UNIVERSOS INFINITOS (zosan)

El monstruo de mi armario

°Segundo disparo: Au, Zoro y Sanji.

°Resumen: Sanji es un pequeño niño que tiene miedo a la oscuridad.

°Genero: Romántico, fantástico.

°Serie: Ninguna.

°Universo infinito: Creo que esta historia comenzó hace mucho tiempo, de hecho tome la idea prestada de un cuento que escribí cuando apenas cursaba el tercer año de primaria, así que la inspiración llego para volver a vivir mi infancia.

“Los monstruos también
se enamoran”.

CLARA SÁNCHEZ

El resplandor del alba inundó la habitación y barrio hacia los rincones obscuros unas sombras fantásticas, que se inmovilizaron, temblorosas. Casi hasta el fondo del mismo cuarto opaco se apreciaba una pequeña silueta escondida entre las sábanas de una cama de madera que, por los ruidos extraños que producían las paredes, se estremecía.

Horror le provocaba ver deformes figuras alargadas observarlo detrás de los cristales de su ventana. Y varios brazos se agitaban con gritos demoníacos al igual que una representación teatral de su colegio.

Pero en cuanto levantó la cobija de terciopelo para mirar al causante de tan horrible ruido del infierno; recordó las historias de un amigo.

Historias que a la hora de dormir lo llenaba de un profundo terror.

Por lo que se detuvo y decidió irse a descansar. Colocó sus manitas a modo de rezo y bajó las hileras asimétricas de su cabello dorado para comenzar a perderse en el mundo de los sueños. Una vez ahí, deteniéndose en el umbral de los universos soñadores, escucho un ruido grotesco proveniente de los adentros de su armario.

Era un viejo armario, lo sabía con lo poco que recordaba. Lo veía constantemente cuando corría a esconderse de sus amigos mientras jugaban, o sólo le echaba un vistazo a lo lejos por ser todavía un misterio.

Dándose la vuelta, enfoco su vista hacia los rincones lúgubres del mueble. Se armó del suficiente valor y se dirigió con los pies descalzos hacia las puertas cerradas del clóset. Luego de frotarse los ojos se acercó cada vez más dispuesto a abrirla. En cuanto lo hizo y echó una mirada rápida a las temibles profundidades, se percató de que no había ninguna señal de cambio. Así que permitió en esos miseros segundos una expresión de tranquilidad.

Sin embargo, de repente, un sentimiento infinito de miedo se apodero de él. Porque no se trataba simplemente de una ilusión que se aprovechaba de sus sentidos desorientados, lo que sus ojos veían podrían volver loco a cualquiera, pero era real la silueta del hombre que se mostraba enfrente de él.

Tratando de calmar su voz, hablo bajo para no despertar a sus padres.

—¿Quién eres tú? —interrogo aún con un poco de temor. Luego se sentó en el borde de la cama.

El ser contrario comprendió sus palabras y lo miro largo rato. Como si él estuviera sorprendido —¿Tú quién crees que soy? ¿Acaso no te doy miedo?

El menor negó con la cabeza y esbozó una amplia sonrisa. Por alguna razón el extraño de su armario comenzaba a inspirarle confianza.