Susurros del corazón

Capítulo I

Colores cálidos pintan el infinito cielo haciendo referencia a la hora del ocaso, marcando consigo el final de aquel monótono día para Lukas Salazar, él en ritual de agradecimiento se abre paso hacia el porche y así poder disfrutar de aquel hermoso espectáculo de matices que le brindaba la madre naturaleza.

Muchas personas podían pasar por desapercibido dicha gama, pero él simplemente no podía, le encantaba apreciar los más pequeños detalles de la vida, y cómo no hacerlo si el bosque donde él reside hace aún más increíble el paisaje; viendo cómo los árboles hacen arcos,  déjando pequeños espacios donde se filtra la poca luz haciendo un contraste de colores esquicitos, los cánticos de los pájaros producen una armoniosa melodía, y el echo de ver como el sol se esconde detrás del prado para ver que a la mañana siguiente éste se levanta de una manera gloriosa era algo sin igual.

Pero aún así había algo que le emocionaba más a Lukas y eso era la llegada de la luna, como cada noche él la contemplaba, admirando su belleza y regalando una nostálgica sonrisa al vacío, él empieza un monólogo totalmente improvisado dónde le súplica a la joya de la noche una compañia, una sóla noche sin soledad, alguien que lo haga sentir vivo, vivo como su pasión, como su esperanza hacia el futuro el cual resguardará lo que es  y lo que quiere ser, donde su esencia  mantenga un poco de cordura lejos de su locura, alguien que sea su fuerte, y que los brazos de aquella persona sean su mejor armadura, la cual lo proteje y lo destruye si así lo quisiese, y el corazón de su buena amada sea su único y verdadero hogar...

Lukas al terminar su plegaria como de  costumbre se fue a acostar, pero sorprendente no se sentía tan vacío como otras noches, ese día en particular se sentía escuchado, como sí algo en él o en su vida hubieran cambiado; al no querer dar más vueltas al asunto por saber lo ridículo que se escuchaba decidió dormir, pero si él tan sólo supiera que los deseosos no son una tontería y que su vida cambiaría severamente, aunque el destino no sabría explicar si para bien o para mal.