Malcolm's POV
– Malcom Mathew Carrington, puede salir, han pagado su fianza.
– Ya tardaba.- Digo bajito.
– ¿Qué dices?- Y me empuja con el cañón de su arma.
– Que no encontraba.
– ¿El qué?– Su dignidad o inteligencia.
– El día en el que saldría de aquí.
– Si por mi fuera no saldrías de aquí jamás, sé lo que has hecho.
– ¿Con qué pruebas?- Y se calla.
Me pide que le siga por un largo pasillo y algunos internos me desean suerte o me insultan, catetos todos. Después de un paseo se para enfrente de una ventanilla y escucho que le dice al cristal con rejas que me devuelva mis pertenencias y unas manos con las uñas muy bien cuidadas sale por una obertura y me las da mientras le susurra algo a otra persona de detrás del cristal.
– Parece un gangster.- Susurra una.
– Pues sí, mira que desperdiciar su vida así, solo se vive una vez y lo aprovecha de esta manera.- Contesta otra, decidí hacer oídos sordos. La misma cantidad de zombies repitiendo la misma frase, anda y ahogaos todos, coño.
Salgo de aquel maldito lugar ya con mi ropa puesta, mis tejanos raídos por las rodillas, la camiseta sucia de aceite para coches y mi chaqueta de motorista, aunque no me acuerdo dónde aparqué mi Harley, si al norte o al sur.
Afuera me espera mi amigo de la infancia -y mi mano derecha- Michael George Willson -demasiado británico, pero muy sádico-. Estaba fumando maria enfrente de la cárcel, muy inteligente de su parte.
Cuando se da cuenta de mi presencia se separa de su Ferrari 458 Spider, hace ademán de limpiar la zona en la que estaba apoyada y se acerca a mi sacándose sus gafas de sol -era de noche- y enseñando todos sus dientes.
– Hey tío.– Me saluda.
– ¿Qué pasa Mike?- Chocamos las manos como lo hacíamos antaño.
– Oye, son las diez de la noche, te vienes a 4:20?
– Sabes que yo no ingiero mi propia mercancía, es dinero que pierdo.- Dije como si se tratara de la mayor obviedad.
– Es cierto mi señor,- Dice con demasiada educación.- ¿me permite fumarme su droga, su majestad?- Me río mientras niego con la cabeza ante su comentario y ante su reverencia.
– Haz lo que te venga en gana cabrón, ya sabes que odio que me hablen así.- Le pego un zape.
– Ya lo sé, hijo de puta- me da un puñetazo en el hombro.- Pero me gusta tocarte los huevos.
– Pues cuando quieras tío, aquí los tienes deseosos de 3 semanas sin desahogarse.– Soltamos una sonora carcajada mientras me subo en el asiento del copiloto.
– Asqueroso, ya sabes que no soy como tú, yo quiero una almeja o un mejillón, no una butifarra.
– Yo prefiero llamarla morcilla albina.- Y entre risas enciende el coche y yo la radio, esperemos que no sea largo el trayecto.
Cuando se acerca a un edificio en ruinas, cual frecuento para pintar sus paredes con mis obras de arte, le digo que aparque enfrente, no es mi casa oficial, yo ya tengo una cama y cuatro paredes donde "refugiarme", pero no sé en qué momento dejé de llamarlo hogar a aquello, ahora me resguardaba en un edificio abandonado.
Salgo del coche, cojo mi móvil que tenía guardado en la guantera, me despido de Mike y entro en aquella estructura, subo las escaleras a paso ligero, abro la puerta atrancada hacia el ático con una ganzúa que escondí entre los ladrillos y cuando la abro el frío impacta contra mi cara.
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Blurryface
General FictionJackson Jayden Canterville, bisexual, vive en uno de los barrios ricos de Idabel, Oklahoma. Su vida perfecta llena de lujos y caprichos se ve ofuscada cuando su orientación sexual no es la que Dios dijo, eso produce maltratos psicológicos y físicos...