Accidente inesperado

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Tú, tan cercano y tan distante. Tú, tan amable y tan idiota. Tú, que no sabes nada pero adivinas lo exacto. Tú, el de la sonrisa efímera y el dolor eterno...
Eres único en muchos sentidos y tan igual a todos en otros, me pones nerviosa y me haces enojar la mayor parte del tiempo... No sé quién eres, quiero saberlo, quiero correr y verte ahí, quiero saber qué piensas, que sientes... Quiero que sanes para verte sonreír... Me encantaría darte lo que necesitas... Quiero entenderte y ser suficiente, darte esperanzas de que un día todo estará bien, que todo será bonito, que el sol volverá a brillar... En poco tiempo has movido mi vida tan radicalmente que me cuesta acordarme de quién era hace un tiempo, ahora hasta escribo diferente, ya no invento historias, ni personajes, ni idealizo algo, ahora escribo sobre esto, la vida real...
Eres tan inesperadamente perfecto, tan idiota, tan sereno... Eres como un océano entero, agresivo, pasivo, doloroso, amistoso, cálido, peligroso, inevitable, fundamental...
Y toda esa careta, ese tú que me desconcierta desaparece cuando vuelas a la tierra donde los sueños se hacen realidad, donde nada malo existe, donde ser tú está bien y nada puede hacerte daño... Entonces mi calma vuelve, y no me siento desconcertada, ni tengo prisa porque ahí estás, sereno, en paz, tranquilo, ferozmente dormido... Eres un accidente inesperadamente bonito...

Relatos de un Amor EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora