III - La amenaza

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- Dormirán acá ahora

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- Dormirán acá ahora. Deben estar a cada momento a mi lado sino, no podré protegerlos ¿entendido?

Ambos asienten mientras terminan de guardar su poca ropa debajo de la cama en la que se encuentran.

Suspiro. Pasar el día intentando entrenarlos y luego realizar las tareas diarias asignadas fue más agotador de lo que tenía planeado y ya me costaba trabajo mantener los ojos abiertos. Aún faltaba que pasaran vigilando que todos nos encontraramos dispuestos a acostar antes de poder finalmente dormir.

Desde los últimos seis meses, la había pasado todos los días junto a mi hermano, quien me había protegido y entrenado lo suficiente para cuando llegara este momento. Ambos sabíamos incluso antes de que comenzaramos a pelear que sería Robert quien ascendería primero por lo que cada esfuerzo puesto en el camino fue para fortalecerme cuando estuviera en soledad.

Un leve remezón en mi brazo me hace salir de mis pensamientos. Jackson está a mi lado moviéndome mientras señala la puerta de las barracas y entiendo inmediatamente qué sucede poniéndome de pie. 

Vienen a vigilarnos. Acomodo mi ropa de dormir y miro a un lado. Los dos pequeños estaban de pie junto a sus nuevas camas mientras que a Jordan le temblaba la mandíbula.

Era un niño demasiado asustadizo por lo que claramente sería mal material para combate. Para poder luchar debía ser lo suficientemente fuerte para recibir golpes y volver a ponerse de pie para devolverlo.

Jordan no sería capaz de hacer eso, por lo que reafirmé la idea de que se enfocara en sus habilidades intelectuales, quizás eso era lo que mejor le vendría y así podría evitar entrar al círculo de hierro y morir dentro de él.

Un rubio alto de ojos grises. El mismo chico que cada noche paseaba entre nosotros asegurándose que todos se quedaran en sus camas a la hora señalada. El mismo chico que cada vez parecía más y más cansado de la labor asignada. Debía encontrarse en el escalafón más bajo de los elegidos pero nada podía hacer al respecto más que acatar cada decisión dada.

Volví a suspirar satisfecha cuando abandonó las barracas. Finalmente podría dormir.

Cuando mis ojos comenzaron a cerrarse y todas las luces se encontraban apagadas, pude escuchar suaves pasos proveniente del pasillo que conecta las barracas con la salida a los comedores.

Sin querer moverme de la posición de espaldas, giré lentamente la cabeza para ver a los gemelos. Ambos estaban profundamente dormidos y ningún luchador estaba fuera de su respectiva cama, aumentando la curiosidad de los pasos afuera. Nadie salía fuera de la hora asignada ya que el castigo a eso era altísimo. 

Sabía que si me ponía de pie y salía a investigar, acarrearía algún tipo de problema a mi hermano también además de, lo más seguro, mi propia muerte. Las órdenes eran estrictas de que al momento de apagar las luces nadie tenía permitido salir del lugar.

Los pasos continuaban y esta vez parecían acercarse cada vez más hacia las barracas. Intenté respirar lentamente para así enfocar mis sentidos a todos los sonidos de afuera. No podía ser casualidad que sólo yo estuviera despierta esta noche y comenzaran estos pasos.

Una sombra entró al lugar donde todos dormíamos. Sabía que debido a la oscuridad no se podrían ver mis ojos levemente abiertos por lo que los mantuve de ese modo para poder observar como aquella sombra se movía entre las camas.

Un hombre enorme, pero sin poder reconocer su rostro o alguna otra característica especial, se acercó a la cama de los gemelos. Aguanté la respiración al verlo como éste acercaba su rostro y los examinaba como si buscara algo en ellos. Luego de un instante en ese vaivén entre Jackson y Jordan finalmente los dejó de lado.

Aunque quisiera, no podía liberar toda la respiración contenida en mi interior al momento en que el hombre se acercó lo suficiente hasta mí y descubrí de quien se trataba. 

- Pequeña traviesa - susurró divertido Levi al darse cuenta que mis ojos permanecían medio abiertos y la respiración atorada.

Claramente para mí, Levi se percató de ello en cuanto puso un pie dentro de las barracas pero decidido a darme tiempo suficiente para que reaccionara de alguna forma. Al notar que nada haría, decidió acercarse finalmente. Estaba segura que era un trampa, quería hacerme caer de algún modo.

Intentaba que mi cuerpo no se estremeciera por la cercanía de Levi. A pesar de lo fuerte que sabía que yo era, él lo era mucho mas y me podría partir en dos pedazos si eso decidiera en ese momento. Su talle imponente y salvaje reflejaba sus deseos de destrucción, pero aun no lograba descubrir si era para destruirme a mi y a todos los luchadores o tenía las mismas intenciones que me mantenían de pie aún en este lugar. 

- Ten cuidado con lo que planeas, la próxima vez no seré tan bueno contigo y tu dos nuevas mascotas - Levi susurra en mi oído para luego depositar un húmedo beso en mi cuello, haciéndome remecer en mi posición.

No era gusto lo que me hizo sentir, sino rechazo y miedo. Miedo de que podría saber claramente qué estaba planeando y pudiera lastimarme no solo a mí y los dos pequeños, sino también a mi hermano.

A pesar de que quizás cuando recién había entrado hubiera caído a sus pies, durante todo este tiempo había escuchado las historias que se contaban respecto de Levi.

Sabía que sobre él pesaban más vidas de las que incluso él mismo podría ser capaz de contar, incluso la vida de quien se había convertido en su único amigo dentro de estas sucias paredes había sido acabado por él. No tenía compasión por nada ni nadie y sabía perfectamente que Leviatán sería capaz de convertirse en mi propio infierno si eso se proponía.

No podía permitirme arruinar los planes que durante tanto tiempo planeé y perfeccioné con Robert. 

Mis ojos cayeron cansados luego de que viera desaparecer al hombre tras la enorme y vieja puerta y dejara de escuchar sus pasos debido a la distancia. No podía más que obligarme a descansar y averiguar entre mis sueños como demonios continuar pasando desapercibida entre los luchadores y elegidos. Si algún dueño se enteraba de los planes o siquiera sospechaba de ellos mi vida estaría acabada junto con la de aquellos que me han impulsado de alguna u otra forma en ellos. 

Había avanzado demasiado para abandonar la misión. Desde antes de entrar sabía perfectamente qué haría y no echaría un pie atrás por la advertencia de ese terrorífico hombre. No podría abandonar a mi hermano ahora, así como sabía que Robert, desde la posición en la que se encontraba, jamás me abandonaría.

Comunicarme con Harry sin ser vista por nadie. Pasar desapercibida yo y mis planes.

Nadie jamás dijo que mis propósitos serían fáciles. Sabía perfectamente que ésta sería prácticamente una misión suicida, y era algo por lo que estaba dispuesta dejar mi vida.

LeviatánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora