--Nico no voy a hacerlo-- sonaba enojado.
--Ya po amor-- le susurra en el teléfono-- te extraño mucho.
--Yo también negro, pero no sé, nunca he echo esto po, y me da cosa.
--¿Y por qué amor? si no será nada fuera de lo común.
--Pero igual...-- da un suspiro, transmitiéndole al otro que lo estaba pensando.
--Ya po bebé, si te gustará, te lo prometo-- dijo coqueto.
Desde que Nicolás estaba en Japón el rojo lo extrañaba mucho y viceversa; ya llevaba muchos días fuera del país y eso desesperaba al nico más que al jaime.
--Te odio.
--Yo te amo-- se nota la felicidad en su voz-- te voy a mandar una foto, y cuando estés listo me llamas-- hace el sonido de un beso y cuelga.
Jaime ve la foto y se recuesta en su cama, dios mío, ¿cómo tiene la suerte de tener un pololo tan rico y a la vez tan caliente? (sonó como a comida ja) Eso no quita que él también lo sea.
Con tan solo ver la foto ya se estaba excitando, se sentía como si volviera a tener 15 años, con mariposas en su estómago y sintiendo el rubor pasar desde su cuello a sus mejillas.
Lo llama nuevamente, rogando por que contestara rápido.
--¿Si bebé?
--Si quiero nico-- se escuchaba suplicante, casi poniéndose de rodillas aun que él no lo viera.
--Bueno amor-- ríe despacio, nunca se rendía en lo que realmente quería-- ¿estás en tu pieza?
--Si...-- ya estaba empezando a tocarse, puso el altavoz para poder admirar la foto de su pololo.
--Muy bien-- escuchó los suspiros de su pareja-- ¿te estás tocando mi amor?-- su voz salía en un tono inocente, como si no supiera lo que estaba haciendo.
--No aguanto bebé, perdón-- menos mal que su familia había viajado al sur por el cumpleaños de su abuelo-- te amo nico-- los gemidos eran cada vez mas audibles, sabía de antemano que al nico le prende que el Jaime de una manera u otra se queje, lance gemidos roncos y suspiros.
--Yo también te amo mi rojito-- Nicolás se encontraba en su pieza del hotel, los chiquillos habían ido a caminar para estirar las piernas, mientras él se quedó excusando que se sentía cansado-- ¿Amor?
--¿Si?
--Si estuviera allá contigo ¿qué me harías?-- Nicolás a propósito hacia la voz más infantil para que el otro le diga todo lo que tenía que decirle.
--¿Qué no te haría cariño?-- sonríe un poco, imaginándolo al lado de él, acariciando su miembro.
--Dime... quiero que me digas que me harías si estuviera contigo en este momento-- ahora él se estaba tocando, con mano firme yendo lentamente.
--Te acorralaría en mi cama, dándote besos desde el cuello bajando lentamente-- se ponía sucio cuando se trataba de hacer el amor, su voz cambiaba a una más ronca y pausada-- no te dejaría escapar de ninguna manera.
--Créeme que no lo intentaría-- se baja el calzoncillo que ocupa de pijama y acelera sus movimientos.
--Recuérdame que cuando llegues no te salvarás de lo que te espera-- lo dijo en un tono serio, adentrándose en lo que respecta la sensualidad.
--No te preocupes, que cuando llegue iré directo a tu casa. Ya quiero que ese día llegue-- gime bajo, de alguna manera le calienta imaginar lo que le espera en unos cuantos días.
--¿Por qué eres tan impaciente nico?-- autoridad, esa es la palabra que define al Jaime en este momento.
--Te necesito demasiado amor-- masajea la cabeza de su pene, estimulándolo más.
--Yo también mi negrito; imagino que estás aquí conmigo bebé, tocándome como me gusta, rápido y sin piedad...
Nicolás estaba extasiado, estaba tan metido en el rol de satisfacerse que sin darse cuenta estaba metiéndose el dedo anular. No pensaba mucho en este momento y teniendo la voz del Jaime, diciéndole cochinadas prácticamente al oído, mejoraba la situación al 100%
--Amor... no imaginas como estoy ahora.
Jaime no se quedaba atrás, estaba semiacostado, apoyado en su respaldo. Teniendo la mano izquierda sosteniendo el celular mientras que la otra masajeaba su glande rápidamente.
Estaban concentrados más que nada en la voz del otro y en sus manos, las cuales les ayudaban en los días solitarios. Agradecían que se tenían el uno al otro, sin importar el sexo o la distancia que los separaba.
--Te extraño mucho, te amo como a nadie he amado Jaime-- al estar estimulando su parte baja, se hacia cada vez más sensible al contacto.
--Me encantas nico, amo todo de ti, tu perfecto cuerpo subiendo y bajando sobre mí, amándonos como nos gusta amor...-- estaba cerca, al estar lejos el simple contacto los llevaba lejos de este mundo.
--Me tienes loco amor y lo sabes, pecaremos juntos hasta que no podamos más-- tocó su punto exquisito, estimulándolo de manera jugaz.
--Imaginando que estoy desnudándote en mi cama, pidiéndome que te haga el amor-- no quiere seguir con esto de alguna manera, lo extraña demasiado, doliéndole en el corazón por no tenerlo a su lado.
--Imaginándome que está tu cuerpo prendido en fuego al igual que el mío, soñándonos en tus sabanas haciendo el amor; mmmh... amor me vengo-- deja de estimular su entrada, concentrándose en el contacto de su mano con su miembro.
--Me conviertes en un animal bebé-- sonríe, el también estaba cerca, cada vez acelerando más sus movimientos de la base hasta el tope, apretando de vez en cuando el tronco.
No estaban acostumbrados a hacer este tipo de cosas y lo sabían muy bien, por la simple razón de que casi nunca se separan. Eran personas estables, las cuales de vez en cuando salían de vacaciones, ya que simplemente su trabajo no les permite darse los suficientes lujos. Pero eso no los desmotivaba en lo más mínimo; les gustaba hacer cosas nuevas y ésta era una de esas.
Dejando que la imaginación los consuma, usando tácticas en sus propios cuerpos las cuáles usarán en los próximos encuentros.
Ambos llegaron a su punto máximo, Nicolás arqueando su espalda y Jaime cayendo derrotado en su cama.
Sintiéndose llenos y vacíos al mismo tiempo.