Parte II.

2 0 0
                                    


Mi objetivo, mi vida mi camino ya no sé cual es. Sé que ha cambiado, porque antes ya lo fui transitando, pero antes era diferente. Iba de frente, sin mirar a la gente, siempre indiferente.

Pero mi punto de vista cambió, ahora más curioso me acerco a los límites. Como un borracho mareado voy de extremo a extremo, tropezando, cayendo con cada realidad. Saliendo del camino debido a los mareos de esta embriagadora confusión.

Acercarme al camino de antes, que ya no es tan recto, que ahora tienen curvas que vuelven a lo mismo, recordándome aquello que había olvidado qué se sentía.

Los recuerdo nunca se van. Fui feliz, aunque ignorándolo. Y esperaba olvidarlo, pero sólo cuando llueve nos podemos dar cuenta, de lo hermoso de los días soleados que cuando llegaron no supimos aprovechar. Esos tan hermoso recuerdos con el tiempo se vuelven borrosos, y van a parar al rincón más lejano de nuestro oscuro subconsciente, del cual los sueños, ( de esos que luego de despertar no podemos olvidar, ni dejar de sentir que fueron verdad) Ellos se encargan de traerlos a nuestro presente

Y ese nostálgico momento, es en el que de repente asoma tímidamente una sonrisa, que sólo puede significar una cosa, una sola cosa, que nos hace abrir los ojos del susto. No hemos olvidado.

Tal vez, olvidamos sólo algunos de los detalles de los buenos. Mas los que no saldrán nunca de la razón son esos que nos dañaron, esos que dejaron marca en el alma. Es triste saber saber que esos son los más fáciles de recordar, sin embargo, es cierto, pues el ser humano solo recuerda, manteniéndolo presente, lo que considera necesario. Importante.

Espero y quiero creer que es así, que éste no es más que un simple mecanismo de defensa del corazón, que nos hace recordar lo que nos hicieron para predecir lo que nos espera, y, los buenos los olvidamos porque de ahí no hay ya que aprender o temer.

Sin embargo, con esta naturaleza de auto preservación no estoy de acuerdo. Deberíamos cerrar el libro, no sólo dar vuelta la página. Tomar la pluma y empezar uno nuevo.

Sería más fácil, sin resentimientos ni la paranoica idea de que todo se repita, aunque sea arriesgado. Daría valentía y no dejaría espacio a la huida por sentir el peligro, seguiría sin importar nada, no habría presentimientos o malos recuerdos que nos adviertan. Pero, al fin y al cabo, seguimos adelante aún intuyendo que tal vez no termine bien.

Pero ahora si, soy uno de esos: de esos a los que les basta una corazonada, un presentimiento, un pequeño detalle que coincida con lo antes sucedido para desertar. Para alguien que sabe que si pasó antes, pasará de nuevo y que no tiene las mismas fuerzas que antes para marchar a la lucha sabiéndolo que posiblemente perderá, abandona.

La primera vez se marcha a la batalla, unas veces se gana y en otras ocasiones se deja una parte del alma. Se vuelve a casa, al comienzo buscando consuelo, pero no entero, sino con muchas cicatrices. Pero está en la vocación del ser humano volver a querer y confiar en las personas, ya que es lo que sabe hacer, volverá a marchar persiguiendo el sueño de poder ganar.

Pero y, si cada paso que das te acerca a la trinchera, al cañón encendido a punto de disparar y a la granada bajo tus pies amenazando a que tu mundo, y tú mismo vuelen en pedazos. Pasar a ser una simple historia, tan sólo un cuento en la vida de alguien más. Cuando te das cuenta de esto, mientras a lo largo del camino pierdes amigos y te traicionan aquellos en los que confiabas. Y todo vuelve a pasar, no te quedas a ver sólo para poder decir que te quedaste y fuiste el último en caer.

En ese instante lo único que sientes es el instinto de huida, correr es lo único en lo que piensas y te transformas en u desertor, que prefirió abandonar la lucha y salvar lo poco que le quedó de corazón, a morir en una guerra perdida en la que sabía que no iba a vencer, para poder tal vez en un futuro poder utilizarlo.

Y así es como te conviertes en una persona que anda sola en su camino o a lo mejor con un par de amigos igual de heridos que tú, esperando a la próxima pelea para poder probar que no fue en vano sobrevivir y creer que ésta vez sería diferente.

Yo ahora empiezo a recordar todo lo bueno que hemos vivido, las tardes, mañanas y noches llenas de sonrisas, gritos y carcajadas con amigos y no tan amigos que tal vez no eran lo que esperaba, pero en ese momento se mezclaron para pasar el rato y luego conformaron rutinas hermosas que por siempre atesoraré. He cambiado, lo sé. Ahora me importo yo, la última vez gasté mucho tiempo en personas que no valían algo tan importante como mi tiempo. Ahora antes de tener que terminar odiando a quienes en un momento me trajeron tanta felicidad. Prefiero dejarlos ir que presionarlos a revivir momentos que, como dice el dicho "Nada pasa dos veces del mismo modo". Nada va a ser como antes, la gente cambia y antes me encantaba, no lo niego, pero me tengo que acostumbrar a que no sea así.

Para que mentir, si me hubieran dicho lo que pasaría hubiera sido exactamente lo mismo porque no hubiera querido creer, esa tarde tenía el presentimiento de que nos estábamos despidiendo de todos, de que, al volver en unos meses no seríamos los mismos. Y lo peor. No me equivoqué.

Los que nos despedimos y nos separamos esa tarde no sólo tomamos caminos diferentes a nuestros hogares. Tomamos caminos diferentes en nuestras vidas.

A todos nos quedan los buenos recuerdos. Algunos preferirán olvidarlos porque tal vez no los valoren como yo. Pero para mi siempre seremos los desastres que hicimos, las risas que dimos los castigos que juntos recibimos.

prendmg#

De: un Muerto. Para: Un fantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora