One

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Ludendorff, New York, hace cuatro años.

Mark tiró a una de las empleadas del Ludendorff.

—¡Al suelo!—gritó él mientras que yo veía a los demás con mi arma en la mano.

—¡Cállense, joder!—grité a uno de los empleados con mi arma—. ¡Ahora todos presten atención y nadie saldrá herido!—

Mark se dirigió al guardia, el cual estaba detrás de la puerta que daba a bóveda.

—¡Abre la puerta o todos saldrán heridos!—gritó y apuntó al guardia—¡Eh, eh. Vamos!—

La puerta se abrió y Mark la empujó con su pie, debido a que el arma que cargaba ocupaba sus dos manos. Golpeó al guardia de unos 58 años con ésta y el mismo cayó al suelo como una papa.

—¡Cállate! ¡Maldita sea, cállate! Vengan aquí—nos dijo Mark.

Me dirigí hacia el guardia que estaba detrás de la puerta.

—Venga, señor, le daremos lo que quiera—abrí mis ojos como platos al escuchar el "señor" hacia mí.

—¡Púdrete, viejo!—comentó Nathan.

Uno de los empleados –el cual estaba de rodillas– empezó a levantarse.

—Ni se te ocurra—dije apuntándole y éste regresó a su lugar.

Con mi pié empujé al guardia hacia adelante, haciendo que su sangrienta cara se golpeara contra el suelo.

—¡Entra allí!—dije visualizando una habitación de limpieza detrás de ellos. Les apunté y empezaron a moverse.

—Espera. Yo manejaré los explosivos—dijo Mark, cerrando la puerta del cuarto de limpieza y lurgo entró a la habitación que daba a la bóveda.

—No explotes—bromeé y el guiñó su ojo. Terminó de colocar los explosivos en la puerta de la bóveda para luego decirme:—. Todo listo. Usa el móvil.

Coloqué el celular en mi vista, me cubrí detrás de un muro de concreto. Marqué al contacto que decía "explotar".

Empecé a irritarme cuando el sonido ensordecedor llegó a mis oídos, y para colmo, la maldita alarma empezó a sonar.

Mark, Nathan y yo nos dirigimos a la bóveda conmigo en medio, es decir, Nathan iba detrás de mí –cuidando a la menor del grupo–.

—¡Give me the money!—gritó Mark, ganándose nuetras risas.

—Lento pero seguro Mark, lento pero seguro—dije.

Una tos vino de mi interior al respirar dentro de la bóveda por dos razones. El polvo que la explosión había causado. Y joder! ¿cuánto maldito dinero había allí?

Empecé a agarrar todo el dinero que pude, cogiendo entre todos 178.999$

—Debemos largarnos—comentó Mark y asentí.

—Ya, vámonos—dijo Nathan y salimos de la bóveda.

Cometí un error al salir de primera, y es que no sabía que afuera se escondía un guardia. Me agarró por el cuello, quitó mi máscara y apuntó su arma contra mi cabeza.

—La tengo. Te vi la cara. Te recordaré.

—Olvidas miles de cosas todos los días. ¿Por qué no te aseguras de que ésta sea una de ellas?—respondí jadeando.

—¡Estás loca!—gritó.

—¡Nadie aquí está loco!—gritó Mark y le dió un tiro, sentí como su agarre se hacía menos fuerte.

Warning!; criminal in love ⇨ Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora