Lineart

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Un lápiz rodó por el suelo de madera. Misu se agachó para buscarlo de bajo de la mesa mientras resongaba. Estiró su mano y, con el roce de sus dedos, acercó el objeto y lo sujetó.

-En cerio, me encantan tus dibujos.-una voz gruesa dijo desde arriba.

La muchacha giro su cabeza encontrándose con un par de converse azules desgastadas. Al reconocer al dueño de estas entró en pánico. En definitiva no quería que Taehyung vea los cientos de dibujos que hacia de él a diario, por lo que levantó su cabeza olvidando completamente que seguía bajo la mesa.

-Aish...-se quejó incorporándose con ayuda del muchacho.

-¿Estás bien?-preguntó con preocupación. Una de las grandes manos del chico se posaban sobre la zona afectada y su cara muy próxima a la de Misu.

Con la cara colorada asintió en respuesta.

-Te traeré hielo.-el joven dejó a la chica y entró a la cocina.

La muchacha miró a su padre, quién instantáneamente alzó sus cejas repetidas veces, en lugar de ver si se encontraba bien, ganándose un ceño fruncido de ella.

La puerta se abrió, Taehyung salió por ésta. El muchacho caminaba lentamente mientras jugaba con una toalla lanzándola de arriba a abajo, su mirada estaba fija en la muchacha de cabellos morados. Esta se encontraba totalmente perdida en el andar elegante de él, en sus ojos, en sus mejillas, su cabello. Era perfecto.

Misu negó. No, Kim Taehyung no podía parecerle lindo ni mucho menos gustarle. Él coqueteaba con todas las chicas que...

La chica dejó de pensar al sentir algo duro y frío sobre su cabeza. La cara del camarero estaba muy cerca, y su mano, la que no sostenía el hielo, apartaba los pequeños mechones de pelo de su cara.

-¿Te he dicho que me encanta tu cabello?-susurró mucho más cerca, tanto que sus respiraciones chocaban.

Parecía que iba a besarla, ella lo pensaba, hasta su padre, que estaba viendo aquella escena del otro lado del mostrador mientras engullía algunos maníes.

El muchacho rió sobre la cara de la chica, se apartó un poco levantando su dedo índice para dar un toque sobre los labios, rosados y agrietados, de ella. La de cabello morado movió  su cabeza hacia atrás por la repentina acción.

El chico soltó otra risilla y se fue, no sin antes agarrar la mano derecha de la joven y colocarla sobre el hielo.

No puedo apartar la vista de Taehyung en todo el día, ni siquiera dibujó como solía hacer a diario. Sólo se quedó hipnotizada, estudiando la forma en la que los músculos del muchacho se movían con cada acción que este realizaba, como cuando llevaba las órdenes a su mesa correspondiente, o la vez que se agachó para levantar un trapo que se le había caído.

El de cabellos marrones la atrapó unas cuantas veces, a lo que, halagado, respondía con sonrisas o guiños, obteniendo que ella se volteara sonrojada. Sintió su mirada un par de veces más, pero no hizo nada, porque le gustaba la atención que recibía de la hija de su jefe.

Por otro lado, Misu no sabía porqué lo hacía, él no le gustaba, pero debía admitir que se veía muy atractivo. Demasiado.

-¡Niña, hace tres horas que te estoy hablando!-gritó alguien a su lado.

Misu volteó asustada encontrándose con su mejor amigo.

-Jimin, lo siento-susurró-¿Qué decías?

-"Hola"-repitió sentándose junto a ella-¿Qué tanto mirabas, eh?-preguntó levantado las cejas tres veces seguidas.

-N-nada...

-Si, claro. Estuviste con las babas colgando viendo al camarero, no creas que no me di cuenta.-le dijo para luego tirar de su pelo, un par de veces, suavemente.

-Cállate.

-¿Te gusta?-le preguntó el muchacho mientras se recostaba en el hombro de la chica para repetir la pregunta muchas veces en su oído.

-T-tal vez un poco.

-¡Ja! ¡Lo sabía!-gritó Jimin abrazando a su amiga bruscamente.

Todos los clientes del café los miraron, y Taehyung frunció el ceño y luego apartó la vista para seguir atendiendo clientes.

-Suéltame, quiero ir al baño.-le rogó la chica, el muchacho la soltó, acto seguido esta se levantó y se fue no sin antes mirar a su amigo amenazante para decirle-Cuida mis cosas, Park Jimin.

El nombrado asintió y la chica desapareció por la puerta del baño.

Jimin miró aquel cuaderno negro sobre la mesa y con rapidez lo abrió para ojearlo un poco. Todos eran dibujos de Taehyung, no le sorprendía, él sabía que era la única persona que podía dibujar casi a la perfección. Sonrió al ver que ella había intentado dibujarlo junto a Yoongi, aún que obviamente le había salido mal. Dio vuelta la página.

-Jimin-ah-escuchó que alguien lo nombraba.

-Oh, Yoongi-hyung-una risilla salió de los labios del menor.

Rápidamente se levantó, sin importarle haber dejado abierto aquel cuaderno, y fue hasta el pelinegro.

-¿Qué hace aquí?

-Tú me pediste que viniera.-contestó el mayor alzando una ceja.

-Oh, cierto-se sonrojó-tomemos un café.

Ambos caminaron hacia la mesa donde estaba el menor segundos antes y se sentaron. El menor le hizo señas al camarero y este se acercó a ellos con una sonrisa.

-¿Quieren la carta?-preguntó.

-No, yo quiero un café con leche y para él un batido de chocolate-dijo Yoongi ganándose los suspiros de Jimin, ya que su hyung había recordado lo que siempre pedía.

-Enseguida se los traigo.-Taehyung sonrió y se volteó para ir hasta la cocina encontrándose con Misu en el camino.

Ambos se vieron un par de mini segundos y se fue cada uno por su lado.

La chica llegó hasta donde se encontraban sus amigos y se sentó junto al peligris, que se encontraba admirando la belleza del mayor de los tres.

-Ahora a ti se te caen las babas.-se burló la chica.

Su amigo lo miró y pícaramente le dijo-Así que admites que tú estabas babeando.

-¿De qué hablan?

-A Misu le gusta el camarero.-se rió molestando a su amiga.

-N-no es...-Jimin la miró alzando una ceja-B-bueno, tal vez sí.-la risa de su mejor amigo estallo y Misu buscó su cuaderno con la mirada para golpear al muchacho a su lado con el, pero no lo vio.

-¡Park Jimin!-dijo entrando en pánico-¿Dónde está mi sketchbook?

Su amigo la miró, aún embobado por haber estado contemplando a su hyung, y le sonrió.

-¿¡Dónde está!?-la cara del muchacho se tornó en sorpresa, y los clientes del café miraban la escena desconcertados.

Instantáneamente, Jimin, se paró y comenzó a buscar por todas partes, debajo de la mesa, en los asientos, hasta les preguntó a las personas de las mesas más cercanas, pero ninguno sabía nada sobre aquel cuaderno.

Misu agarró su cartuchera y mochila, para luego salir del café completamente enojada. Taehyung la vio irse, para luego contemplar el libro entre sus manos mientras un suspiro salía de sus labios.

Scketchbook //Kth//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora