CAPÍTULO 1. No es un adiós.

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-¿¡ÁFRICA!? -exclamaron los dos a la vez.  La verdad ya me esperaba que reaccionasen así.

-Sí mamá, sí papá. Ya os comenté que quería ayudar, me he dado cuenta de que me encanta, y quiero hacerlo... tengo muchas ganas -respondí.

-¿Y no puedes ayudar en España? -sugerió sin éxito mi padre.

-Papá, quiero hacerlo. A Etiopía, concretamente. Allí necesitan a mucha gente, es uno de los países más pobres. Claro que puedo ayudar en España, pero se que allí es más urgente. Me he estado informando y si vieras las condiciones en las que tienen que vivir te derrumbarías. Bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos. Todos ellos conviven en una situación de pobreza extrema y no hacen más que pedir voluntarios que les ayuden.

-¿Pero cómo vas a ir? ¿Con alguna ONG o cómo? ¿Y cuándo te vas? Sabes que tienes que vacunarte y todo el rollo, ¿no? -me interrogó mi preocupada madre.

-Mamá, ya lo sé. Voy con la ONG de la que formo parte desde hace un año. Vamos unas cincuenta personas, más o menos. Quisieron contar conmigo y me lo ofertaron. Me he dado cuenta de que esto es lo que quiero, lo que necesito, y quiero probarlo. ¿Qué mejor que vivir nuevas experiencias y, encima, ayudando a los demás?

-Pero, ¿y la carrera de la universidad? ¿Lo vas a dejar a medias? -preguntó mi padre.

-A medias no, porque sólo llevamos un mes de curso. La dejaré hasta que vuelva -respondí.

-¿Y cuando vuelves? -preguntaron los dos a la vez.

-Dentro de tres meses. Tranquilos, que no me voy un año -dije intentando tranquilizarles. -Nuestro vuelo sale dentro de dos semanas. Pero no  os preocupéis, no me va a pasar nada, y dentro de tres meses me tenéis de vuelta, ¿vale?


Al final de la charla intentaron comprenderme y apoyarme. Es evidente (y yo lo sé) que a ningún padre o madre le hace ilusión que su hijo/a se vaya lejos de ellos por un tiempo. Pero también su función como padres es apoyarme, cosa que, aunque me costó 35 minutos de charla, hicieron.

Bien, ya se lo he dicho a mis padres, a mi hermana se lo comenté ayer y ... ¿quién me queda? Al resto de la familia se lo diré cuando ya esté allí. No puedo permitirme otros 35 minutos de charla con cada uno, en dos seanas sale mi vuelo y he de prepararme.

Me fui a mi apartamento, cené algo y encendí mi ordenador. Comencé a mirar vídeos de otros voluntarios que hicieron lo mismo que yo. La verdad es que no podía evitar sonreír cuando les veía allí, jugando con los niños, acompañándoles a la escuela, ayudando a las madres con sus bebés, construyendo chozas, repartiendo alimentos en el comedor... todo.

Me pasé como hora y media delante del ordenador, hasta que el sueño me comenzaba a llamar. Lo apagué, me lavé los dientes y me fui a dormir. La verdad es que este apartamento se me hace muy grande, y mira que es pequeño. Son esos momentos en los que te das cuenta de que echas en falta a esa persona con la que compartir tu vida, ¿me entendéis? He tenido oportunidades de estar con esa persona, pero me da "miedo". Hace medio año salí de una larga relación y, aunque hayan pasado seis meses, no me veo preparada para iniciar otra. Además, me cuesta enamorarme. Así que de aquí a que encuentre novio pueden pasar meses, años, o quién sabe.

En fin, ya era hora de dormir, mañana iría al médico a vacunarme y después a comprar agunas cosas necesarias para el viaje. Iba a ser un largo día. ¡Buenas noches!


A África, ¿por amor?Where stories live. Discover now