2. Preciosa.

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Despertó desorientada en un cuarto oscuro, estaba sentada en una silla, atada de pies y manos, consideró la idea de gritar para pedir ayuda, pero realmente no sabía en donde se encontraba y gritar sólo indicaría a sus agresores que había despertado. Decidió quedarse callada e intentar romper sus ataduras, las cuerdas comenzaban a hacerle llagas en las manos. Pasados unos quince minutos se escuchó un ruido fuera de la habitación.

–¡Vamos pedazo de inútil! Abre la puerta necesito entrar a verla.

Zoé había logrado deshacer el nudo de cuerda que le ataba a las manos, pero decidió quedarse callada y fingir que dormía, con un poco de suerte el tipo se iría y volvería cuando ella ya no estuviera, pero se equivocaba...

–Linda, quiero pensar que ya  despertaste –Zoé reconoció la voz como el tipo que la había noqueado, se lleno de coraje y pensó en darle un puñetazo directo en la cara, pero prefirió esperar. El tipo encendió una linterna, la cual apuntaba a su cara –Hermosa, no querrás hacerme esperar ¿o si?–Dijo en tono malicioso, a Zoé se le revolvió el estómago.
–¡Vamos hija de puta! ¡Despierta!–dijo aquel hombre mientras le daba una fuerte cachetada.
La chica abrió lentamente los ojos, la luz de la linterna le lastimaba la vista, trato de mirar a su agresor pero la luz solo dejaba ver la silueta de su rostro.
–Vamos, lindura, no quería golpear ese hermoso rostro que tienes. No creo que quieras que te rompa tus lentes de contacto dentro el ojo ¿o si?
–¿Lentes de contacto? –Fue lo único que Zoé atinó a responder.
–Claro, ¿o me dirás que de verdad tus ojos son color morado?
–Oh, no... Si son lentillas, odiaba mis ojos comunes. –La chica mintió, no quería revelarle la verdad a aquel hombre.
–Bueno, no me importa, como te decía hermosa, no creo que quieras hacerme esperar. –dijo mientras se acercaba a ella.–¡Oh! Pero que maleducado soy, primero hay que presentarnos.–dijo mientras encendía la luz de la habitación. El hombre parentaba unos 35 años, era alto, fornido y para nada atractivo; tenía una cicatriz en el rostro, cerca del labio. – Mi nombre es Matias, ¿y tú eres?
–Mariana.–giro la vista a otro lado.
–Ja, ja, ja. Ay pero que tierna, ¡Mira estúpida! –Dijo mientras tomaba el rostro de la chica–Mas te vale que me digas tu nombre verdadero.
–Es verdad, ese es mi nombre.
–No me quieras ver la cara, no me soltarias tu nombre tan fácilmente. Así que mas te vale que hables o si no...–Dijo mientras sacaba le mostraba una pequeña navaja afilada.–Te cortare la lengua por mentirme.
–Esta bien, esta bien... Mi nombre es Zoé.
–Vaya, que lindo nombre, pero no tanto como tú. –dijo Matías mientras se acercaba para darle un beso. Instintivamente Zoé se echó hacia atrás.–Mira mocosa, no te resistas o será peor, sinceramente no tendrás a donde escapar. Esta noche serás mía, si lo haces bien, quizás te conserve con vida, seria una lástima... Matarte.

Zoé cerró los ojos mientras Matías comenzaba a desabotonarle la blusa, tenía que pensar en algo, ya tenia las manos desatadas, pero no podría librar una pelea cuerpo a cuerpo, aquel hombre era por mucho mas fuerte que ella, entonces hizo lo que mejor se le daba: conversar y ganar tiempo mientras pensaba en algo mejor.

–Oye, oye, espera Marcos.–dijo mientras le lanzaba un mirada pretenciosa.
–Mi nombre es Matías, linda. –dijo el hombre echándose hacia atrás, mientras sonreía.
–Oh si, disculpa –Zoé esbozó una sonrisa avergonzada– ¿no podemos hacer esto un poco mas... Romántico?
–JAJA, no me digas que te gustan los clichés. Cielo, esto no es un hotel 5 estrellas, y tú no eres mi novia, sólo eres mi perra. –dijo mientras comenzaba a besarla con desesperación.

Y ahí fue donde Zoé perdió el control, no soportaría que aquel cerdo la tocara, no tenía un plan, pero si tenía un gran instinto. Rápidamente se levantó de la silla, la tomó con las dos manos y se la lanzó a Matias.  Éste, más que enojado, estaba sorprendido, no esperaba que su víctima se rebelara ante él, en sus segundos de confusión Zoé logró desatarse  piernas, busco una salida pero no parecía hacer ninguna.

–Ahora si firmaste tu sentencia, estúpida. Lástima, quería hacerte mía antes de matarte. –dijo mientras sacaba su navaja y miraba tranquilamente a la chica, sabía que no tenía escapatoria, fuera había tres guardias y acudirían al menor ruido.

Zoé tomó la silla de nuevo, pero Matias se la arrebato de las manos.
–Hoy no, linda. No eres mejor que yo.
Zoé divisó un revolver que colgaba del cinturón de su agresor, pero no sabía como conseguirlo. Corrió hacia una esquina, fingiendo estar asustada.

–No, Mati. Por favor, perdóname, ya no haré nada malo, lo juro. Pero no me mates.
–Se te acabaron las oportunidades, niña.–dijo mientras se acercaba lentamente hacia ella, no tenía prisa en matarle, no podría escapar.

Pero Zoé tenía otros planes en mente, corrió hacia él y cuando estaba a un metro de distancia, dio un brinco y le lanzó una fuerte patada en la cara. Matías cayó hacia atrás y se golpeo la cabeza con la silla. La chica le quito la navaja de las manos y el arma de su cinturón.

–¿Ahora quién es la perra de quien? –Dijo mientras apuntaba le apuntaba a la cabeza.
–Oh vamos, linda, esto no tiene porque ocurrir así, empezamos mal. Mira, fuera el mundo se esta yendo a la mierda, aquí dentro lo tengo todo, puedo ofrecerte una buena supervivencia, protección, comida y todo lo que quieras.
–Jaja, ¿después de que casi abusas de mi? No. Tengo otros planes, para ti.
–¡No, preciosa! Esto no es necesario, si disparas mi guardias entraran a matarte–Dijo Matias tratando de sonar seguro de si mismo.
–No vuelvas a llamarme preciosa. –Y disparó.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2017 ⏰

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