Reviviendo y recordando 2

368 20 6
                                    

Haruka como de costumbre no se podía quedar quieta, y contradiciendo a lo que Esther le había pedido comenzó a acercarse a las escaleras que llevaban al piso de arriba. La mayor parte de su infancia la paso en la casa de los Kaioh, si Haruka no estaba en la casa de Michiru, Michiru iba a la casa de Haruka y así era todos los días a menos que una de las dos niñas debiera viajar junto con sus padres, cuando tuvieron la edad suficiente podían negarse a los aburridos viajes de negocios. Habían sido amigas inseparables desde que tenían uso de memoria, iban al mismo colegio y solo se separaban para las actividades extracurriculares, Michiru se dedicaba a la música y Haruka al deporte, a los 15 años seguían siendo tan amigas como el primer día.

Subiendo las escaleras vino a la mente de Haruka el día que todo comenzó.

Ambas disfrutaban el estar juntas en todo momento, se bastaban la una con la otra, por eso no se preocupaban por tener muchos amigos. Pero su relación cambio un día que, como tantas otras veces, Haruka se había quedado a dormir en la casa de Michiru.

Mientras veían una película y tomaban un helado Michiru le comentó a la rubia:

- que guapo es el, no? – Haruka que no acostumbraba a oír ese tipo de comentarios de parte de Michiru frunció el ceño y contestó.

- ¿de verdad crees que es guapo? – Michiru rió por la reacción de su amiga – más que yo? – arremetió la rubia

- vamos tonta, tu sabes que eres la mas hermosa del mundo – dijo golpeándola suavemente en la nariz con su cuchara llena de helado – Michiru asintió y se acercó a ella -

- entonces, ¿porque no te fijas en mi? – Pregunto un tanto triste – Michiru se acercó lentamente a su boca y estando a centímetros de ella desvió su destino y limpió el helado que tenía en la punta de la nariz con su lengua, haruka que esperaba otra cosa quedo perpleja. Michiru volvió a posarse frente a ella y luego de saborearse los labios le contestó -

- ya me he fijado en ti – jamás se había sentido tan feliz, sintió como su corazón quería salírsele del cuerpo, había esperado mucho para oír una declaración de ese estilo de parte de michiru, por miedo a ser rechazada no se había atrevido a confesarle sus sentimientos. Cerró los ojos y se acercó a ella buscando un beso pero la violinista la frenó colocándole el dedo índice en la boca, Haruka abrió los ojos y vio que Michiru le sonreía y por un momento pensó que había entendido todo mal.

- ¿y tu no piensas admitir que te gusto? – Haruka arrugó el entrecejo, devolviéndole después la sonrisa -

- me encantas – dijo apresuradamente y sin darle oportunidad a Michiru de arrepentirse se fundieron en el que sería el primer beso, explorando con ternura y amor por primera vez sus bocas, sintieron como además de sus cuerpos, sus almas habían estado siempre conectadas, en ese momento ambas se dieron cuenta de que estaban hechas para estar juntas. Durante los meses siguientes vivieron su tierno romance a escondidas de todos. El revuelo que algo así podía causar en sus familias las divertía aun mas, se querían, gustaban y disfrutaban tanto, que no podían dejar de besarse en cada oportunidad que se les presentaba.

No pudo evitar sonreír al recordar ese momento y tantos otros vividos en esa gran casa y esa escalera en particular, sintió el impulso de volver a visitar la habitación que antes había pertenecido a Michiru, caminando por el corredor vio a través de la ventana que daba al parque trasero la gigantesca alberca. Sintió como su corazón latía con fuerza por el hecho de recordar aquel día. Su expresión volvió a cambiar esta vez a una de profundo coraje.

Meses después de su primer beso, se encontraban Haruka tomando sol al costado de la alberca y Michiru platicándole desde el agua. El padre de Michiru estaba de viaje como de costumbre y su madre había ido de compras, cuando era así tardaba por lo general todo el día, entonces las dos adolescentes se sentían con total libertad en la casa. Luego de insistirle largo rato a Haruka para que la acompañara en el agua Michiru salió de la alberca y se sentó a su lado.

Aroma a CanelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora