Me enamoré de sus bailes, esos que solo él sabe hacer y como último eran ridículos, pero para mi, no hay mejor bailarín que él.
Cuando me abrazaba fuerte porqué decía que tenía miedo de perderme, y cuando me agarraba porqué sólo yo sabía que en ese momento tenía que quererle más que nunca.
Me enamoré de cada una de sus tonterías, incluso de las que me hacían rabia o cuando me imitaba con esa voz ridícula y volvía a tener 5 años.
Me enamoré de su risa, de esas risas evitabkes y que siempre contagian.
De sus repentinos cambios de humor o de cuándo me abrazaba para protegerme.
Me enamoré de cada una de sus preciosas pecas, todas tan perfectas y cada una en su sitio, sobretodo de esa que tiene escondida debajo de la nariz.
Me encanta cuando duerme y de vez en cuando abre los ojos para comprobar que yo sigo estudiándolo.
Me enamoré de sus recompensas y chantajes, cuando los dos nos hacíamos los duros para que yo superara algun miedo, sabiendo que a tu lado lo haría siempre.
Me enamoré de él.
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Noches Escritas
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