Eran las cinco de la tarde, un joven musculoso con una gran armadura, en el que su pecho cubría una grandísima tela roja con un símbolo de un trébol se encontraba en una taberna para plebeyos, sujetando en su mano izquierda una jarra de cerveza.
+ ¡¡AGH!! ¡Qué rico está, maldita sea! ━ Dio un fuerte golpe a la mesa, haciendo que saltara pequeños platos de comida que había a su lado.
- ¡P-Pero príncipe mío, ten más cuidado, te vas a cargar algo con esos grandes músculos! ━ Decía el camarero mientras estaba limpiando algunos platos y jarras. Del susto que se había llevado, varios de esos objetos habían caído al suelo.
━ El joven carraspeó antes de hablar.
+ Lo siento Bhaj, pero ya sabes, estar ocupado con todo ese rollo de la realeza hace que me acabe agotando mentalmente. ¡Pero tú cerveza siempre está riquísima, algún día de esto me deberías de dar tu receta, ¿eh?!
El camarero se dio la vuelta, para servirle otra cerveza al príncipe. Se le notaba que estaba cansado, pues había visto perfectamente como un pequeño hilo de sudor caía por su gruesa frente, además que tenía el pelo revoltoso y olía un poco mal, ¿acaso aún no se ha duchado?
- Bueno, bueno, bueno, algún día de esto, tal vez cuando te haga reyes, acabe dándote la receta. ¡Oh, por cierto, se me olvidaba! Recibí esta mañana una carta, del reino de Griffinham, menos mal que has venido a la taberna, porque parece muy importante.
+ ¿Uh? ¿Una carta? ¿De Griffinham? ━ El joven mientras daba un trago ladeó la cabeza, alzando una ceja. ¿Acaso había pasado algo en aquel reino, donde estaba su mejor amigo?
- Pues eso parece, mi Señor. Tome, léalo. ━ Bhaj sacó de su bolso la carta que mencionó antes, y lo dejó con suavidad en la mesa.
El príncipe cogió la carta, y la abrió con mucho cuidado, pues aquel papel estaba demasiado cuidado. Tragando saliva, empezó a leer lo que ponía:
Oh, mi querido Miles, necesito urgentemente de que vengas a mi reino, ¡necesito tu ayuda! Mi reino ha estallado una guerra contra Aelholt. Teníamos una regla, y era no atacar al reino hermano, ¡pero mis rey han acabado rompiéndola! Ven rápido, con tu ayuda podríamos parar esta guerra, ¡y qué no se te olvide traer a tu hermoso dragón, nos vendrían bien!
Besos, Kathy.
El joven tras leer la carta le vino rápidamente una visión. En ella se podía ver perfectamente una silueta femenina, todo su alrededor estaba en llamas, y ella estaba tumbada en el suelo, llena de sangre y con una espada clavada en su tripa, en el mango se podía ver como un puñal de oso.
- ¿S-señor, se encuentra bien? ━ Se acercó, y dio una palmada, por si así podía reaccionar.
+ ¿A-ah? ━ El joven volvió a tierra tras haber escuchado aquella palmada que retumbó por sus oídos. ━ S-sí estoy bien... solo que, he de irme a Aelholt, al parecer Kath me necesita, ¡y urgentemente!
Rápidamente y dejando una propina en la mesa, se fue rápidamente, como si de un velociraptor se trataba. Aquel reino estaba en peligro, y posiblemente su mejor amiga podría llegar a morir... sobretodo por aquella visión que tuvo el príncipe.
+ Esto no puede estar pasando, hicieron una promesa... y lo han acabado rompiendo, ¿cómo es posible, ¡joder!? ¡Kathy, voy a por ti, ahora mismo!
Y parándose en medio del campo, dio un extenso silbido, que hasta se podía escuchar en las profundas alcantarillas que había por aquella zona. Quedando todo en silencio una gran silueta se alzaba por el castillo al atardecer. Tenía unas enormes alas, una gran boca y una hermosa escama rojiza.
+ Ahí viene... ━ Dijo en un susurro. Esperando a que su dragón llegase a la zona que se encontraba.
En un abrir y cerrar de ojo, aquella criatura ya se plantó enfrente de su amado amigo, Joe. Soltó un gran suspiro, que un pequeño viento que salía por su nariz, le dio en toda la cara del príncipe.
+ ¡Pero qué gran bienvenida, Hojl! Hacia un montón que no te veía. ━ Diciendo eso, empezó a subir por la espalda, estaba llena de heridas, heridas de guerras que tuvo hace millones de años. ━ Hey, Kathy nos necesitas, tenemos que ir a la de ya a Griffinham.
Y el gran dragón levantó su cuerpo y empezó a mover las alas. Los hierbajos empezaban a moverse por aquellos grandes aleteos. De un gran salto que dio, empezó a volar rumbo a Griffinham.
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Los cuatros reinos.
FantasyCuatros reinos, cuatros príncipes, cuatros grandes amigos. ¿Qué pasaría si uno de esos reinos, acaban rompiendo una promesa que hicieron su antepasado? ¿Qué pasaría si uno de tus mejores amigos acaban muriendo? ¿O quitándote el otro reino?