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Estábamos discutiendo porque ya casi no pasabas tiempo conmigo y me dijiste algo que me dolió tanto que esa noche no dormí en casa y tú, cariño mío, no corriste tras de mí.



—¡Quieres que estemos todo el tiempo pegados y así no se puede, Ana!—alzaste la voz furioso.—¡Me tienes harto con eso! ¡Pareces un maldito chicle queriendo estar todo el tiempo conmigo!



Cada palabra que proferiste penetró tanto mi ser, que las recuerdo perfectamente.
Al amanecer me di cuenta de que habías llamado la noche anterior sólo para preguntar si yo estaba en casa de mis padres. Mi madre te preguntó si querías hablar conmigo y sólo respondiste que querías saber donde estaba. Nada más, no dijiste nada más.





Discutimos por tu ausencia que tanto me duele, pero eso a ti poco te importó.








Discutimos por tu ausencia que tanto me duele, pero eso a ti poco te importó

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A U S E N C I A #1  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora