Mate...

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Capítulo #1: Mate...

Drew P.D.V.

Desperté en un ambiente fresco, pero un dolor fuerte en la parte trasera de mi cabeza le quedo lo lindo al momento.

Un quejido salió de mis labios que me obligo a tocar la zona adolorida, pero lo único que toque fue una textura que supongo es venda o algo parecido, para el dolor que sentía es este momento, supongo que tuvo que ser algo fuerte.

No recordaba muy bien lo que paso, solo recordaba una mirada, una mirada realmente penetrante y a la vez..., era como si me sintiera seguro y protegido con ella.

Un chico de bata blanca entro a la habitación, pero, no era ingenuo. Sabía que estaba en un hospital, no sé si era por tener una aguja pegada a mi vena o por lo blanco de la habitación. Pero, el "doctor" se veía muy joven para el trabajo.

-Ya veo que despertaste. No te han podido registrar por no saber nada acerca de ti, haz llegado como sí la tierra te hubiese escupido... -susurró otra cosa tan bajo que no pude escuchar, aún estando solo unos pocos pasos de distancia.

-Pues, me llamo Drew Byrne, ¿Necesitan mi edad? -asintió -, tengo veinte y siete años. -anotó los datos en una libreta.

-Esta bien, joven. Pero necesitamos saber de donde vino para llamar a algún familiar, pero si no, tendremos que llevarlo a la cárcel. -mis ojos se abrieron como platos, no quería ir a la cárcel. Ese lugar mugriento y apestoso.

-Despertaste...

Esa voz...

Levante rápidamente la mirada y vi al dueño de esa voz, de la última voz que recordaba antes de acabar aquí.

-¿Es pariente de usted? -pregunto el "doctor". No le presté atención y mire los ojos del chico parado frente al umbral de la puerta.

Esos ojos...

-Sí, doctor. Es mi primo y vine a visitarle. -¿¡Que mierda acabo de decir!? El chico sonrió y el doctor asintió, saliendo de la habitación, pero no sin antes despedirse del desconocido "primo".

-Nos vemos luego, Mark. Ya puedes pedir la alta de tu primo, solo fue un fuerte golpe en la cabeza. -él asintió.

«Mark... »

-¿Como te sientes, Mate? -se acercó quedando a pocos pasos de distancia, me sentía intimidado bajo su mirada, me sentía como una pobre hormiga en comparación a un gran elefante.

Llevaba un camiseta negra que se adhería a su torso bien formado, y unos vaqueros que tentaban descubrir que había debajo del cinturón.

«¿¡En qué mierda piensas!?»

Negué con la cabeza, para luego sentarme con las piernas cruzadas en forma de indio, sobre la camilla. Levanté la mirada para verlo...

Esos malditos ojos...

Su entrecejo fruncido me saco de mi trance. -¿Qué te duele? ¿Llamo al doctor?

Le paré, -¿Qué? Yo estoy bien.

-¿Seguro? Habías negado hace un momento, puedo llamar al doctor, no hay problema. -era tierno de su parte hacer esto por un desconocido, pero fastidiaba.

-Estoy bien, solo fue un golpe en la cabeza. -él asintió, apretando su mandíbula. ¿Y ahora a esté qué le pasa?

-Vale, recoge tus cosas, nos vamos. -sus voz cambió drásticamente, volviéndose fría e hiriente. ¿Habré sido muy rudo de mi parte? Negué.

«Yo solo le dije la verdad. »

Quité la aguja de mi brazo lentamente, evitando que doliera o cortará más de la cuenta.

Tenía la misma vestimenta que cargaba antes de llegar aquí, con el detalle de estar todo sucio de lodo y quien sabe que otras cosas. Mis botas estaban hechas un desastre, junto con el bordillo del pantalón, lleno de lodo seco, no tan difícil de quitar.

Observaba la habitación como si fuera una preciosidad para admirar, pero no, era solo una simple habitación de hospital común y corriente, con lo único llamativo en ella era un ventanal, que se llevaba gran parte de la pared al lado izquierdo de la cama, y daba una vista al patio de este.

Camine hacia la silla al frente de la camilla en donde estaba metida dentro de una bolsa mi chaqueta.

Camine hasta aquella silueta robusta. Parándome a su lado y levantando un poco la mirada.

«Si pensabas que era alto, él me ganó. »

Asintió hacia mi dirección y emprendió camino fuera del hospital.

•••

A D E L A N T O

-¿¡Qué mierda te pasa!? ¡Aléjate de mí o llamo a la policía! -al pensar que mis palabras podrían llegar a herir a alguien, me sorprendí que él podía hacer mejor que nadie. Se acercó más a mí, él causaba un escalofrío que hacia olvidar todo los problemas que me atormentaban, mi pasado y hasta mi futuro se ve mejor en sus manos.

Aquellas manos que ahora me están sacando a puño y patadas de la habitación de invitados.

«¿Por qué mierda no me puedo defender? ¿Por qué me quedo inmóvil aceptando todo lo que él me dice? »

Porque aunque mi cerebro se había desconectado de la realidad y ahora se encontraba divagando en mis pensamientos, podría escuchar cada una de sus palabras.

Y vaya mierda que dolía.

Lonely Wolf  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora