Mi nombre es Tom Riddle, soy un chico de un pequeño orfanato en el que los rumores se extienden como el viento y las personas escuchan demasiado.
Con unos tutores tan religiosos y una ciudad aún más tradicional no me puedo permitir que la gente susurre sobre lo que no debería saberse pero... Pasemos a la historia, los índices siempre me parecieron aburridos.
Orfanato de Wool.
Sonó el despertador a las 7:20 a.m, como cada día.
Tras "arreglarme" con la ropa oscura que tanto me gusta llevar y unas playeras un tanto desgastadas bajo a robarle la comida a mis odiosos compañeros de habitación
¿como pueden ser tan desagradables?- ¡EH MOCOSO! esa era mi tostada
¿Te criaste en una pocilga? Ah cierto, te recogieron de la basura. -soltó una carcajada-- Perdona Alex, solo me preocupo por ti..
-sonreí inocente- Eres la primera vaca andante que veo en el instituto y a este paso la próxima ballena, te viene bien comer menos.
-le saqué la lengua con una sonrisa de satisfacción al verle rojo de vergüenza-Siempre me resulta graciosa su cara de cerdito cuando se sonroja avergonzado, no hay mejor despertar que verle así.
Ya en el comedor, me dediqué a observar a aquel chico popular y aparentemente perfecto que enamora a todas hasta que mi querida pero insufrible "amiga" decidió darme los buenos días.
- ¡Tom! Se te van a salir los ojos de la cuenca ¿No sabes disimular? Es guapo eso no te lo voy a negar.. Pero pareces un bicho raro.
- Míriam tengo un libro enorme que está a punto de impactar en tu cabeza.
-arrugué la nariz apartando la vista del chico- hasta el mosquito de mi cuarto es más útil que ese tío.Tras reír durante unos segundos, se fue por fin a sus clases y yo podía seguir stalkeando el cuerpo de aquel chaval, o eso pensaba.
- Tú canijo, ¿Que tienes de merienda? Los chicos y yo tenemos hambre.
- ¿Te apetece vómito? Porque ya me lo he comido Edward. Vete a molestar a otro
-suspiré cansado-- Ya te dije que me gusta la comida que te dan a ti idiota.
Después de eso el matón del grupo gruñó como un toro enfadado y... Adivinen quien fue con un ojo morado a las clases de arte, aunque pensándolo bien al menos podré decir que me manché de pintura.
Mientras estaba garabateando serpientes en un folio el megáfono de la sala sonó con un chirrido que esfumó toda la concentración que pude conseguir.
"Tom Riddle, tienes visita acude a tu habitación."
¿Visita? Nadie sabía de mi y mucho menos se han dignado a verme desde que entré en este antro asqueroso ¿Quien querría visitarme ahora? No tiene ningún sentido.
Subí a mi pequeña celda y me tendí en la cama a la espera del supuesto visitante, tras unos minutos, entró un viejo con una barba demasiado larga y una mirada demasiado serena.
- Me presento, soy Albus Dumbledore y querría hablarle de muchas cosas, Tom.
- No se moleste en decir quien es, no procurare recordarle ¿que quiere?
-fruncí el ceño y me dediqué a escuchar-Después de un par de incansables horas y un armario echo cenizas el anciano extraño me estaba sacando de mi "hogar" para llevarme a no entendí que de magia, seguro que algún otro orfanato lleno de frikis y piromanos, como su director.
[...]
Callejón Diagon.
- Este es el callejón Diagon, en él podrá encontrar todo lo necesario para comenzar el curso en Hogwarts, Tom.
- Ajá.. No gracias, tengo bastante con mi lápiz roido -abrí los ojos mirando la calle extrañado por las cosas que había en ella, a continuación saqué un espejo de mano que le robé a la pija de la clase y observe mis pupilas durante unos segundos para después dirigir mi mirada al anciano y dibujar una mueca en mi rostro-
¿!Me ha drogado!?- -soltó una carcajada- Claro que no, en el mundo mágico verá cosas que jamás creyó posibles pero vamos a comprarle el material para que se vaya acostumbrado.
Y sin decir más, empezó a andar. ¿Os lo podéis creer? ¡Me ha secuestrado un absoluto tarado!
Pero da igual, volvamos a la historia.- -gruñí enfadado y le seguí por los puestos sin sentido hasta llegar a una tienda llena de animales- ¿Por que tengo que llevar una de esas tres cosas? Solo cagan y duermen, además son débiles, quiero una serpiente.
- Las serpientes no están permitidas en el colegio Señor Riddle, tendrá que conformarse con lo que le dice la lista.
- -abrí los ojos indignado y murmure mientras entraba a la tienda- No soy un viejo ni un señor, y voy a coger una serpiente.
Adivinar quien salió de la tienda con una enorme serpiente devoradora de hombres mientras el anciano barbudo lo perseguía enfadado.
Hasta entonces no había visto a Dumby enfadado y tampoco tuteandome pero en aquel momento búfaba tras de mi amenazando con todos los castigos posibles, debí grabar la escena.Después de cinco minutos de aquí para allá mi odiado director se sentó a descansar por lo que aproveché para comprar gominolas en la tienda más cercana. Nunca me gustaron esas cosas, pero tampoco eran para mi.
Cogí las chuches más pegajosas que encontré y me dirigí a la caja.- Buenas tardes, son 25 Knuts, querido -me sonrió complaciente-
Me di cuenta de que Dumby no me habia dejado dinero asique tuve que sacar los ahorros.
- ¿Cobras a tus seres queridos? Yo no soy "querido" -la imité mientras sacaba unos billetes del boxer, extrañado por cómo llamó al dinero-
Si, tenía el dinero en los calzones. Un chico al que le roban la comida no puede ir enseñando el dinero así que no hay lugar más seguro que las partes íntimas.
- Perdona.. Pero no admitimos billetes -me miró aun sonriendo- Tendrás que devolver lo que has cogido.
- ¿Cómo? -Le pegué el dinero en la frente- ¡Son dólares auténticos maldita topo!
En ese momento me di cuenta de que todas las miradas se fijaban en mi mientras se oían murmuros, "muggle". ¿Eso que es? La gente aquí es muy rara. De cualquier forma, decidí imaginarlos desnudos porque empezaba a avergonzarme aquella situación y fue entonces cuando comencé a llorar de risa. Mientras estaba entre carcajadas me di cuenta de que discutir con esa dependienta mononeuronal no me serviría de nada, así que corrí por toda la tienda tirando cada uno de los estantes como venganza personal hasta salir de ella.
Una vez fuera, con los dulces robados en el bolsillo, me dirigí hacia el anciano que me secuestró y le pegué las golosinas entre la espesa barba ocultandolas con el pelo, al haber acabado le desperté.
- eh Dumby...ledore, hora de revivir -le di toques en las mejillas hasta que despertó de su sueño-
- -bostezó acariciandose la barba e incorporándose- ¿Ya compró todo?
- Todo lo necesario -sonreí ligeramente de lado al verle tocarse la barba y antes de darme en cuenta estábamos en mi supuesto colegio-
No se como llegamos ahí, pero lo que si se esque los viejos hibernan más que los osos, de eso estoy seguro. Lo sorprendente fue que aquel hombre consiguió sacarme una sonrisa, de la que obviamente no se percató, con tan sólo verle su asquerosa barba. Y digo sorprendente porque Tom Riddle nunca sonríe.
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Te odio, hasta que se demuestre lo contrario.
FanfictionEsta es la historia de un supuesto misterio, y como tal, tendrás que leer para descubrirlo.