10° • Caleidoscopio •

54 9 0
                                    

Comenzamos a bajar aquellas interminables escaleras, con el hombre que nos había recibido, bajando delante de nosotros. Parecía que no se iban a acabar nunca, hasta que en algún punto de la escalera, giramos a la derecha en plena bajada y luego bajamos un poco más, para variar. Al fondo pudimos ver una pequeña luz que parpadeaba, no intencionalmente, sino porque el que había montado aquella luz había hecho una chapuza con el cableado. Debajo de esa luz había una puerta metálica, con un panel a la derecha. Nos acercamos y el hombre puso la mano, dejando que el panel la leyera.

El panel no respondió, cosa que hizo al hombre resoplar enfadado y golpearlo con fuerza. Brais me miró, con los ojos muy abiertos, sorprendido. Yo me limité a encogerme de hombros, parecía que allí no funcionaban algunas cosas. Después de pegarle semejante castañón al panel, personalmente pensaba que lo había destrozado, volvió a poner la mano encima y esta vez sí, reconoció la mano del hombre, iluminándose en verde. Este miró al techo, con ojos de gloria.

La puerta finalmente se abrió, metiéndose lentamente hacia la pared, entramos dentro del gran habitáculo que protegía.

Era un lugar increíble, En el centro, se sostenía sobre el agua una plataforma enorme, sujeta por unos pilares gigantes de metal. De esta plataforma, salían varios puentes que conectaban con otras plataformas de menor tamaño, pero igualmente imponentes. Todo estaba lleno de cables, pantallas y sobre todo, gente. De la puerta habíamos salido ya en una de las plataformas más alejadas, eché un vistazo al borde de la barandilla, debía haber unos 8 u 9 metros de caída hasta el agua, no se veía el fondo al no estar iluminada.

Algunas de estas plataformas conectaban con las paredes del lugar, como excavadas en la roca, de donde salía y entraba gente constantemente. Había muchos huecos en la pared, del tamaño de una habitación, vacíos y sin nadie en ellos.

-Menuda tenéis aquí montada -Exclamé, con los ojos abiertos, esperando la respuesta del hombre que nos había recibido.

-... Chip -Fue lo único que me dijo. Metiéndose la mano en el bolsillo y devolviéndomelo.

-¿Gracias? Supongo -Fue lo único que encontré para decir. Tras asentir, volvió sobre sus pasos, cerrando la puerta metálica y subiendo las escaleras.

-Ese tío no está acabado, le falta un regao -Dijo Brais, riéndose.

-Supongo que sí.

-¿Has visto cómo mola esto? Parece la guarida de un superhéroe -Brais tenía cierto brillo en los ojos, casi de ilusión, me atrevería a decir.

-Lo extraño de todo esto es cómo consigue mantenerse en pie sobre el agua, esos pilares parecen fuertes pero... -Miré la plataforma -Semejante estructura, no sé.

-¿Eddie y Brais? -Dijo una voz masculina, aproximándose, llevaba también el pañuelo tapándole.

-Los mismos, ¿quién eres? -Dije, cruzándome de brazos.

-Eso quizá no importe mucho ahora mismo, me envían a buscaros para que os pueda guiar a la reunión -Aclaró el chico, me fijé un poco más, no tendría más de 25/26 años.

-Si tú lo dices... -Dijo Brais, mirando hacia arriba.

-¿Reunión? -Pregunté, alzando una ceja.

-Esto... -El hombre sacó dos varillas juntas de no más de 10 centímetros cada una, las separó y entre ellas se materializó un holograma, Brais y yo abrimos los ojos, sorprendidos. Echó un vistazo al holograma y luego a nosotros -Aquí pone que teníais una reunión para hoy con... -Hizo una pausa, analizándonos -Una reunión, para conseguir respuestas, creo.

-Ah, si es eso sí -Dije, suspirando. El chico había evitado completamente el decirnos el nombre de quién nos iba a recibir -Ya me había asustado, hoy en día...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 28, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

CaleidoscopioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora