Aquel con mirada fria

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Corría por aquella parte de la pequeña ciudad, corría tan rápido como podía. Se podía ver el cielo como se pintaba de un tenebroso negro, avisando la gran tormenta que se avecinaba. Empujaba cada rama y árbol sobresalientes siguiendo su camino hasta que lo encontró. En aquel lugar en el suelo, un cuerpo se podía admirar, frío, sangrante, ya muerto. Y el culpable de aquello estaba no menos de un metro de distancia al cuerpo ya sin vida de lo que había sido un chico, de su edad, con una familia, un futuro, con una vida por vivir.

—"Fue un accidente"— habló aquél con un gran miedo en su voz, y en sus ojos se veía confusión e igual miedo haciéndole temblar sin poder dejar de mirarlo, verlo con algo de esperanza a que le creyera, que le ayudara... Esperando algo de él —"¿Sanji?"

Tomó su celular y al instante paró ese movimiento, ¿qué haría? ¿Llamar a la policía, un ambulancia... alguien?. Vio como el culpable se levantaba del suelo aun temblando viendo todos sus movimientos, tal ves esperando el momento en que él llamara a la policía y hubiera tiempo suficiente para emprender su carrera y desaparecer de la ciudad, de los demás, de él.

No tenía la fuerza, simplemente su miedo lo orilló a guardar su celular nuevamente, aquellos ojos oscuros llenos de miedo doblegaron su moral para no hacer lo correcto. Sostuvo a aquel nuevo asesino en sus brazo donde el chico de desmoronó unas largas horas, y él solo pudo abrazarlo aún más tratando de consolarlo, algo imposible. Y sin embargo en todo ese tiempo él jamás dejo de ver aquel cuerpo que yacía en el suelo, gravando aquella perturbadora imagen en su memoria, algo que en definitiva jamás llegaría a olvidar.

"Zoro, hay que ocultar el cuerpo"— le habló tomando su rostro en sus manos y viéndolo fijamente, aquellos ojos antes tristes ahora solo reflejaban frialdad, no le sorprendió, sus propios ojos también reflejaba aquella frialdad donde olvidarían al chico que alguna vez vivió, solo viéndolo como alguien más en sus vidas, un conocido nada más, y ese recuerdo solo terminaría en un recuerdo borroso, un simple sueño, o mas bien en una pesadilla.

Llevaron el cuerpo hasta un pozo ya olvidado por todos, aquel pozo siempre había usado una cadena por simple protección dejándola ver aterradora a los ojos de los niños y más jóvenes. Sin resentimiento alguno tiraron el cuerpo sin vida del muchacho, lo contemplaron un rato, como la sangre ahora coagulada dejaba de chorrear y los insectos gustosos empezaban a invadir el cuerpo, incluso vieron como el cuerpo se rompía aun más por la horrible caída. Los últimos rayos de luz les daba esa imagen, donde ellos no dijeron nada, y tomando algunas ramas anchas, arrojándolas al fondo, es como ocultaron el cuerpo, ocultaron toda evidencia que podía haber, cerrando nuevamente el pozo y dejándolo como si nunca hubiera pasado nada.

Horas mas tardes supieron que la familia de aquel chico ya había puesto una alarma de desaparecido. Las búsquedas se efectuaron por todo el lugar, revisando cada rincón de la ciudad, olvidando obviamente aquel pozo donde encontrarían el cuerpo ya putrefacto de lo que alguna vez había sido su hijo. Ellos como muchos otros no entraron a la brigada de búsqueda, muchos porque ya lo habían dándolo por muerto o perdido, donde aquel asesino y su confidente lo sabían perfectamente. Aquel chico jamas volvería. Pero jamas se podría razonar con una familia que pierde a su hijo, una madre con el corazón que nadie mas tenía. Una sociedad fría e indiferente donde solo importa uno y nadie más, aquella sociedad venenosa y realista. No puedes confiar en nadie, sólo estas tú y nada mas tú.

No mucho después de aquel "incidente", el joven asesino de ahora ojos fríos llegó a donde su confidente y le planto el beso mas apasionado y sincero que podía dar. Declarándole su amor al instante, donde él le respondió dándole una sonrisa y una brillo de ternura en esos ojos igual que el otro fríos y escépticos. Era increíble como en aquellos ojos fríos aún pudieron desbordar tanta emoción y pasión, tanto amor. Aquella olvidada situación los había unido aun más, enamorándolos, juntándolos. Un asesino y su cómplice unidos por algo tan efímero como lo era el amor, algo irreal por la situación en la que se vieron involucrados.

Se podía decir que ellos siguieron su vida juntos sin ningún arrepentimiento, nunca lo hablaron no había necesidad, solo sería algo que se llevarían a la tumba. Pero había una razón más para que ellos estuvieran juntos, una razón no tan encantadora. Ellos eran cómplices de un delito, un asesinato; hay un dicho que dice " Siempre estar cerca de tus amigos, y aún mas cerca de tus enemigos", ellos siguieron aquel dicho, porque era obvio que si aquel peliverde había matado una vez lo volvería a hacer, y aquel rubio que había tenido la fantástica idea de donde ocultar un cuerpo, se las podría ingeniar para ocultar un cuerpo más. Se necesitaban cerca, se amaban, se envenenaban, se condenaban a una vida de amor y también una donde no podían dar un paso en falso o caerían.

La historia de aquellos chicos; un asesino y un cómplice, destinados a amarse y ser cómplices por la eternidad.

=FIN=


. C O N F I D E N T E S .

. O N E S H O T .

. Z O S A N .

- A N N S O W I 8 0 -

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Confidentes -zosan-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora