Uno.

2.9K 251 13
                                    

Dedicado a CamilayMilena bc pidió un fic de Kuroo y coso... Aquí está.

Tengo que aclarar que es una especie de "remake" de un fic que hice con casi trece años, le tengo mucho aprecio y si está chafa sabrán disculparme, no puedo ser objetiva bc me encanta.

En multimedia hay un meme que encontré buscando fotos para la portada y me hizo reír por minutos, no sé, quería compartirlo con alguien.

Sin más que añadir, gracias por leer.

***

El aula estarían vacía de no ser por ustedes dos, te encontrabas inmóvil junto al escritorio del profesor, cargando en tu hombro el pasado bolso que utilizabas para guardar todas las cosas de la práctica, sentado al fondo de la clase, con su mirada perezosa fija en ti, estaba Kuroo. Ambos tensos, ambos con los ceños fruncidos, mirándose directo a los ojos, la incomodidad en el ambiente era palpable—. Recibí tu mensaje, ¿Qué quieres? —te atreviste a dirigirle la palabra por primera vez en bastante tiempo, él rió sin una pizca de gracia en respuesta.

—¿Acaso no es obvio? Quiero respuestas —su voz indicaba molestia, tus piernas amenazaban con fallarte y dejarte caer en cualquier momento, te sentías fatal, los nervios te revolvían el estómago y todo lo que querías era correr lejos.

—No tenemos nada que hablar —tu voz no reflejaba nada en absoluto, estabas haciendo tu mejor esfuerzo por mantenerte firme e inexpresiva, no querías dejarle ver que te estabas derrumbando.

—Te equivocas, tenemos mucho que hablar —frunció en ceño, evidentemente molesto—. Me ignoras, no contestas mis mensajes, ni hablar de mis llamadas, ayer fui a tu casa, estuve dos putas horas esperando a que salieras para que te dignaras a salir con el único objetivo de gritarme que me fuera... No me parece justo, no estoy dispuesto a seguir tolerando esto —no te agradaba en lo absoluto el rumbo que estaban tomando las cosas—. Si esto sigue así, si tú sigues así, creo que deberíamos terminar —el experto en provocación nunca había podido contigo, siempre le habías parecido un enigma, leer lo que pasaba por tu mente o sacarte de tus casillas era un trabajo imposible, por eso le encantabas, pero no era necesario ser un gran observador para darse cuenta de que sus palabras te habían afectado.

Vacilaste durante dos largos segundos, lo único que no soportarías sería vivir en un mundo donde no estuviera a tu lado, realmente pensabas que aguantaría un poco más, que todo se solucionaría mucho más rápido en tu vida también, pero al parecer estabas equivocada. Y por culpa de tus errores ahí estabas, apunto de perder lo que probablemente más querías en el mundo—. Si eso quieres está bien, no puedo obligarte a estar conmigo —cada palabra, cada mentira que soltabas cegada por sentimientos con los que recientemente habías estrechado fuertes lazos, el miedo, la confusión, la sensación de que no podrías con todo, eran como un puñal clavándose en tu pecho, perforando hasta lo más profundo y removiendo con violencia todo lo que sentías por él.

—Jamás te mentí, así que no veo porqué debería hacerlo ahora —sus ojos brillaban con algo que no sabías descifrar ¿Era tristeza? La idea de que estuviera sufriendo por tu culpa te hacía odiarte aún más—. No sé qué más hacer contigo, quiero que todo vuelva a ser como antes, te quiero, no entiendo que pasa contigo, pero quiero estar para ayudarte —oír sus palabras, el tono ronco que empleaba por culpa del nudo que se había formado en su garganta, te estaba haciendo pedazos. Dejaste el bolso en el suelo, pues tu hombro empezaba a doler, y te preparaste mentalmente para seguir escuchando—. Sabes que eres lo más importante que tengo, me duele saber que estás mal y no poder hacer nada. Maldición, antes tenerte todo el tiempo en mi cabeza era genial, ahora sólo me das migrañas por culpa del estrés, y no bromeo —sonreíste con tristeza, había intentado cambiar el ambiente empleando un tono más hilarante—. Esto de no saber cómo te sientes me molesta mucho, pero de todos modos me esfuerzo para aguantar y sonreírte, los primeros días darte tu espacio fue fácil, pero se hace más condenadamente difícil a medida que el tiempo pasa. No quiero añadirme a tu lista de preocupaciones, porque la verdad parece estar demasiado llena, pero sabes que tú siempre vas a ocupar el primer puesto en la mía... Siempre me gustó el brillo que tenían tus ojos, era hermoso, pero ahora parece que brillan porque quieres llorar todo el tiempo... Déjame ayudarte —su mirada suplicante y su voz quebrada te hicieron cruzar tu límite, caminaste velozmente atravesando el aula en cuestión de segundos para sentarte a horcajadas sobre sus piernas y abrazarte a su cuello con fuerza. Sentir sus fuertes brazos aferrarse a tu cintura, la calidad que emanaba su cuerpo y la seguridad que te transmitía bastó para que te largaras a llorar ruidosamente.

—Tengo tanto miedo —susurraste luego de haber llorado por lo menos cinco minutos, en los que tu novio sólo acarició tu cabello intentando calmarte—. La enfermedad de mamá empeoró, papá volvió a beber y mi hermana está entrando en una depresión demasiado grande —tu voz estaba rota, hablabas con dificultad intentando reprimir el llanto que amenazaba con volver a salir—. La beca aquí en la universidad tampoco es algo fácil de mantener, si yo me derrumbo ellos se irán conmigo, no puedo hacerles eso, necesito estar ahí para abrazar a papá cuando no para de llorar y decir lo preocupado que está, tengo que estar ahí para esconderle las botellas, acompañar a mamá en el hospital, cuidar de mi hermana... Si algo le pasa a cualquiera de los tres no sé qué voy a hacer... —estabas admitiendo en voz alta por primera vez todo lo que te preocupaba, compartir tus problemas con él estaba ayudando a sentirte más ligera—. Lo siento tanto... No quiero ser así, no sé cómo debo lidiar con esto, no hay ningún manual que me diga lo que debo hacer... No es excusa, te mereces lo mejor y no te lo estoy dando, pero, por favor, no me dejes ahora —suplicaste separándote de él mínimamente para verle a los ojos, su mirada reflejaba preocupación y tristeza—. Eres lo único que me da fuerzas para poder sonreír cuando llego a casa y veo el infierno en el que se ha convertido, te necesito conmigo, necesito de tu insistencia e intentos de chistes estúpidos —hiciste una pausa para acariciarle el rostro, Kuroo cerró los ojos y restregó su mejilla contra tu palma con suavidad—, ¿Puedes por favor perdonarme por ser una estúpida? —observaste como abría los ojos y se acercaba a tu rostro para depositar un casto beso en tus labios.

—Perdóname tú, debí haber insistido un poco más... Nada de esto es fácil, pero independientemente de cómo salgan las cosas, voy a estar siempre contigo —susurró limpiando tus lágrimas con las mangas de su polerón para dedicarte una cálida sonrisa—. Te amo tanto, mierda, eres una jodida guerrera —susurró sobre tus labios antes de besarte con más ganas. Las cosas podían ser más difíciles en el futuro, eso no lo dudabas, pero sentías que ahora que estaba junto a ti, superarían todo.

Kuroo Tetsuro x Lectora [HQ] (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora