bebé, y no pude comer por tu culpa.
-No fue mi culpa, pero lo siento, ¿vale? Solo olvida eso.
-No puedo olvidarlo, tenía mucha hambre y tu tiraste a mi bebé.
-Dios mío, eres muy cansina, ¿Podrías callarte solo un minuto con ese tema?
-No.

Me levanté cogiendo mis cosas y me dirigí a una parada de autobús. La pingüinita me persiguió, sentí su perfume a 3 metros.

-¡Oye!¡Espera!

Para mi suerte, el autobús llegó y me subí rápidamente. Le pagué al conductor. Me senté en los últimos asientos del autobús y me puse a escuchar música. Cuándo llegué a mi destino, fui directo a casa de Val y llamé al timbre. Daniel me abrió y me dijo que Val y Magnus estaban trabajando. Yo solo subí a mi habitación, pero escuché unos ruidos raros en la habitación de mi prima. Me asomé a la puerta entreabierta.

No pude creer lo que veía.

———————————————————————————

Gracias a Jacb_965 y a12346zmaria por su ayuda para el capítulo 💙

La Historia De Un PingüinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora