Capítulo 1.

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Narra Patry. Me desperté y Ana estaba durmiendo, supuse que aún estarían todas igual, pero yo ya no podía dormir y salí de la habitación. Eran las 9:30, iba a desayunar pero decidí ducharme primero y así me espabilaba. Como todas estaban durmiendo, entré en el baño que estaba al final del pasillo. La verdad es que nuestra casa era bastante grande, teníamos 4 habitaciones con 2 camas en cada una, y 2 cuartos de baño. Yo compartía habitación con Ana Millán, María con Ana Galisteo, y Andrea estaba sola, ya que compartía con Mara y ella se había ido un tiempo a Italia, no sabíamos cuando volvería. Cuando terminé de ducharme ya se habían levantado todas.

-Buenos días chicas.

-Buenos días -contestaron todas-

-Uf, por fin viernes.

-Si, ya era hora.

-¿Que plan para esta noche?

-Podríamos salir luego un rato.

-Por mi vale.

-Por mi también.

-Yo no se, luego os lo digo fijo.

-¿Y tu que se supone que tienes que hacer Andrea?

-Quiero quedar con Alex, llevo muchos días sin verle.

-La parejita feliz. -Dijo Ana Galisteo sonriendo-

-Bueno, eso de feliz esta por verse.. -Contestó Andrea-

-Yo también tengo el lunes el ultimo examen, pero creo que si saldré, mas o menos me se el tema.

-Chicas yo voy a dar una vuelta y a ver si veo algunas zapas. ¿Alguna se viene?

-Yo te acompaño, así miro algo para esta noche.

-Pues vamos a vestirnos y venga.

Narra Ana Millán.

Andrea dijo que iba a salir así que decidí acompañarla yo. Quería aprovechar por si encontraba algo para por la noche y ella quería unas zapas nuevas, así que fuimos al centro comercial.

-¿Que te quieres comprar?

-Quiero mirar algo para esta noche, pero no se el que.

-Pues, no se. Vamos primero a que compre yo las zapas y después buscamos lo tuyo, como aun no sabes que comprarte pues por eso.

-Si, me parece bien. Así también voy echando un ojo por donde pasemos.

Fuimos a comprar las zapatillas, y como no Andrea se compró unas vans. Ahora me tocaba a mi, prácticamente nos recorrimos todo el centro comercial. Pero por fin encontré algo que mas o menos me convencía. Un vestido rosa pastel de palabra de palabra de honor.

-Te queda genial.

-¿De verdad? No se...

-Que si tonta, estas guapísima.

-Ay pues, no se hable mas, este entonces.

Compramos el vestido y nos fuimos a a casa. Yo tenía unos tacones del mismo color que el vestido así que no necesité comprarme calzado. Cuando llegamos a casa le enseñé a las chicas el vestido y les encantó a todas.


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