224.

20 0 0
                                    

Pasan las horas. Minutos, días, segundos. No lo sé, no quiero saberlo.

La droga invade mi cuerpo y me envuelve en una niebla acogedora.
Me refugio en esa niebla, en ese dulce estado de hibernación en el que no siento el dolor, en el que no puedo pensar en mi fracaso.

Jamás voy a curarme.

Fragmentos de papel 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora