Capítulo 1

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El sonido del avión aterrizando me hace despertar. Acabo de llegar a Brasil después de años, un extraño miedo recorre mi cuerpo cuando doy el primer pasó firme sobre la tierra. El viaje fue largo, aunque quería que fuese más largo ya que no me sentía tan preparada para enfrentar mi pasado de esa manera. Unos grandes brazos me atraen a su lado, siento tranquilidad porque sé que a su lado estoy más que segura.

- ¿Lista amor?

Ambos nos detenemos antes de ingresar al auto que nos espera fuera del aeropuerto.
Acaricio sus mejillas con cariño, asiento en respuesta. De un rápido movimiento beso sus labios. Noto como se estremece por lo inesperado del beso, pero cuando reacciona yo me alejo con una sonrisa cómplice.
Mueve su cabeza en forma negativa mientras sonríe.

- Bienvenido Alfa.

Ambos volteamos al escucharlo.
Sonrió al ver después de mucho tiempo a Raúl; el beta de la manada.

- ¿Cómo que Alfa? - ambos se abrazan fuertemente.

Me agrada verlo feliz, me siento algo culpable de mantenerlo algo alejado de su manada. Ambos se me miran con una sonrisa después de su sonoro abrazo.

- Raúl, ella es Luisa ¿La recuerdas verdad?

- ¡Claro! - se apresura a responder. Me tiende la mano de manera amistosa. Hago lo mismo recibiendo un fuerte apretón.

- Bienvenida Luna.

¿Luna? Traté de no mostrar ninguna mueca de sorpresa. Estas sorprendida, todo me parece demasiado rápido, sin embargo, soy consciente que esto es lo más lógico.  Lo veo un poco desconcertada, ¿Por qué no me dijo él?, ¿Por que tengo que enterarme por Raúl?
Él se muestra tranquilo, con la misma alegría de de siempre.

—Sí, — afirma como sabiendo mi indecisión. — ahora tú perteneces a mi familia. —  sus fuertes brazos me atraen con cariño. — te amo.

Solo hundo mi
- Gracias por todo - susurro.

Siento besos sobré mi cabeza - gracias a ti, por permitirme formar parte de tu vida.

***
Frente a nosotros aparece la gran mansión.  Esta tal y como la recuerdo. Desde muy pequeña adoraba venir a este lugar, mis padres fueron muy amigos  y a los padres de  Hugo. Ambos solían visitarse mutuamente, un pequeño mal estar se instala dentro de mí, recordar los tiempos de paz me hace pensar que estamos muy lejano a eso. Los mismos árboles que recordaba desde hace mucho se levantan sobre el verde de su espacioso jardín.

Siento una felicidad nacer en mi interior al recordar todo lo vivido aquí. Es como si de pronto hubiera retrocedido el tiempo y en ello poder ver a mis padres, haciendo una parrillada fuera de la mansión. Ver a nosotros correr por todo el lugar. Adoraba la manera como Hugo me cuidaba, nunca permitió que nada malo me suceda, hasta parecía que me agradaba meterme en problemas para verlo renegar.

- Todo esta igual - murmuró, perdida en  a mis pensamientos.

Nos detenemos frente a la inmensa puerta color cedro. Viro a lado su lado, su vista se pierde entre las paredes. Tal vez los recuerdos al igual que a mí lo tienen atrapado.

- Quiero que siempre este tal cuál, como lo dejaron mis padres, ellos amaban este lugar - su voz suena algo melancólico.

Sierro los ojos para evitar mostrar debilidad, los padres de él, al igual que mis padres murieron en esa fatídica noche. Roger los mató.
Es la razón más fuerte por la cuál anhelo mantenerme alejada de este mundo, pero mientras tenga a Leila dentro de mí, jamás podré escapar.

-  Ellos estarían felices.
Uno sus manos con las mías, las de él se mantienen frías.

- Sí, lo sé - dice mucho más tranquilo.

Amor EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora