El olor a café en el lugar era cada vez más intenso, inspiré ese profundo olor y cerré mis ojos para disfrutar de este. Era fascinante como ese simple olor causaba mil y un emociones en mi.
- Buenas tardes, ¿En qué podemos ayudarle?- preguntó muy cordial una chica sumisa que supuse era la mesonera.
- Buenas tardes, me gustaría un simple café acompañado de un postre cualquiera.- dije dándole de vuelta el menú que anteriormente me había pasado, la chica solo asintió y desapareció de mi campo de visión.
Me entretuve jugando con una inofensiva servilleta, la hice una pequeña bola y comencé a jugar con ella colocando la sal y la pimienta de cada lado, para formar una pequeña cancha.
La chica no tardó en llegar con mi pedido y disfrute de este. La gente que había poco a poco se iba dispersando, no me imaginaba que hora sería pero seguí bebiendo lentamente de aquel vaso.
Mire la diminuta bola de papel y la tomé, la aventé lejos y... noté que sin querer le di a un cliente que allí mismo estaba, me sonrojé notoriamente, el chico se giró para ver de donde se había salido la bola y me miró fijamente a mi, tragué duro.
El chico peliverde se acercó a mi y se sentó conmigo.
- ¿Fuiste tú?- seguía analizando a aquel chico prepotente que estaba justo en frente de mi.
No dije nada pero asentí en silencio, ruborizándome por el simple hecho de aceptar esa travesura.
Él solo sonrió de una manera muy retorcida, ¿Era una mueca de dolor? Sonreí nerviosamente.
- No me conoces mocoso así que no te busques problemas.- escupió en mi cara antes de levantarse de una manera muy ruda e irse de mi mesa, quedé temblando.
Suspiré levemente dejándome llevar por él hasta que lo perdí de vista, ni siquiera compró algo, analicé todo rápidamente y para ser sincero la cara de modestia del chico reflejaba algo de angustia, cuando lo golpeé con la bola de papel él estaba fijándose en los precios.
Compensaría mi estúpida mala acción con algo bueno, me acerqué a la barra y pedí un café con un postre cualquiera para llevar, tenía esperanza de encontrarlo cerca del lugar para darle mi "regalo" de disculpas.
Una vez pagado todo salí en busca del peliverde.
Caminé observando todo con suma delicadeza, era un chico con un color de cabello verde menta, así que no debería de ser difícil de encontrar.
Llevaba cierto tiempo tratando de encontrar al chico y justo cuando me iba a dar por vencido vi cuando salió de una tienda de discos. Me acerqué y logré alcanzarlo, no encontraba como llamar su atención y como no sabía su nombre me fijé en su apariencia, se veía mayor que yo.
- ¡Hyung!- caminaba muy rápido tratando de llegar a su lado, él caminaba muy rápido- ¡Hyung!
El chico giró con un rostro lleno de duda y en cuanto se dio cuenta de que era yo se detuvo y rodó los ojos.
- Por fin... te alcancé.- me faltaba un poco el aire ya que no estaba acostumbrado a caminar rápido o hacer ejercicios.- toma.- le tendí el "regalo" y este solo lo miró con asco.
- ¿Qué se supone que es esto?- preguntó dejándome con la bolsa tendida y aún con sus manos en los bolsillos.
- No es comida como tal, pero es algo de café y un postre, el café sigue caliente.- sonreí mientras le tendí una vez el "regalo".
Se giró de una manera muy repentina y me volvió a dejar con el pedido tendido. Fruncí mi ceño mientras lo seguía otra vez, no me dejaría con el "regalo" comprado.
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¿Realmente te irás? | YoonMin |
FanfictionSoportaba el dolor que causaba verlo empacar sus cosas, mantenía fé en que se arrepentiría, sacaría la ropa de la maleta, me besaría, me diría "Te amo" y todo volvería a la normalidad, como siempre. Que chico terco, quería que se detuviera, que dije...