Llegan esos días en los que no aguantas que nadie te replique, en los que solo quieres estar tranquilo y un tanto solo. Empapar la cama de lágrimas y deprimirse por cualquier gilipollez. Y no sabes porqué mierdas eres así, sabes de quien son las culpas, pero te empeñas en culpar a los demás. Te ves peor que los que te rodean, en general. No quieres sonreír se te quitan las ganas.
En este caso te culpo a ti, por ilusionarte cuando te estaban vacilando. Por ilusionarte delante del espejo. Y, sobretodo, por dejar que los comentarios te afecten tanto. Te culpo a ti, que soy yo. Soy yo el que sufro mis pensamientos. Soy yo el que miro alrededor y me siento mas pequeño de lo que soy.
Quiero que estos días se hagan cortos, pero ya se han convertido en años. Años en los que la gente se pega a ti por puro interés, y cuando ya no les sirves te dejan de lado.
Años de oír a la gente ver por su propio interés y años de querer luchar por el mío.
