Capitulo 1

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Erase una vez una prostituta llamada Maria.

Un momento. "Erase una vez" es la mejor manera de comenzar una historia para niños, mientras que "prostituta" es una palabra propia del mundo de los adultos. ¿Como puedo escribir un libro con esta aparente contradicción inicial? Pero en fin, como en cada momento de nuestras vidas tenemos un pie en el cuento de hadas y otro en el abismo, vamos a mantener este comienzo.

Erase una vez una prostituta llamada Maria.
Como todas las prostitutas, había nacido virgen e inocente, y durante su adolescencia había sonado con encontrar al hombre de su vida(Rico, Guapo, Inteligente, Etc.), casarse(Vestida de novia), tener dos hijos(Que serian famosos cuando creciesen) y vivir en una bonita casa(Con vista al mar). Su padre era vendedor ambulante; su madre costurera, su ciudad en el interior de Brasil tenia un solo cine, una discoteca, una sucursal bancaria, por eso Maria no dejaba de esperar el día en que su príncipe encantado llegara sin avisar, arrebatara su corazón y partiera con el a conquistar el mundo.

Mientras el príncipe encantado no aparecía, lo que le quedaba era soñar. Se enamoro por primera vez a los once años, mientras iba a pie desde su casa hasta la escuela primaria local. El primer día de clase descubrió que no estaba sola en su trayecto, junto a ella caminaba un chico que vivía en el vecindario y que asistía a clases en el mismo horario. Nunca intercambiaron ni una sola palabra, pero Maria empezó a notar que la parte que mas le agradaba del día eran aquellos momentos en la carretera llena de polvo, la sed, el cansancio, el sol en el cenit, el niño andando de prisa, mientras ella se agotaba en el esfuerzo por seguirle el paso.

La escena se repitió durante varios meses; Maria, que detestaba estudiar y no tenia otra distracción en la vida que la televisión, empezó a desear que el día pasase rápido, esperando con ansiedad volver al colegio y, al contrario que el resto de las niñas de su edad, pensando que los fines de semana eran aburridisimos. Como las horas de un pequeño son mucho mas largas que las de un adulto, ella sufría mucho, los días se le hacían demasiado largos porque solamente pasaba diez minutos con el amor de su vida, y miles de horas pensando en el, imaginando lo maravilloso que seria si pudiesen charlar.

Entonces sucedió.

Una mañana, el chico se acerco hasta ella para pedirle un lápiz prestado. Maria no respondió, mostró un cierto aire de irritación por aquel abordaje inesperado, y apresuro el paso. Se había quedado petrificada de miedo al verlo andar hacia ella, sentía pavor de que supiese cuanto lo amaba, cuanto esperaba, como soñaba con tomar su mano, pasar por delante del portal de la escuela y seguir la carretera hasta el final, donde, según decían, había una gran ciudad, personajes de la tele, artistas, coches, muchos cines y un sinfín de cosas buenas que hacer.

Durante el resto del día no consiguió concentrarse en la clase, sufriendo por su comportamiento absurdo, pero al mismo tiempo aliviada, porque sabia que el también se había fijado en ella y que el lápiz no era mas que un pretexto para iniciar una conversación, pues cuando se acerco a ella noto que llevaba un bolígrafo en el bolsillo. Espero a la próxima vez y durante aquella noche, y las noches siguientes, empezó a imaginar las muchas respuestas que le daría, hasta encontrar la manera oportuna de comenzar una historia que no terminase jamas.

Pero no hubo próxima vez; aunque seguían yendo juntos al colegio, algunas veces Maria unos pasos por delante con un lápiz en la mano derecha, otras andando detrás para poder contemplarlo con ternura, el no volvió a dirigirle la palabra, y ella tuvo que contentarse con amar y sufrir en silencio hasta el final del curso.

Durante las interminables vacaciones que siguieron, Maria se despertó una mañana con las piernas bañadas en sangre y pensó que iba a morir. Decidió dejarle una carta diciéndole que el había sido el gran amor de su vida y planeó internarse en la selva para ser devorada por alguno de los dos animales salvajes que atemorizaban a los campesinos de la región: el hombre lobo o la mula sin cabeza¹. Así, sus padres no sufrirían con su muerte, pues los pobres mantiene siempre la esperanza, independientemente de las tragedias que siempre les suceden. Pensarían que había sido raptada por una familia rica y sin hijos, pero que tal vez volvería un día, en el futuro, llena de gloria y de dinero; mientras, el actual(y eterno) amor de su vida se acordaría de ella para siempre, sufriendo todas las mañanas por no haber vuelto a dirigirle la palabra.

No llegó a escribir la carta, porque su madre entro en el cuarto, vio las sabanas rojas, sonrió y dijo: "Ya eres una mujer, hija mía".

Maria quiso saber que relacion habia entre ser mujer y el hecho de sangrar, pero su madre no supo explicarselo, simplemente afirmo que era normal y que de ahora en adelante tendria que usar una especie de almohada de muñeca entre las piernas, durante cuatro o cinco dias al mes. Luego pregunto si los hombres usaban algun tubo para evitar que la sangre les corriese por los pantalones, pero se entero de que eso solo les ocurria a las mujeres.

Maria se quejo a Dios, pero acabo acostumbrandose a la menstruacion. Sin embargo, no conseguia acostumbrarse a la ausencia del niño y no dejaba de recriminarse por la actitud estupida de huir de aquello que mas deseaba. Un dia, antes de empezar las clases, fue hasta la unica iglesia de su ciudad y juro, ante la imagen San Antonio que tomaria la iniciativa de hablar con el.

Al dia siguiente, se arreglo de la mejor manera posible, poniendose un vestido que su madre habia heho especialmente para la ocasion, y salio, agradeciendole a Dios que por fin las vacaciones hubiesen terminado. Pero el niño no aparecio. Y asi paso otra angustiosa semana, hasta que supo, por algunos amigos, que se habia mudado de ciudad. "Se fue lejos", dijo alguien.

En ese momento, Maria aprendio que ciertas cosas se pierden para siempre. Aprendio tambienque habia un lugar llamado "lejos", que el mundo era vasto, su aldea, pequeña, y que la gente interesante siempre acabara marchandose. A ella tambien le habria gustado irse, pero todavia era demasiado joven; aun asi, mirando las calles polvorientas de la pequeña ciudad en la que vivia, decidii que algun dia seguiria los pasos del niño. Los nueve viernes siguientes, conforme a una costumbre de su religion, comulgo y le pidio a la Virgen Maria que algun dia la sacase de alli.

Tambien sufrio durante algun tiempo, intentando inutilmente encontrar la pista del chici, pero nadie sabia a donde se habian mudado sus padres. Maria empezo a creer entonces que el mundo era demasiado grande, el amor, algo muy peligroso, y la Virgen, una santa que vivia en un cielo distante y que no escuchaba lo que los niños pedian.
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¹ En Brasil, según la creencia popular, es la concubina de cura que, transformada en mula sin cabeza después de su muerte, sale a galopar ciertas noches, asustando a los supersticiosos. (N. De la T.)

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2017 ⏰

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Once minutos - Paulo CoelhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora