XV

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La miré y le sonreí.

- ¿Por qué sabes el nombre del camarero y nos trata así?

- Es uno de los trabajadores de mi familia, esta cadena de restaurante es de mi madre, mi padre y mía.- Lo dijo casi en un susurro, como si no quisiese que me enterase, estaba impresionada, tantos detalles y cosas, no me extrañaría que hubiese elegido ella la decoración.

Llego el cocinero y nos trajo lo que había dicho Lauren al camarero a escondidas, y una camarera parecida a Lauren trajo las bebidas. Se quedaron mirándome y le sonrieron.

- Hola, somos los padres de Lauren, por fin se ha dignado a traerte y presentarnos, soy Mike, mi mujer se llama Clara, estamos encantados de tenerte aquí, y espero que te gusten los espaguetis a la carbonara.

Miré el plato, tenía tan buena pinta que no quería hablar, solo comer y dejar el plato como si no hubiese sido usado.

- Igualmente, me encanta la pasta en general, y Lauren me ha hecho una pequeña encerrona para traerme y presentarnos, no sabía nada.- Le miré, me sacó la lengua y me guiñó el ojo, ellos me sonrieron y se fueron a continuar trabajando.

Comimos en silencio mirándonos y sonriendo, alguna vez me quitaba nata de la comisura de los labios y otras yo a ella. Al salir nos despedimos de Ed y me llevó a una playa.
Estaba vacía y se escuchaba el romper tranquilo de las olas. Estuvimos paseando por la orilla, me contó historias de sus veranos allí, no sabía ni donde estábamos, nunca había estado en esa playa.

Volvimos a casa y me dijo que me pusiera el bikini que me había dicho que trajera. Me guió hasta una puerta y allí había un jacuzzi con espuma y velas que alumbraban tenuemente alrededor, me sonrió y tirándome cuidadosamente del brazo me llevó. Metí las piernas, estaba a la temperatura perfecta, entré del todo y metí dentro la cabeza por unos segundos.

Empezó a sonar una obra de Ludovico Einaudi, y allí estaba ella, con un bikini negro bastante simple, escondida entre centímetros de espuma. Se acercó poco a poco, en realidad el jacuzzi era bastante grande, no me había dado cuenta hasta entonces. Hizo un pequeño amago de besarme y me llenó de espuma el pelo, empezamos a reírnos y a jugar más con la espuma.

Al relajarnos un poco, mientras todavía sonreíamos, la cogí del cuello cuidadosamente y la besé, no sé por qué no lo hacía más, solo sé que me encantaba sentir sus labios agrietados y sentir su mirada penetrante.
Ella sonrió y me hizo respirar, nos metimos bajo el agua y nos dimos uno de esos besos de película, parecía todo tan irreal, quizás lo fuera, pero no quería descubrirlo.

coffee|Camren|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora