Capítulo 1

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¡Por fin! Terminaron las aburridas vacaciones de verano, estaba ansioso por volver al colegio y no es que mi vida estudiantil fuera la mejor, pero me encantaba estudiar, sentía que me estaba preparando para un futuro mejor. Pero este sería mi último año de preparatoria y quería aprovecharlo al máximo.

-Hijo, ya está el desayuno, apúrate ó vas a llegar tarde a la escuela -gritó mi mamá desde la cocina.
-Ya voy. -contesté. Terminé de arreglarme y me dirigí hacia la cocina.
Cuando entré, mi mamá y mi hermano ya estaban desayunando.
-Buenos días, mijo ¿cómo dormiste?
-Bien, má, gracias.
-Ándale, desayuna para que empieces bien el día -dijo poniendo frente a mí un plato de chilaquiles que se veía delicioso.
-¿Listo para tu primer día de clases enano? -le pregunté a mi hermanito mientras comíamos.
-No, no quiero volver a la escuela -dijo haciendo pucheros -es horrible y me aburro mucho.
-No es cierto, la escuela es muy divertida y seguro que lo vas a pasar muy bien con tus amigos, quizá y hasta consigas una novia. -¡NO! ¡las niñas son tontas y no saben jugar con los video juegos ni siquiera saben jugar a las guerras y se quejan todo el tiempo! -exclamó indignado. Se veía tan tierno que me dió risa.
Cuando me di cuenta ya era tardísimo, y si no me daba prisa llegaría tarde a la escuela.
-Bueno, yo ya me tengo que ir, má, deme la bendición.
-Sí, mijo , cuídate y pórtate bien. Te aviso que hoy no voy a poder llegar temprano, porque me salió chamba con la señora Cantú, para que le cuide a los niños, así que hazme favor de recoger a tu hermano cuando salgas de la escuela, dejé comida en el refrigerador para que coman en la tarde que lleguen. -Sí amá, ya me voy, nos vemos al rato.

Salí de mi casa y me encaminé rumbo al colegio donde estudiaba. Era un colegio de renombre, al que asistían hijos de ricos, yo por mi parte, era el chico pobre del colegio, mi mamá trabajaba limpiando casas de gente adinerada o cuidando niños, y si yo asistía a una escuela así, era gracias a una beca que había ganado debido a mi alto promedio.

Tan pronto como llegué a la puerta de la escuela, escuché la voz de alguien a mis espaldas, alguien a quien no quería ver hasta que fuera realmente inevitable.
-¡Pero miren a quien tenemos aquí! ¡Si es el pobretón becado del instituto! -dijo para después reírse sonoramente.
Opté por ignorarlo, pero me jalóneo bruscamente, haciéndome trastabillar.
-¿ A dónde crees que vas?
-Creo que es obvio ¿no? Voy a entrar, no quiero llegar tarde el primer día de clases.
-Oye, oye no me gusta tu tono de voz, estás en mi colegio y no te permito que me hables así.
-¿Tu colegio? -pregunté burlándome-No sabía que era tuyo y de hecho no veo que tenga tu nombre en ningún lado, así que si me permites voy a entrar. -dije dejándolo pasmado junto a la entrada.

Cuando entré en el aula que se nos había asignado y dejé mis cosas en un pupitre vacío, alguien me cubrió los ojos.
-¿Quién soy ? -preguntó una agradable voz familiar.
-¿El fantasma de Canterville? -pregunté en broma para terminar recibiendo un zape bastante fuerte en la cabeza.
-¡Ana! -exclamé abrazando a mi mejor amiga -eso dolió. Un mes sin vernos ¿y me recibes a golpes?. -reclamé cuando me soltó.
-Eso es culpa tuya por decir que soy un fantasma -se defendió -además, yo tan buena que soy, te había traído algo, pero por grosero conmigo, no te lo daré.
-

No seas mala, solo era una broma, además yo también te traje algo.
-Ay pues que chistosito -dijo molesta -a ver ¿qué me trajiste?
-Adivina.
-¿Un video tuyo participando en una orgía homosexual?- preguntó emocionada mientras sangraba por la nariz.
-¡Por supuesto que no, chica podrida!-contesté a punto de estallar de vergüenza, dado que Ana a veces (por no decir siempre) tenía unas ideas bastante extrañas y pervertidas.
-¿Entonces?
-Gomitas en forma de oso-respondí dándole la bolsa.
-Grazie mille -contestó antes de meterse una gomita a la boca.
-Di niente signorina, é un piaccere.

Solo tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora