. [ 1 - El mal está llegando ] .

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━ Tranquila señora Harmony, su pierna estará totalmente curada en unos segundos ━ Murmuré con mi más tierna voz a mi adolorida vecina, la cual había sufrido una terrible caída y ahora se hallaba con la mayoría de los huesos de su pierna rotos. Por suerte, tengo el poder de sanar cualquier tipo de herida. ¿ No es maravilloso ? En mi reino me conocen como " La princesa curandera ". Cada vez que alguien siente cualquier tipo de dolor, vienen a verme a mi modesta cabaña. Pese a ser una princesa, nunca me han gustado los lujos, más bien he preferido tener una vida humilde. Mis hermanas tampoco viven en el palacio aunque no puedo negar que ha algunas si que les guste hospedarse en mansiones y sitios que no todas las brujas pueden permitirse.

━ No tiene porqué preocuparse, ya sabe que no hay mejor curandera que Crystal ━ Contestó mi hermana mayor Cornelia, quién vive conmigo. Ella adora la naturaleza y tiene pleno control sobre ella. Por eso, siempre me está ayudando a preparar remedios curativos a base de hierbas.

Yo le dediqué una sonrisa en señal de agradecimiento por el cumplido y sin más dilación, me puse manos a la obra. Cerré los ojos y me concentre en canalizar todo mi poder en mis manos, las cuales estaban colocadas sobre la pierna lastimada de la mujer. Sentí ese pequeño calambre que notaba cada vez que curaba a alguien. No era molesto. Al contrario. Me hacía sentir bien, como si tuviese la capacidad de absorber el dolor y convertirlo en luz. 

Una vez hecho esto, noté como el color amoratado que se había adueñado previamente de la pierna, ahora había desaparecido.

  ━ ¿ Se encuentra mejor, señora Harmony ? Intente mover la pierna ━ Pregunté yo con la certeza de que su respuesta sería un " sí "

Efectivamente, nuestra vecina se puso en pie y me dio las gracias ofreciéndome un ramillete de hierbas mágicas. Yo lo acepté con gusto y me despedí de ella con una cordial abrazo.


El resto de la mañana la pasé con mi hermana, ayudándola a cuidar de nuestro precioso jardín botánico, situado en la parte trasera de nuestra cabaña. 

De pronto, alguien llamó a la puerta. Eso no me extraño, pues a menudo recibimos visitas, sin embargo, esta vez la persona al otro lado de la puerta sí que me sorprendió. Tan pronto como fui a comprobar de quién se trataba, me encontré con nada más y nada menos que mi hermana gemela, Érika. Su largo cabello ondulado era rubio blanquecino. Sus ojos eran de un tono blanco azulado brillante y tanto su atuendo como su maquillaje eran totalmente negros. 

  ━ Vaya... no esperaba verte. ¿ Va todo bien ? ━ Pregunté yo sorprendida mientras entrecerraba mis ojos color avellana.

 Llevaba años sin verla y se podía notar la tensión en el ambiente. La rubia siempre fue la más arrogante y quizás mezquina de mis hermanas. Era fría y manipuladora. Nunca pareció mostrar sentimientos por nada ni nadie. Aún así, era mi hermana y yo la quería. Siempre creí en ella. Siempre pensé que dentro de esa capa de hielo había un corazón cálido y bueno.

  ━ ¿ Acaso te importa, hermanita ? Nunca te preocupaste por mí. ¿ Por qué hacerlo ahora ?━ Preguntó ella con descaro mientras me daba un pequeño empujón, apartándome de la puerta para así poder entrar. Yo me mordí la lengua para controlarme y no responderle con malos modales.

 ━ Eso no es cierto. Siempre te apoyé. Yo nunca te dejé de lado. Fuiste tú la que se marchó y abandonó a su propia familia ━ Respondí yo con fuerza en mis palabras.

  ━ ¿ Acaso se te ha olvidado por qué me marché ? Te conté mi mayor secreto y tú no supiste mantener tu boquita cerrada. Si te hubieses callado nada de esto habría pasado ━ Notaba como su voz cada vez se iba haciendo más agresiva, además su volumen iba aumentando ferozmente. 

̵¡̵̵P̵̵A̵̵U̵̵S̵̵A̵̵D̵̵A̵!̵ Las PRUEBAS de las BRUJASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora