Capítulo 01 - Época de cambios

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Marc. - El día comenzó como siempre, me levantaba para ir a ver si comía algo; hoy no sería un día cualquiera, la capilla reclutará a los jóvenes de mi pueblo según decían los rumores, pero más allá sentía que solo sería un día normal.

Fui a ver a los guardas, después de todo ellos son mi única familia y esperan que escoja ser un guarda como ellos. Debido a que era una guarida de guardas no había lugar en que faltaran armas, los guardas se encontraban durmiendo en sus aposentos. Ya que mis padres fallecieron en la rebelión, se me asignará una señora de la capilla pera que me acompañe a la ceremonia. El día era soleado, cuando vi un cuervo que tenía una pata atada a algo extraño, cuando me acerqué el cuervo se alejó, los guardas despiertan con el golpeteo de la puerta, la señora de la capilla había venido por mí, el guarda mayor aparentemente ebrio me empujo fuera de la guarida y cerró la puerta. La señora de la capilla me llevo hasta un lugar conocido como ruinas del retorno donde comenzaría nuestro camino a la capilla de Darí, me encontraba con 4 jóvenes al igual que yo tenían que estar por sus 17. La capilla selecciona a los más jóvenes de cada pueblo para ser parte de la "escolta de la paz", sin embargo, según los guardas tiene el objetivo de retener futuras rebeldías por parte de la comunidad joven quienes pueden ocasionar una segunda rebelión. Los guardas a pesar de no ser de alto rango en la jerarquía, conocían secretos de la capilla mediante la recolección de pergaminos a lo largo de sus viajes.

La capilla de Darí no se encontraba muy lejos del pueblo, note como uno de los jóvenes llevaba un pañuelo con el símbolo de los templarios, la antigua orden templario. Me quede con ese pensamiento todo el camino, una vez estando en el interior de la capilla los mismo señores de la capilla nombraban a una tal hermana laica, los 5 no hablamos con nadie en todo momento, pero el chico con el pañuelo templario se acercó a la hermana laica y le mostro su pañuelo como una ofrenda, la hermana sonrió haciendo un gesto se lo llevo con unos soldados, el símbolo de los soldados había cambiado después de la inquisición, ahora era una mano agarrando un libro suponiendo que sea de la capilla. Le tocaba a uno de los jóvenes restante, por su vestimenta parecía hijo de un trabajador de campo, la situación cambio cuando se oían gritos en la puerta principal de la capilla, había ocurrido un incendio producto del ataque de los apostatas (seres hostiles capaces de manipular la magia), la hermana ordeno cerrar la capilla, el pueblo no contaba con defensas eran un pueblo de recolección no sobreviran, pero a la hermana no le pareció importarle, cada vez creía más en las palabras de los guardas. Los soldados se quedaron en la puerta, y a nosotros junto a las demás personas de la capilla se nos ordenó bajar por unas escaleras que eran el túnel de escape que usaríamos, logramos huir llegando a un monte donde se podía observar el desastre producido por los apostatas, a su vez comprendía la necesidad de una escolta de paz. La noche se presentó y todos seguíamos en el monte sin soldados era cuestión de tiempo para que alguien venga a asesinarnos.

Lilith. - Me encontraba junto con los señores de la capilla en su ceremonia al disfrazarme como uno de los jóvenes en selección avise a los apostatas que era el mejor momento para recuperar el talismán de antepasados, con el ataque los seguidores de la capilla y yo fuimos por un pasadizo hasta llegar a una montaña, como era de noche todos se dispusieron a dormir, era el momento de terminar con el trabajo. Con una daga de gran filo asesine sigilosamente uno por uno, sin embargo, cuanod me encontraba frente al último de los humanos, era un chico de cabello oscuro cuando puse mi daga en su cuello sentí como si estuviera ahogandome cada vez que trataba era lo mismo y ya no quedaba tiempo, no podía matarlo pero tampoco lo podía dejar libre el no poder asesinarlo me representa algo de curiosidad de que tenga algo que necesite las cosas pasan por algo al menos es lo que siempre he creído, definitivamente llevarmelo no era de mis mejores ideas pero que es lo que podía hacer y el tiempo no está a mi favor, de repente este comenzó a despertar en mi acto de reacción le di un golpe en la cabeza dejando inconsciente, ya no podía quedarme más tiempo así que me lo lleve juntos con las cosas que robe de los cuerpos, desaparecí en el bosque llegando en lo más profundo es fácil perderse pero no para mí, en poco tiempo había llegado a "Refugio" un campamento de los pocos elfos que quedábamos en el sur del continente incluyendo algunos de los altos elfos que hemos acogido en estos años. Llegue al lugar y todos tenían la mirada en mí, bueno no es que me sorprenda llevaba a un sujeto inconsciente en mi espalda por lo que suponía una idea de lo que estaban pensando, entre risas y susurros no me dejaron avanzar más, debido a que tenían algo desconocido que lleva el nombre de humano, no se podía llevar a un extraño tan lejos, hasta las tierras en aura. Me fuí a mis aposentos donde lo deje como si fuera piedra grande contra el piso, luego de una larga noche no me vendría mal un bien descanso y en poco tiempo me quedé dormida.

La Nueva Orden del TempleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora