26 de Septiembre, 2015. San Juan, Argentina.
Era una noche mas bien intranquila, el suave soplo de viento acariciaba las hojas de los árboles sin piedad alguna, el cielo, despejado y estrellado, el sonido de todo y el ruido de nada. Una noche perfecta para el peor de los escenarios...
Fuí a dormir recordando las cosas que debía realizar más tarde, sin preocupaciones mas allá de lo emocional, mas allá de lo sentimental, mas allá de las relaciones personales, lo normal.
Comencé a dormirme, y al mismo tiempo a despertar... Siempre he sido consciente de mi capacidad de vivir mis sueños realmente encarnado en ellos. Esta vez, me introduje en la piel de una muchacha de tez mas bien pálida, en una noche oscura situada en la ciudad de Tokyo, la ciudad estaba vacía, solo Karen, armada con lo que parecía ser un rifle M-16 dorado, a pesar de ir armada me preguntaba que era ese miedo que sentía dentro, en parte sabía que, si tenía un arma, lo mas probable es que debía usarla tarde o temprano. Sabía que debía esconderme, mi duda era ¿de quién?
Iba caminando atenta a todo lo que se interpusiese a mi alrededor y en mi camino, fue en el momento de mayor calma cuando la escuché. Una voz hermosa y angelical, tan hermosa que tan solo su tono me helaba la sangre al oírlo, de tal manera que mi andar se entorpecía, podía escuchar el latir de mi corazón, que intentaba seguir adelante a pesar de las circunstancias. Quería correr, alejarme lo mas rápido posible de tan encantadora voz, cual marino de sirena. Podía sentir su voz cantando mi nombre en mi nuca, nunca antes había tenido tanto miedo como lo tuve en ese momento. Seguí avanzando y la canción avanzó conmigo sobre mi oído, solo podía pensar en voltear y vaciarle el cargador en lo que sea que tuviese como pecho, pero al estar al descubierto me exponía a una muerte segura, y yo quería respuestas. Llegue a un risco del cual quise saltar, sin embargo me volví y al posar mi dedo en el gatillo con la intención de derramar plomo sobre mi presunto enemigo, y sin embargo, donde esperaba un monstruo solo encontré soledad, nada.
Aliviada y agitada al mismo tiempo continué vagando por la ciudad que se consumía en su propia iluminación para darle pase a la oscuridad total de forma gradual, afortunadamente no me tomó mucho tiempo para que mi podrido y bombeante corazón puro comenzara a latir frenéticamente de nuevo, pero ahora si había razón y lo sabía.
Esta vez su dulce y melodiosa voz no me sorprendería. Divisé una casa en la esquina de ningún lado y corrí de inmediato hacia ella sin pensarlo dos veces, entré y me oculté en una esquina de la cocina en el segundo piso, fijé la mira de mi rifle en las escaleras, esperando la aparición de ese ángel al cual apodé, Bertha.
En el momento en que se mostrara la vaciaría mi cargador sin pensarlo. Su melodía comenzó a sonar, repetía mi nombre y yo me preguntaba ¿quién rayos es Karen? aguardando el momento para disparar, sin miedo, segura de mi misma, decidida. Comenzó a subir, yo no dudaba, si alguien lo pasaría mal sería ella.
Fue de un momento a otro cuando vi su rostros, era tan bello que congeló mi ser por tanta repulsión, no soportaba ver tanta belleza reunida en un solo lugar. Fue entonces cuando dejó de cantar y comenzó a hablarme:
-Karen, ven aquí Karen. No te escondas, no puedes esconderte de mí, te conozco...
Estaba atrapada, no tenía a donde ir, solo hacia adelante, pues la única salida estaba detrás de ella.
-Karen, te he vigilado desde que llegaste... Sé donde te escondes, sé que sabes que el mejor lugar para esconderse, es donde todos te vean... ¡Veamos si te funciona ahora!
Saltó hacia mí, mis dedos no me respondieron, mi corazón, ya no quería ser atormentado nunca mas, solo había de ahí, y tú sabes de que estoy hablando...
Ese estúpido ángel no logró llevarme con él. Entonces desperté.
Sentía la presencia de un monstruo maligno dentro de mi casa, esa cosa no se rendía, aún estaba ahí, acechándome, pero de repente dejé de sentir miedo. Esa sensación de saber que serás atacado pero no saber cuándo, desapareció como si nada. Decidí tomar algo para festejar en esa fría noche, chocolatada con hielo, tal vez.
Fuí a la cocina y noté horrorizado que mi perra había tirado el bote de basura y había comido los desperdicios del día. Indignado y con mucho enojo me dirigí donde mi perra y comencé a golpearle a modo de castigo.
Fue cuando me calmé y comencé a pensar, cuando me di cuenta que, mi sueño había sido una epifanía, un punto de vista alterno a nuestra realidad. Me dí cuenta que Karen, la jovencita de piel blanca era mi perra y su rifle sus dientes y garras. Me dí cuenta de que ese monstruo que sentía era yo, y esa sensación que tuve desapareció por que yo volví a ser yo, y ella volvió a ser ella...
Mezcla a las criaturas mas malvadas imaginables y de resultado, tendrás un ser humano.
Si tan solo empatizáramos más seguido con lo que nos rodea, el mundo sería un lugar mucho mejor, para todos.
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Ángel Bertha
Non-Fiction¿Cuál es la diferencia entre el sueño y la realidad? Ninguna si haces lo mismo en ambos parámetros, debes cambiar eso, por el bien de todos. Historia basada en mi propia realidad.