Recordando

1.8K 122 28
                                    

POV Temari

Me desperecé luego de ver claridad en la habitación, no sabía bien donde estaba, una pared color verde no me decía mucho. Estiré mi brazo izquierdo y me topé con un bulto, extrañada decidí mirar hacia el lado, ¡sorpresa!, un chico estaba durmiendo a mi lado. Por instinto, levanté la sábana que me cubría, confirmando que no tenía prenda encima; cerré mis ojos y tragué saliva, debía investigar al hombre en cuestión. Me puse de rodillas sobre el colchón y comencé a inspeccionarlo; estaba durmiendo de lado dándome la espalda, no podía ver su rostro, pero sí su cabello, era negro, largo, algo desordenado; de repente se giró quedando boca arriba y pude reconocerlo enseguida.

—Nara Shikamaru —musité, abriendo mis ojos desmesuradamente por aquel deleite visual.

Era el chico con peinado de piña, compañero de mi hermano Gaara desde la primaria. Aquél que siempre se dormía en el sofá de mi casa, cuando hacían trabajos en grupo; el que se echaba en el césped para disfrutar de las nubes, cuando no había nada más que hacer; el que encontraba todo problemático. Nara Shikamaru, el vago que me observaba de soslayo cada vez que yo revoloteaba cerca de mi hermano, el que me regalaba una media sonrisa cada vez que me veía, el que me miraba con cara de tonto cuando yo sonreía; ahora él yacía a mi lado, durmiendo muy relajado.

No pude evitar sonreír con picardía ante tamaña sorpresa, me senté otra vez en la cama y comencé a recordar cómo había terminado en el apartamento de este guapo espécimen; sí, porque para mí, «él estaba como quería», era realmente un monumento. Bueno, era menor que yo, pero eso no era impedimento para encontrarlo atractivo, aunque nunca demostré un interés especial por él, ni ayer ni hoy, no porque no me gustara, sino porque pensaba que no se veía bien la diferencia de edad; además estaban mis hermanos, que siempre han sido muy sobreprotectores conmigo, pese a que eran menores que yo, estaban dispuesto a golpear a cualquier chico que tuviese un interés por mí o viceversa. Incluso ahora estando los dos estudiando en la misma universidad que yo, tenían esas aprensiones conmigo, supongo que por eso no me duraban los novios, me los terminaban espantando a todos.

Cerré mis ojos y una secuencia de imágenes empezó a desfilar por mi mente, estaban algo confusas, pero podía entender más o menos lo que sucedió ¿o no? Me quedé meditando con los labios apretados. ¿Cómo iba olvidar lo había hecho anoche? , por supuesto que no, soy Sabaku no Temari, el alcohol no podía conmigo, soy la más resistente entre mis amigas, unos simples tragos no borrarían lo que hice anoche ¿o sí? Bueno de lo único que podía estar segura, era que anoche me había ligado a Shikamaru en la discoteque, y ahora había despertado junto a él.

Recordaba muy bien las primeras horas de anoche en el antro, mis amigos y yo, estábamos pasándola muy bien entre música, bailes y tragos. Hasta ahí estaba todo claro, pero los recuerdos que venía a continuación estaban difusos, habían algunas lagunas que me impedían repasar todo vivido anoche. Comencé a revivir las pocas imágenes que tenía dispersas en mi mente, estábamos junto a los amigos de Gaara, el por qué estábamos con ellos, no lo sabía, pero eso ya no importaba. El instante en que fui abordada por Shikamaru, tampoco lo recordaba, o sería yo quién lo embaucó con una sonrisa y un movimiento insinuante, ¡vaya, incógnita!, lo único que recordaba de ese momento, era la voz de Naruto gritando a Shikamaru que aprovechará la oportunidad, ya que mis hermanos no estaban presente, esto el rubio lo dijo cuándo... ¿cuándo estábamos bailando en la pista?, ¿y en qué momento me sacó a bailar ese vago?, ¡maldición!, otra laguna en mi mente, me mordí en labio inferior molesta, respiré hondo y decidí seguir repasando los pocos recuerdos que tenía, no sabía muy bien que canción estaba bailando, pero de un momento a otro Shikamaru me tomó de la cintura y me apegó a su cuerpo. Esa sensación de sentirlo tan cerca despertó mis sentidos, por lo que comencé a tantear con avidez el terreno, mis manos se deslizaron suavemente por su playera, presionando tortuosamente la tela que cubría su piel con mis uñas, lo sentí tensarse, por lo que decidió separar un poco nuestros cuerpos. Dirigió una de sus manos hacia mi rostro para alzarlo, y así poder mirarme directamente a los ojos. Al cruzar nuestras miradas, noté que ya no era su típica mirada cansina, sino otra, que denotaba determinación; se veía más maduro, más grande, más sexy, estaba completamente embelesada con ese chico. Lentamente se inclinó hasta el nivel de mis labios para atraparlos en un cálido beso, instintivamente llevé mis manos alrededor de su cuello, él volvió a aprisionar mi cuerpo con sus brazos, apegándolo exquisitamente al suyo. Poco a poco, la intensidad del beso fue aumentando en la pista de baile; no nos importaba nada alrededor. Sentir su lengua entrelazada con la mía era una sensación muy placentera, única, yo prácticamente estaba en el cielo y... ¿?... ¡Rayos!, no recordaba más, ¿cómo era posible eso?, ¿qué hice para merecer esto?, bueno, había bebido como «barril sin fondo», pero estábamos celebrando haber pasado todas las materia del semestre.

La problemática de mis sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora