Belleza.

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Alexander Lightwood le encantaba viajar, y mientras lo hacia pintaba retratos de mujeres bellas y paisajes hermosos.

Estaba de vuelta en E.U. de nuevo después de viajar por medio mundo. Descidio en específico ir a Brooklyn, algo ahí le llamaba la atención, no sabia que era pero sentía que su corazón buscaba algo. No sabia que, pero podía sentirlo.

El día se lo había pasado dibujando la puesta de sol y los arboles del parque. Ya era tarde y había comenzado a llover.

Todas las tiendas estaban cerradas. Pero como ya era de noche encontró un bar abierto. Entro y se sentó en una mesa solo. Saco su cuaderno y comenzó a pensar que dibujaría. Normalmente el usaba su lienzo pero el día de hoy había decidido dibujar en cuaderno. Apoyo la mano contra el papel sosteniendo el lápiz.

No llegaban las ideas así que comenzó a mirar a su alrededor. Algo le llamo la atención. En el rincón al fondo ya hacia un hombre asiático, de piel morena. Era atractivo pero su belleza no fue lo que le llamo la atención si no su brillo interior. Se acerco a el y mientras mas se acercaba mas notaba de el. Sus ojos entraban tristes, tenia ojeras y su cabello estaba revuelto.

Alec se acerco lentamente y se sentó enfrente de el. El joven le regalo una mirada y una sonrisa. Alec noto los hermosos ojos verdes con dorado. Se parecían a los de un gato.

—Me preguntaba que hace un hombre tan apuesto con esa ojeras— dijo Alec y el joven dudo en responderle.

—La vida suele ser complicada para algunas personas—contesto el joven y se encogio de hombros.

—No has escuchado ese dicho que dice que siempre tienes que regalarle una sonrisa a la vida. No importa cuan desagradable sea— Alec dijo con una sonrisa brillante.

—Se nota que no eres de por aquí!— dijo el joven.

—No! Vine aqui a ver que inspiración podría encontrar. Soy pintor.—

—Cual es tu nombre?— dijo el joven sonando inofensivo.

— Alexander Lightwood—

—Magnus Bane— y este saco una sonrisa.

—Deverias de sonreír mas seguido, tu sonrisa es hermosa— dijo Alec y un momento después se sonrojo.

—Vas a invitarme un trago? O por que estas aquí?—

—Como ya te dije soy pintor. Algo en ti me llamo la atención y quiero pintarte—

—Podrias ir a buscar a chicos atractivos en otro lugar... Yo no soy de esos chicos guapos— este al terminar negó con la cabeza.

—Ellos no tienen lo que tu tienes—

—Si, no tienen ojeras y el rostro demacrado—

—Por que crees que eso no te hace ver guapo?— pregunto Alec.

—No lo hace!—contesto Magnus como si fuera tan obvio.

Magnus sintió su teléfono vibrar y observo la pantalla. Era Dorothea. Pensó que algo iba mal.

—Lo siento pero tengo que irme!— dijo Magnus levantandose de su asiento.

Al ver la intención del chico Alec se levanto tan rápido como pudo y lo tomo del brazo.

Un escalofrío recorrió tanto el cuerpo de Magnus como el de Alec. Su piel se estremeció y sus corazones comenzaron a latir como tambores.

—Espera! Puedo verte otro día?.... Ya sabes... Para poder dibujarte— digo Alec mientras se le trababa la lengua.

Magnus admitió entre sus pensamientos que Alec era hermoso. Parecía un Ángel. Y además el quería descubrir por que solo se sintió de esa forma cuando Alec lo toco.

—Deacuerdo! Mañana a las 7:00 aquí mismo!— dijo Magnus y comenzó a caminar hacia la salida.

— Nos vemos!—dijo Alec.

—Nos vemos. — finalizo Magnus.

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El Arte De Amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora