I. La Cita

9 1 1
                                    

LA CITA
"Su presencia marcaba un gran inicio, dos personas extrañas que por odisea de la vida se toparon, su sola existencia iluminaba los espacios grises de aquel corazón que había quedado desolado ante la partida de un ser amado"

Todo había estado de maravilla, la primera cita en general tuvo el éxito esperado además de tener un toque de humor para alegrar los momentos. La cena se mantuvo tranquila, unas copas de vino para acompañar la comida, un platillo delicioso que iba de acorde a la temporada y un postre para endulzar la velada.

Ella en todo momento se mantuvo nerviosa a la hora de comer sus manos temblaban, su rostro a pesar de ser hermoso con una piel blanca y joven se torno a un rojo intenso como el de un tomate, ella no podía disimularlo, la presencia de aquel joven le asustaba, pensaba una y otra vez si estaba segura de haber aceptado ir a esa cita pero no era por el chico si no por sus miedos e inseguridades al estar con una persona totalmente desconocida y perversa al mismo tiempo.


La cena terminaba y ella aun permanecía con su tono rojo; al momento de tomar el cubierto para darle el ultimo bocado a su comida se descuido y este se resbalo de sus manos chocando contra su plato y salpicando parte de sus labios (si aun no cometiendo ninguna imprudencia ella se mantenía roja, con esta circunstancia se sentía a punto de morir) cerró sus ojos para olvidar ese momento mientras sentía unas manos limpiando alrededor de sus labios, unas manos tan suaves, tan llenas de amor.


Las cálidas manos poco a poco se separaban de su rostro mientras estas se posaba sobre la mesa, la ternura de aquella situación la había conmovido, aquel tan insignificante detalle le había robado su atención ¿Alguien como él podría portarse como un caballero? Mientras pensaba una y otra vez en quien realmente era aquel con quien cenaba esa noche.


Su rostro no cambio y sus piernas aun seguían temblando mientras él le decía que todo estaba bien, no habría nada de malo en los accidentes que "Los accidentes siempre pasan cuando uno menos se lo espera: algunos son para bien y otros para mal". Pero eso no le servía de nada cuando su pena estaba en su máxima expresión pero, la frase que le había compartido se le metió en la cabeza y le repetía "Los accidentes siempre pasan" entonces el haber aceptado ir a cenar ¿habría sido uno? En todo caso que tipo de consecuencias traería: una buena o una mala.



Una estrella ocultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora