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MIERCOLES
Vilde.
Chicas, tengo una gran noticia, estoy segura de que todas estarán entusiasmadas.
Chris B.
¿De qué va?
Vilde.
Pista... Penetrators.
—¿De qué crees que vaya esto de Vilde en el grupo? —le cuestioné a la rubia mientras le mostraba los mensajes en la pantalla de mi móvil.
—Nos invitaron a su russ bus... —respondió levantando los hombros, restándole toda importancia a la información que estaba compartiendo conmigo.
—¿En serio? —fue lo único que atiné a decir, me sentí avergonzada de no saber sobre la invitación.
—¿No lo mencionó Christoffer? —por primera vez en toda la conversación mi amiga se giró a ver mi rostro.
—Si, solo lo había olvidado. —repliqué fingiendo una sonrisa.
—Vale... —declaró insegura por mi respuesta, pero no quiso profundizar y yo lo agradecí—. ¿Vamos a clase?
VIERNES
Chris.
¿Vienes?
Simone.
Si.
Solo dos palabras intercambiamos mediante un mensaje de texto, solo un par de horas antes de ir a pasarla al russ bus. Tan siquiera le importaba si estaba ahí o no, aunque no me hubiera dicho nada al respecto.
Nos habíamos reunido en mi departamento desde temprano, para comenzar a beber y arreglarnos acorde al evento. Vilde seguía dispuesta a llamar la atención de William, lo cual era bastante triste y mas sin poder saber lo que en realidad sucedía con Noora. No pude evitar poner suma atención en lo que hacía Eva, se que no debía de sentirme así, pero no podía negar que me estoy sintiendo amenazada por ella.
Caminamos para encontrarnos con el grupo de último año, desde lejos se escuchaba todo el ruido que ocasionaba el grupo.
Al entrar al bus al instante me topé con una mirada castaña, Chris estaba ahí recibiéndome con su característica sonrisa. Volví a sentir una revolución en mi estomago como la primera vez y no pude evitar responder de la misma manera, con una enorme sonrisa de vuelta.
—Ven aqui. —murmuró en la cercanía, después de caminar hasta quedar frente a mi.
Sin previo aviso, sin anunciar lo que haría y seguro de si mismo como solo él sabe, puso sus manos en mi cintura y de un simple jalón ya tenía sus labios sobre los míos. Nuestros alientos alcoholizados con un toque de menta se mezclaron por menos tiempo de lo que me gustaría.
