"El camino se hace al andar", dicen, y tu piensas positivamente "¡Es verdad! ¡Debería empezar ahora mismo!", y así te hechas andar, lo que no te dicen, es que a veces andar es demasiado lento, y poco a poco te quedas sin comida, agua y comienzas a comer lo que sea por tal de sobrevivir, como piedras, hierba, a tus amigos... Puede que aún no hubiéramos llegado a la última fase, y puede que me haya tomado el refrán de una forma muy literal, pero ahora ya te haces una idea de nuestra situación. Hacía dos días que habíamos empezado nuestra emocionante aventura mágica, y pese a haber intentado comer lo mínimo para que la comida durara lo máximo posible, ya nos estábamos quedando sin alimento. Las noches por suerte empezaban a ser cálidas y pese a dormir al raso, no tuvimos frío. Habíamos llegado a un bosque, y en su interior, encontramos un lago, en el cual había dejado descansando a Nari y Fenx, ahora me encontraba avanzando poco a poco por el bosque, en busca de comida, con Sandor como arco. Me acordé de mi infancia, haciendo exactamente lo mismo, junto a mi hermano mayor, me parecía tan lejano... Pero me obligué a apartar aquellos recuerdos de mi cabeza, debía concentrarme, encontrar algún animal suelto. Pasé un buen rato dando vueltas, en absoluto silencio, hasta que finalmente encontré un par de conejos y más tarde, un tercero, los cuales, cuándo conseguí llevarlos de vuelta al lugar dónde descansaban Nari, Fenx y sus familiares, Nari y Kaendra me miraron con mala cara, y después me lanzaron una mirada acusatoria, aunque después de cocinarlo Nari no tardó en empezar a devorarlo con un hambre voraz, como la de todos.
Ya entrada la tarde, reemprendimos la marcha hacia Sorthem, atravesamos el ancho río y el bosque, y caminamos hasta bien entrada la noche, hasta que divisamos las luces de la ciudad al pie de los montes en los que nos encontrábamos.
-Deberíamos ir directamente a la ciudad y pasar la noche allí antes de que cierren las puertas -opinó Fenx-
-Es verdad, así nos aseguraríamos de que cualquier animal salvaje no nos atacará -dije a favor de la propuesta- Estos días hemos tenido suerte con la lluvia y no encontrarnos con nada hostil, estaría bien dormir un poco más tranquilos.
-No deberíamos acercarnos esta noche. -negó Nari- Tres niños caminando solos por la noche llamarían demasiado la atención, en cambio, si nos acercamos de día con gente entrando y saliendo de la ciudad pasaremos más desapercibidos y evitaremos preguntas de los guardias.
-Ella siempre tan practica -dije con cierto tono de burla-
-¿Entonces dormimos aquí mismo? -dijo mientras me daba un codazo y se tumbaba-
Fenx también se tumbó y se quedó mirando al cielo, yo opté por sentarme y sacar a Sandor, el cuál brillaba más que el mismo Sol, ciertamente no era el mejor compañero para operaciones sigilosas nocturnas.
-Oye, ¿no puedes bajar tu brillo un poco?, preferiríamos que no nos vieran. -le pregunté, cegado por su luz-
-¡Pero nada puede brillar más que yo! -replicó-
-No os peleéis, venga -dijo mientras sacaba a Banan, el oso, y lo usaba como un pequeño muro para tapar nuestra luz de la ciudad, además de apoyar su espalda en él-
Juntamos algunos palos cercanos y los pusimos en el centro para hacer una hoguera, Sandor con su "ardiente personalidad" la encendió. Después acabamos con lo que había sobrado al medio día, con esperanza de que en Sorthem encontraríamos más comida. Después de un rato en silencio, se me ocurrió preguntarle algo a Sandor:
-¿Qué buscamos en Sorthem? ¿Una llave para entrar a la ciudad de tormenta?
-No. -negó- Buscamos un viejo amigo, él nos puede ayudar a mejorar vuestras habilidades rápidamente, ahora mismo vuestro poder es...impredecible.
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Cronicas de ceniza
FantasyEn un mundo de magia dónde la humanidad ha conseguido dominar la ceniza, la niebla y la escarcha y las usa para moldear la realidad, sigue la historia de Servo, un escultor de ceniza que deberá embarcarse en un viaje por lejanas tierras para encontr...