| Prólogo |

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Lo frío de la noche quedaba bien con el suéter que usaba, dude de si llevarlo conmigo antes de salir de la casa pero no había sido una mala decisión. Mis manos resguardaban algo de calor al estar guardadas en mis bolsillos.

La soledad era tan superficial que no se notaba del todo que mi corazón desolado pedía a gritos su regreso. ¿No había sido obvio? Lo quería conmigo, lo necesitaba conmigo.

Me descargaba pateando cualquier pequeña piedra que conseguía en mi camino sin rumbo, era estresante estar sin saber nada de él, los nervios y la duda me carcomían, asomé mis pequeñas manos por los bolsillos y saqué mi móvil, busqué su contacto y dudé en si debía de llamar o no.

Chisté sin decir nada y guardé el teléfono, me había acostumbrado a la rutina, él se había acostumbrado a la rutina de cada pelea y eso tenía que cambiar.

Supe que él buscaba lo mejor para ambos, pero se equivocó al pensar que lo mejor para mi era esta dolorosa separación, el tiempo lo borra todo, pero jamás borrarían sus caricias y besos compartidos y robados.

Sin pensarlo tenía ganas de llorar, tan solo sus recuerdos me ponían así, él era mi vida entera, dependía de él para ser feliz, sin embargo ¿Qué sería de mi ahora que él simplemente ya no estaba? Sus sonrisas, sus tratos, su amor...

Se iba haciendo tarde y ya era para que estuviera en la casa, aunque nada me importó y seguí vagando tanto en la calle como en mis pensamientos, ya no habían casi transeúntes presentes así que podía llorar con más tranquilidad.

- Aparece...- dije en un hilo de voz que hasta yo mismo escuché difícilmente. Eso sonó más a suplica que a una simple palabra, una palabra que era la verdad, necesitaba que apareciera. 

La casa de los recuerdos, los parques de la felicidad, todo tenía un nombre que ambos en su tiempo decidimos colocar. Suspiré con mucha melancolía y seguí en mi camino.

- Tócame...- me abracé a mi mismo mientras imaginaba que eran los brazos de aquel chico que en poco tiempo se había convertido en todo para mi.

La noche en que supe que era correspondido... solo él no podía dejar todo de lado así como así ¿De verdad me amó? ¿Me seguirás amando? Contesta esas preguntas vacías.

- Ámame...- si en algún momento me llegaste a querer, entonces esto no sería nada más que una súplica tonta.

Yo lo amé como nada, y lo sigo amando, sin importar como se comportó hasta el último momento, sin importar esas duras palabras antes de irse completamente, sin importar este cruel abandono.

Llegué a un lugar de la ciudad que no conocía...

- No estaría en esta ciudad de no ser por ti... yo lo sacrifiqué todo... ¿Qué hiciste tu por mi?- las lágrimas salían mientras levantaba mi rostro esperando encontrarme con el rostro contrario justo en frente de mi.

Decidí ir a un bar que no quedaba muy lejos, o eso pensé mientras volvía a empezar a caminar.

"- Siempre me tendrás."

En el momento esas palabras sonaron más que ciertas y me dieron alas para seguir creyendo en ese amor que parecía de nunca acabar.

Caminaba pesadamente mientras dejaba que la noche creciera más encima de mis hombros, la luna llena se alzaba y era la luz que me acompañaba, además de la de los faroles de la calle.

Todo en mi interior era profundo dolor, esperaba una llamada, un mensaje, una señal de vida. Pero era obvio que no pasaría, su ida esta vez era definitiva.

La distancia que él impuso entre nosotros ¿De verdad funcionaría? Sentía que era una perdida total de tiempo ya que ambos nos acostumbramos a la compañía del otro. ¿Estaba mal quererlo después de esto?

¿Realmente te irás? | YoonMin |Where stories live. Discover now