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MIÉRCOLES
Toda la noche la había pasado en velo, había intentado tomar un té con algunas hierbas para que eso incentivara el sueño y no había servido para nada. Me había quedado por dos noches seguidas viendo la luna desde el balcón de mi habitación, cubierta por una enorme manta.
La falta de sueño empezaba a hacer de las suyas, unas bolsas debajo de mis ojos eran prueba de que no estaba durmiendo lo suficiente, estaba pasando por las clases de manera desapercibida y haciendo el mayor esfuerzo por no caer dormida en la mesa.
Lo único que pasaba por mi cabeza era como estaba en ese momento Christoffer, si él se sentía igual que yo; aunque no haya tenido la oportunidad de verlo.
Solo necesitaba que se acercara, que me pidiera hablar y poder aclarar esta estúpida situación. Se que es absurdo pero no puedo evitar sentirme tan indefensa, como si hubiera perdido toda la voluntad, sin poder concentrarme en todo lo demás que tengo que enfrentarme en la vida y sintiendo como si no hubiera salida de esto.
—¿Sigues sin saber nada de Chris? —me tomó por sorpresa el cuestionamiento de la rubia.
Ni siquiera había notado que se había acercado hasta mi casillero, supongo que estoy mas distraída de lo que me imaginaba.
—No, ni siquiera lo he visto aquí en Nissen. Siento que está evitándome. —solté como un lamento, no se en que momento había perdido mi ánimo, pero se que tenía que ver directamente con Christoffer.
—Es un completo idiota. —afirmó Noora, tratando de darme apoyo.
Solté una leve risa, porque efectivamente se trataba de uno de los mayores idiotas de este lugar y sin embargo, seguía sintiéndome perdida por su ausencia. ¿Como era posible que alguien como él podía tener ese peso y esa importancia para mi?
—Eso no cambia como me siento por él. —repliqué continuando con ese humor lleno de ironía, esa lastima que estaba sintiendo por mi misma.
La primer chica que había sido mi amiga desde mi llegada a Oslo se quedó pensativa mucho mas tiempo de lo normal. Como si algo en mis palabras la hubiera hecho cuestionarse a si misma.
—¿Y si le dejas una nota en su casillero? —propuso con entusiasmo.
—¿Una nota? —murmuré insegura.
—Si, eso hacía él contigo cuando no querías saber nada de él. Escríbele una nota diciendo que quieres verlo y déjala en su casillero. —explicó su idea, su plan había sido como una nueva teoría sobre la vida humana para mí.
—Tienes razón, jamás lo hubiera pensado. —repliqué con entusiasmo, la mala cara había quedado atrás y ahora solo estaba abrazando con todo el cariño a mi amiga.
Noora tuvo que ir a su siguiente clase, yo aprovecharía que estaban los pasillos vacíos para poder dejar la nota en el casillero de Chris.
