[One . Shot]

104 22 6
                                    


El día de nuestra boda te vestiste de blanco, convirtiendo el uso cliché de ese color en una obra de arte deslumbrante. Los bordados transparentes que cubrían tus brazos eran como una cascada de agua viajando sobre tu piel. Una fila de botones avanzaba desde tu cuello creando una línea directa de tentación hacia tu cintura.

Desde que te vi entrar, la esbelta forma de tus piernas delataba la impaciencia de mis brazos por sujetar tu cuerpo y el deseo de convertir la lujuria en un voto sagrado con tu cuerpo.  Pero debía calmar mis ansias, y guardar recato hasta que pudiera asegurar el lazo rojo que nos unía con un anillo.

El día de nuestra boda, tu hermano aceptó llevarte al altar. Su rostro delataba su desacuerdo mientras yo me divertía con su nulo gusto hacia mí, que solo aumentaba mis ansias por tomarte y llamarte mío. Tú sonreías cómplice de mi alegría, porque adorabas tanto como yo, la posesividad que creció en mí con cada beso que compartimos.

El día de nuestra boda significó el punto de partida hacia un nuevo nivel en nuestra relación; donde tú, mi compañero de risas, de locuras, de soledad, aventuras y de confesiones de amor entre almohadas, se convirtió oficialmente en la luz que siempre calmaría mis sombras.

El día de nuestra boda sonreíste con cada paso que dabas en el pasillo de la iglesia. Me hiciste pagar la espera que te hice pasar cuando me confesaste tu amor. En aquel tiempo salía con otra persona, viviendo un error mientras era atormentado con la imagen de tu sonrisa. Fui cruel al ser infiel, pero jamás me arrepentiré de traicionar una confianza si con ello gané tu amor.

Tu tardía venganza fueron dos horas de espera frente al altar, solo para verme morir de adoración ante la impresión de verte entrar majestuoso y etéreo en tu traje blanco.

El día de nuestra boda comprendí porque el blanco jamás sería un color; simplemente no podía ser creado. Te pertenecía y solo existía en la pureza del amor que me prometías. Y hoy, coqueto por naturaleza, te extasiabas de exhibirlo ante mis ojos; de tentarme con la libertad que ofrecían tus brazos.

El día de nuestra boda comprobé la paz del calor de tu piel cuando tomé tu mano; su fuerza para desaparecer el temor de perderte que nació con cada discusión. Su poder de convertir cada pequeño celo que nació en mi imaginación, en un deleite. Pues tú, masoquista, aunque ponías una mala cara, adorabas sentirte deseado y reclamado por mí.

El día de nuestra boda frente a nuestros pocos invitados, y ante tu hermano que me maldecía con la mirada, yo te aferraba por siempre a mi lado. Dejó de importar el mañana para nosotros. Si nos pertenecíamos, eso era suficiente.

El día de nuestra boda, quedé prendado de tus ojos y con una pequeña risa interrumpiendo mis palabras. Mis dedos avanzaron buscando los tuyos hasta que sentí tu piel y mis nervios desaparecieron. No había porque asustarse si tenía mi futuro escrito en tus ojos.

El día de nuestra boda puse un anillo con un corazón de zafiro en tu dedo anular. Mi voz libre de tartamudeos e indecisiones, sonó fuerte y clara por encima de cualquier problema y cualquier miedo.

El día de nuestra boda tu rostro se convirtió en un poema escrito por los votos que declaré. Tus labios temblaron y tus dedos se contrajeron sobre los míos. Tus ojos estuvieron a punto de derramar lágrimas, pero mis labios estuvieron listos para recibirlos. 

La espera por tu respuesta se me hizo eterna. Pero cuando tu voz se escuchó, para mí fue como ser aceptado en el cielo.

El día de nuestra boda, mientras los invitados celebraban y bailaban, nosotros nos refugiamos en la dicha de tenernos; ajenos a todo y cada vez más cerca del paraíso, cuando nuestros labios formaron juntos un para siempre en nuestro camino.

Y hoy, muchos años después, mientras poso mis cabellos grises y mi cansado cuerpo sobre la cama que alguna vez compartimos, repito tus palabras y las mías. Porque amor, cada segundo que vivimos fue eterno para mí y aunque ya no estés conmigo, te siento acompañándome fundido en mi alma, mientras aguardo impaciente poder llegar a tu lado. 


「"Nuestro comienzo fue diferente, caótico, único.  Con solo una palabra, ambos emprendimos un camino que hoy toma un nuevo rumbo.

Decir que te amo es poco comparado con lo que me haces sentir, con lo que solo tú provocas en mí.

Ternura, pasión, amor, paciencia, fuerza, calidez, confianza: encontré cada una de esas cualidades en ti.

Porque cada uno de mis respiros, suspiros y pensamientos, te pertenecen; porque no estoy completo si no estás a mi lado y porque no importa el tiempo, el lugar y las dificultades si estás conmigo.

Prometí protegerte y como esposo refuerzo esa promesa. Eres mi todo, y este anillo es un símbolo de que mi corazón siempre fue tuyo.

Gracias por aceptarme y amarme. 

Te amo, Min"

"En todo este tiempo, nunca me había sentido tan completo y feliz como lo estoy ahora. Nunca lo dije antes,  pero hoy te digo gracias. Gracias por amarme a pesar de todo, gracias por aceptarme como soy.

Te amé desde el primer instante en que cruzamos palabras. Desde ese momento y por una eternidad más, mi amor y ser fueron enteramente tuyos. Eres mi perfecto complemento, eres mi vida a partir de ahora.

Te entrego este anillo como símbolo de mi infinito e incondicional amor.

Te amo, Kyu"」 





[Si llegaste hasta aquí, gracias por tomarte el tiempo de leerlo. Hasta pronto]

ღ Día de blanco ღWhere stories live. Discover now