En la noche

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Estiré mis brazos y los crucé tras mi cabeza, usándolos como almohadas. La luna brillaba con intensidad esta noche, llamando la atención de todos, de ella. En ese momento quería ser la luna, esta se reflejaba en sus ojos, de un color esmeralda. A simple vista, se le ve relajada, acostada en el césped del patio de mi casa. En casa no había nadie, solamente ella y yo, mirando la única fuente de luz, en la noche.

—Si sigues mirandome así, voy a desaparecer.— Bromeó, soltando una risita.

Era imposible no verla. Nunca creí que aceptaría una cita de mi parte. Por las miradas que me lanzaba, pensé que me odiaba, o algo. Dinah, me comentó, que la chica de ojos verdes estaba enamorada. Me sentí mal. Además, no me quizo decir el nombre del estupido afortunado.

Se giró en mi dirección, su intensa mirada se posó en mi, quizá esperando alguna respuesta o unas de mis estupideces.

—¿Mirarte como, Lauren?— Pregunté, algo coqueta. Ella frunció los labios.

—Que me llames por mi nombre, lo hace sonar muy formal. También, algo frío.— Hizo un puchero— Dime algo bonito... un apodo. Pero, por mi nombre no...

—Algo bonito...— Murmuré, posé mi mano en mi barbilla.— Yo.

Ella comenzó a reír, su risa era como la de un bebé. Adorable.

—¿De qué te ríes, Lolo?— Ataqué. Finalizó su risa con una sonrisa.

—Bien.—Susurró. Con la ayuda de sus brazos, se sentó de piernas cruzadas. Imité su acción.— Entonces, yo puedo llamarte 'Camz'.

Sonreí en respuesta, era adorable.

Pero, no pensé en lo siguiente que diría.

—Sabes... Hay alguien que me gusta.— Se sonrojó, y se cubrió la cara con sus manos. Sentí una molestia en el pecho. Ignoré eso, y la seguí escuchando.— No hablamos mucho, pero cuando lo hacemos, siento murciélagos en la panza.

Eso dolió. Está enamorada, y no es de mí.

—¿Y quien es el afortunado?.—Pregunté, asqueada. Con una sonrisa, más falsa que Sebastián Piñera respetando los derechos humanos. (que sepa el vejestorio ese, que el pueblo volverá a levantar la voz, y las balas que no dispararon se devolverán.)

—No es 'él', es 'ella'.— Pensé que era heterosexual.

—Ooh...

—Es por eso, que te digo esto.— Supuse que me diría el nombre.— Camz...

Uno, dos y tres suspiros, le bastaron para calmarse. ¿El porqué?, ni puta idea. Hicimos contacto visual. Un último suspiro, y habló.

—¿Quieresserminovia?— Lo hizo tan rápido, que no entendí.

—¿Qué?

—¿Que si quieres ser mi novia?— Esta vez tomó mis manos, y entrelazó nuestros dedos. Estaba impactada. ¿Feliz?, tal vez. Sus ojos reflejaban sinceridad, que se me fue imposible no creerle.

No respondí, solo reaccioné para lanzarme arriba de ella, abrazándola y recostándola en el proceso. Me senté a hojarcada, encima de su pelvis. Nuevamente, hicimos contacto visual. Era tan lindo este sentimiento, y aún más cuando es correspondido.

—¿Y que dices?— Tomó mis manos y las besó.

—¿Tú que crees?— Me incliné levemente.

—¿Que es un 'si'?

—Si, Lolo. Si quiero.— Se sentó conmigo aún encima de ella, y se acercó lo suficiente para sentir su aliento. Me agarró de las mejillas, y me besó.

Tomé valentía, y le correspondí el beso. Sus manos dejaron mi cara, y bajaron a mis caderas. Lauren, se alejó, respirando agitada, apesar de ser un simple beso.

No aguanté más, y la volví a besar. Esta vez más salvaje, menos puro. Sus manos se aventuraron a mi trasero, dejé que apretara todo lo que quisiera, después de todo, no me molestaba, me encantaba que fuera así de lanzada. Un gemido, la hizo separarse de mi.

—Lo siento... fue un accidente— Balbuceó incoherencias.

—Callate y bésame, Lauren.— La tomé de la barbilla. Y uní nuestros labios.

Todo era tan mágico. Casi irreal.

—¡Camz! ¡Camila!— ¿Eran gritos o gemidos?, quizá la combinación de ambos. Lauren gimiendo mi nombre...

Sentí húmedad, así que me levanté de golpe. Miré hacia todos lados, desorientada. Estaba soñando. Mi chica me lanzó un vaso de agua. Iba a reclamarle.

—¿Pero qué...?.— Me interrumpió.

—¿Con que estabas soñando?— Su voz tenía una pizca de celos. Estaba sentada en la cama cruzada de brazos.

—Ah...— Solté.— Estaba soñando con el amor de mi vida.— Me posicioné al igual que ella.

—¿Estabas soñando conmigo?. Porque estabas gimiendo...

—No. Soñé que besaba un plátano.

—Banana.— Contradijo

—Plátano

—Banana.

—Plátano

—Plátano, también.— Se rindió.— Aún así, ¿en serio soñaste eso?

—No. Soñé con el día que me pediste ser tu novia, e hicimos el amor...

—Ooh... Recuerdo ese día, no había nadie en tu casa. Tus gritos se escuchaban por toda la casa. Y pedías más y más, eres insaciable. Pero, no me molesta.— Me guiñó un ojo, yo reí.

—Es en lo único que piensas. Además, estoy mojada— Sonrió pícara.

—Teniendo a tremenda figura en frente tuyo, es imposible contenerse.— Se acercó y me besó.— Y puedo hacer que estés más mojada que eso.

—No jodas.

—Solo a ti, bebé. — Dijo con una sonrisa.

—Eres una idiota, Jauregui.— La golpeé levemente.

—Pero, esta idiota, está loca por ti.— Fue empujándose encima mío, logrando recostarme, con ella encima, mientras me besaba.

Sus manos recorrían mi cuerpo, ansiosas.
Ya perdí la cuenta, de las veces en las que ella me ha amado, y esta se suma.






[Me agradan, aunque no voten.]
[Disculpen mi dislexia e incoherencia, a veces me desvío del tema (?)]

Los tacos de las CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora