one shot

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El rumor del viento suave y sin prisa indicaba una despedida, los arboles triste ante la partida movían su ramas y dejando caer sus hojas dando el ultimo adiós en la tierra media a la joya mas bella de la tierra media, a la joya del reino del mirkwood, al guerrero, al príncipe, al eldar, al elfo, a su mellon, a su meleth.

Desde la torre de ecthelion, Elessar I rey de Gondor y Anor, regente de Minas Tirith, el ex-montaraz, el hombre, el mortal; observaba la linea casi invisible del mar. Había vivido entre elfos y había aprendido todo de ellos, se enamoro de una, y amaba a otro.
Una lágrima rodó por su mejilla y se perdió en su túnica, el rumor del viento y de los arboles le daban su ultimo adiós.
Él lo sabia, sabia que el momento pronto llegaría. Su corazón se arrepentía y lo anhelaba lo buscaba en las noches oscuras y estrelladas, su razón lo entendía y lo respaldaba; el deber y su reino gano, el rey decidió, mas el hombre perdió.
Perdió a su mellon, perdió al guerrero, perdió a su amante, perdió a su meleth. Aragorn también conocido como trancos, se había enamorado y tal vez amado, pero lo que sintió por su amigo era mas fuerte de lo que alguna vez había sentido por Arwen, la elfa, la reina de Gondor y Anor. El compromiso contraído con la estrella de la tarde y él, tuvo mas peso y poder. El peso de su palabra dada era mas fuerte que cualquier sentimiento nacido, sentimiento que no era cualquiera, un sentimiento tan fuerte y verdadero que durante mucho tiempo se negó, sentimiento que una vez aceptado y reconocido, lo alivio, y cuando este fue confesado, fue correspondido, mas sin embargo no fue aceptado. El honor y respeto para un elfo era valor. Aragorn lo entendía, el eldar era leal, algo admirable en los inmortales y poco común en los mortales, y al ver tal valor aun mas lo amo. No era un capricho como alguna vez le dijo el príncipe, su corazón no le engañaba.
La guerra del anillo al caer de un abismo casi le mataba, mas lo valar le dieron una oportunidad y el eldar lo aceptó. Aragorn, se sentía feliz y dichoso.

Legolas aceptó el amor del mortal, un amor reciproco y que le hinchaba el corazón de felicidad, amor que nunca soñó, amor que lo viviría mientras durara y siempre lo atesoraría, como el mas bello regalos de lo valar al que cada noche les pedía por borrar aquel sentimiento por miedo y lealtad, mas los valar no lo escucharon, y el mortal con gestos y actos verdaderos lo llego a conquistar.
Por elbereth, él no era malo, pero su corazón hablaba y Arwen no estaba, y ante tal encrucijada prefirió ser feliz por un pequeño lapsus de tiempo, a su sufrir por el resto de su inmortalidad.

Tan pronto la guerra por el anillo llego a su fin, el amor del mortal e inmortal también. Se amaban y ambos lo sabían, pero el sentido del deber y la razón les indicaba que aquello debía terminar.

Aragorn había dejado de ser el ex-montaraz para dar paso a Elessar el rey, había dejado a su meleth para dar paso a la la palabra dada.

Le dolía tener que escoger, porque si por él fuera todo lo dejaría. Legolas lo sabia, y por mas que le doliera, debía dejarlo ir y seguir su destino, destino que fue escrito, destino en el que él no debía interferir.

La tarde caía y con ella los últimos rayos de anar, la linea casi invisible del mar se desdibujaba y los últimos susurros del viento llegaba. Elessar I, el rey, el hombre lloraba las lágrimas limpias y verdaderas se perdían en su túnica, y el dolor en su pecho incrementaban. Su mellon, su meleth se despedía. La gracia de los valar lo abandonaba. Una flecha negra ante de culminar la guerra le había impactado su corazón, la magia lo mantenía con vida, y así lo mantuvo por tres años; mandos lo reclamaba, el mar lo llamaba, y las tierras imperecedera lo esperaban.
De nada valía decir al viento y a los arboles que extendieran su mensaje, Legolas Thrandulion lo sabia.

El ultimo susurro llego, e intil se mostraba. Aragorn se derrumbo, le rogó a Iluvatar y a todos los valar que cuando su alma lo dejara, sus almas se reencontraran y la poca sangre de elfos que corría por su vena, fuera la entrada para que mandos lo aceptara.

Arwen desde la explanada junto al árbol blanco observaba, ella lo sentía, y lo sabia.

Dejo su inmortalidad para unirla a un mortal, mortal que la amo, mas ahora sola la quería, el corazón de Aragorn no le pertenecía. Por capricho y costumbre todo lo dejaba.

¡por eru! Cuan equivocada estaba.


Para quienes a leído de ellos y para quienes no. Porque son hermosos y a mi me encantan, porque soy fujoshi, y legola y aragorn me encantan y cada vez que veo el señor de los anillos, y a ellos, me matan.

Meleth nin [LegolasxAragorn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora