Despierta Princesa

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Me la cuidas bien por favor
-Por supuesto señora yo me encargaré de que no queme la casa- Grams me miró como si estuviese loco y se río
-Ustedes dos si que tienen cosas en común- Sonreí -Por supuesto que sí.
-Bueno chicos, diviertanse, pero no demasiado- Entorno lo ojos como si supiera mis malvados planes...espera, no, no tenía malvados planes.
-Ya me voy porque es tarde, volveré mañana por la noche vale, y ya anda a verla que se la a pasado durmiendo todo el santo día.
-Está bien, que tenga un buen viaje y diviértase demasiado- Le devolví la misma mirada porque si tenia una idea de sus malvados planes.
-Ya basta fuera de aquí- Se río, cerro la puerta y se fue, no sabríamos de ella en dos días y nos había dejado a cargo de la casa. Confianza en su máxima expresión lo había llamado Monica. Esa vaga seguía dormida y eran las 3:00 pm, sabía que era mi culpa porque habíamos hablado durante la toda la madrugada, pero igual. Era una vaga. Mi vaga.

-Oye..- La toque y se removió en la cama, estaba en el séptimo sueño y tenia la cara marcada de baba. Se veía hermosa.
Y yo tenía una idea. Una malvada.
Baje las escaleras y me adentré a la cocina, tome una cubeta y la rellene de agua, abrí el congelador, saque la hielera, termine de rellenar la cubeta con pequeños hielos y recoji todo.
Subí otra vez y coloque la cubeta en el suelo para darle una ultima mirada a mi chica. Estaba hecha un ovillo en la cama, rodeada por una sabana y abrazando fuertemente a shastem, una rana peluche que su color natural era verde brillante pero de tanto uso estaba apenas de un verde oscuro, tenía manchas de esmalte de uñas y de delineador, pero no había manera en el mundo de que Monica se la desechara.
Tome nuevamente la cubeta y la vacíe con mucho amor en la cabeza de la mujer a la que amo.
-¡JODER!- Su sacudida fue instantánea, miro a todos lados y cuando se percató de mi presencia en la habitación me miró con esa cara de odio tan adorable que daban ganas de apretarle las mejillas hasta ponérselas escarlata.
-Buenas tardes gatita-
-¡¡Eres un idiota!!- Se levantó y me empujó, apenas me moví, era muy alta pero no más que yo y aun menos lo suficiente para poder moverme más de un par de centímetros.
-¡¡Cómo se te ocurre ir por ahí hechandole agua con hielos a la gente!!-Ella me seguía gritando, esta sonrosada y enojada, pero no fue hasta que baje la mirada que me di cuenta de lo que tenía al frente, su pijama, conformada por una camiseta pastel un par de tallas más grandes de lo necesario, unas bragas negras y nada más; a causa del agua helada que le había arrojado, marcaba cada sentimetro de su cuerpo, dejando muy poco a la imaginación. 
Casi al instante se dio cuenta de mi mirada perdida, sonrojandose aún más si era posible se cubrió los senos con las manos, subí la mirada y vi sus ojos, eran gigantescos e hipnotizantes, tenía una mirada dulce e inocente y aunque fuese la mujer mas pervertida que conozco, era inocente de muchas maneras...

A Solas con EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora