tú eres perfecto ─ 𝘆𝗼𝗼𝗻.𝗺𝗶𝗻 + 𝘃.𝗵𝗼𝗽𝗲

01; yoonmin

Love is not over

- 🍥 -

Min Yoongi recordaba perfectamente la fecha en que escribió esa carta, la hora exacta en que su corazón se rompió y el segundo en el cuál lo envió a esa estación de radio. Era un joven inexperto en el amor, sí. Pero cómo lo expresó en ese papel, eso no implicaba que no supiera cómo se sentía la textura del dolor escondido en los labios de la persona amada.

Tampoco cuántas noches en desvelo llevaban el nombre de la pesadilla constante de su concepto de amor: Jimin.

Podía jurar que ese amor adolescente que lo llevó a juntar la fuerza para que ese papel llegara a manos ignorantes de su cariño indiscriminado por esa alma, no podía sentenciarlo a más vergüenza de encontrarlo años más tarde en una empresa ¿no?.

Pues la vida era graciosa y sí. Llevo a Min Yoongi a encontrarse con su amor de infancia Park Jimin, el mismo Jimin de la carta. Pero había mentido un poco en aquella ocasión, puesto que Park no había llegado a siquiera notar la existencia de Yoongi.

Se preguntaran ¿porqué el gran rey del rap y dueño de la lengua tecnológica no había confesado su amor en persona al pequeño Park Jimin?.

Simple, por que el amor que Yoongi poseía por el pequeño dueño de esa voz fina y esa sonrisa deslumbrante lo tenían loco. Los meses que le llevó aceptar que se había metido en el juego doloroso del amor lo llevaron a odiarse, también a cuestionarse todo.

Excepto la magnificencia del menor, porque si hablabas con Yoongi, podías ver como sus ojos se llenaban de vida con sólo mencionar a Jimin.

Al cabo de los años el prefirió olvidar sus sentimientos más puros hacia el niñito de mejillas regordetas que lo acompañaba en los descansos y bailaba para él. Quién silenciosamente le creaba cuentos maravillosos dónde el se perdía, quién lo animaba en sus ánimos bajos y quien llenaba su frágil barquito de papel de sueños enormes.

Al olvidar a Jimin se podría decir que Yoongi se olvidó a sí mismo, se perdió en la vida de las almas tristes, llego al límite hasta que un cierto día, de un cierto año, lo vio llegar con unos pantalones chistosos, aunque no lo reconoció de inmediato, con el tiempo notó que era Jimin, no, corrección su Jimin.

Habían pasado años, desde el debut, los ensayos y ambiciones cumplidas, años dónde su amor que creía enterrado, salía a flote, crecía con el abono que era la risa del menor, la lluvia que lo regaba que era su compañía y su sol que era su extraordinaria sonrisa.

Sí, en toda la extensión de su ser se podía decir que Min Yoongi seguía igual de embriagado de amor por Park Jimin cómo lo había estado en su niñez.

¿Como culparlo?.

No sólo para sus ojos Jimin era la representación de lo celestial en la tierra, pues para él la sola entrada del ser en sí del menor implicaba que su corazón latiera sin control, sus pensamientos eran más claros después de hablar con él y sus celos eran innegables cuándo alguien trataba de aproximarse demasiado a su preciado Jimin.