Beauty & Dark {JiHope/HopeMin}

◄Capítulo 1-. Aliento frío.

El frío comenzaba a entumecer sus extremidades haciendo que sus orejas, parpados, nariz y dedos se sintieran rígidos ante aquella aberrante y tortuosa temperatura. Un reloj marcaba cada desesperante segundo de su tupida agonía, quería gritar y ser escuchado pero su garganta se encontraba destrozada ya hacía rato. Escuchaba unas voces gritar y vociferar a su alrededor, corriendo de un lado a otro mientras él daba pequeños suspiros, profundos y lentos anunciando cuan cerca estaba de desaparecer de aquel hermoso mundo.

¿Hermoso mundo? Aquel mundo sólo le había traído torturas, desesperaciones que empeoraban cada vez más.

Sus parpados no lograban despegarse, la fuerza de su cuerpo era diminuta no tenía la capacidad de mover ningún ápice de su cuerpo. Era como si aquel cuerpo adolorido, adormecido y friolento no fuese de su propiedad, como si intentase controlar algo que no quería ser controlado.

Mientras divagaba en sus pensamientos post-mortem unos avellanados y brillosos ojos color caramelo en conjunto a una esplendorosa sonrisa aparecieron sacándole a su rostro una pequeña y deformada sonrisa mientras sentía una tibia lagrima deslizarse por sus gélidas mejillas.

¿Por qué lo había hecho?

Las incisiones dispersas en sus brazos le habían irritado mucho antes de que aquel flujo rojo carmesí comenzase a brotar manchando sus ropas y la claridad del agua de la tina en donde se encontraba, el liquido rojizo comenzó a brotar dejando pequeñas rosas que se iban deformando conforme su cuerpo daba pequeños espasmos por la hipotermia que a él arraigaba. En aquellos momentos pensó que finalmente se desvanecía, que finalmente caería hacía los pies de la muerte cuando realmente fue todo lo contrario, su cabello naranja llegó ondeando y alarmándolo en el momento en el que sus parpados comenzaban a cerrarse, su piel no llegaba a sentir el tacto de la contraria debido al frío pero aún así percibía el inminente calor que este emanaba.

—Todo estará bien ¿Sí? Jimin... Jimin por favor respóndeme...—.

Podía escuchar claramente su voz grave y aunque con cada segundo que pasaba el dolor de su cuerpo aumentaba la pequeña llama de la esperanza volvió a encenderse dentro de él.
Su cuerpo dio un respingo para que el contrario entendiese que aun vivía y que lo escuchaba con total claridad, levantó una de sus manos para lograr acariciar sus mejillas con las pocas fuerzas que en aquel momento tenía ensangrentando todo su rostro y cuello. Nunca le había visto destrozado, siempre llevaba una sonrisa en el rostro y aun al verle así él la mantenía, la mantenía mientras aquellos ojos color caramelo se llenaban de lágrimas.

Habían pasado horas en las que la pesadez que sentía sobre su cuerpo había desaparecido, sentía un tedioso tubo introducido en su nariz, deseaba arrancarlo. Lentamente abrió los ojos siendo cegado instantáneamente por la fluorescente luz blanca de la habitación en la que se encontraba, sus oídos captaron el sonido turbio de un aire acondicionado y una respiración pasiva en aquel lugar, cuando sus ojos lograron adaptarse al fulgor de la lámpara dirigió su mirar a sus muñecas las cuales se encontraban vendadas en su totalidad mientras sobre su torso y piernas reposaba un sweater color cobrizo y sobre el aquel peli azafranado que había aparecido en los momentos en donde pensaba que su vida estaba terminada.

¿Nuevamente me había salvado? ¿Por qué?

— Hoseok... ¿Qué haces aquí? — Preguntó dándose cuenta que su voz sonaba quebrada, su garganta seguía destrozada, no debía haber discutido con él la noche anterior, la noche en la que aquella depresión e inseguridad que nunca había podido superar había atacado por completo su ser y lo había llevado a aquella situación—.

Irguió su cuerpo en aquella incomoda cama sintiendo como su espalda se quejaba dolorosamente por aquel movimiento, aún sentía frío en sus huesos y su cuerpo se encontraba levemente somnoliento, se había percatado que su piel seguía muy pálida y sin el brillo habitual que poseía y que además de aquello las puntas de sus dedos se encontraban de un color purpúreo muy tenue haciendo que instantáneamente apretase sus manos con fuerza haciendo que aquel color desapareciera en su totalidad. Realmente se encontraba muy mal y aún no lo notaba, pero cayó en cuenta que si aquel chico estaba allí los demás debían de estar enterados.