XIV

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Al despertarme allí estaba ella, no eran imaginaciones mías. Me levanté y abrí la regadera de aquel baño decorado como para una reina, como lo era ella.
Bajé a ver que había en la cocina de aquella gran casa, estaba todo lleno, como si viniese aquí cada día. Preparé tortitas para las dos y unas tazas de cafés para estos días.

Allí estaba ella, con su camiseta de pijama en el que ponía "Keep calm and kill zombies" llena de muchos arcoiris, estaba completamente despeinada y casi sin maquillaje una vez más.
Mientras ponía las tortitas en sus platos me rodeo con sus brazos, me beso el hombro y sacó un par de zumos y cubiertos.

Desayunando me fije en como disfrutaba la comida, le había visto comer antes, pero esta vez parecía todo tan distinto, parecía notar cada ingrediente. Después de eso, se duchó en el baño de la casa y me dejó para mí el de la habitación. Tardé menos que ella, me puse unos pantalones rasgados grises con tiro alto, una camiseta de tirantes suelta negra y una chaqueta ancha con una línea de cuadrados, me recogí el pelo en un moño y la esperé en el sofá en el que pasamos la noche anterior viéndola de pequeña. Salió con una toalla mal colocada mientras su pelo largo le goteaba, me sonrió y fue a la habitación.

Al bajar llevaba unos pantalones negros con petachos, una camiseta caída y una chaqueta gris, seguía sin entender como existía alguien tan preciosa. Salimos al frio de la calle y rápidamente nos metimos en su coche.

Después de estar conduciendo media hora, me llevó a un restaurante Italiano, parecía estar completo, incluso tenía un patio trasero en el que parecía haber luces tenues y mesas románticas.

- Buenos días, venga por aquí señorita Lauren- Me quedé sorprendida, no veía hueco para comer, ni en el suelo, no sabía a donde nos llevaría.

Salimos fuera con las indicaciones del camarero, a pesar de ello, hacía una temperatura agradable, y en un hueco precioso y escondido, con una mesa alumbrada por dos velas genialmente colocadas y las luces tenues, nos indicó que podíamos sentarnos.

- Aquí tiene la mesa que pidió señorita.- Se apartó dejándonos sentarnos y nos puso las cartas en la mesa mientras nos servía lo que parecía champan.

- Gracias Ed, pero hoy preferiría que nos trajeras Coca-Cola.- No llevaba su nombre en ninguna chapa, y no había escuchado que nos lo hubiese dicho.

coffee|Camren|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora