Alterando el destino

2 1 0
                                    

Al abrir los ojos Ray vio que eran luces lo que le cegaban, estaba en otro lugar, un salon enorme de una mansion, había mucha gente bailando al ritmo de canciones ya pasadas de moda y un cartel colgado en la pared que ponía Feliz cumpleaños Sara.

- ¿Pero qué diablos? ese tipo andrógino me ha traído a mi­ pasado, fue esta noche en esta mansion donde ella y yo.- Recordó lo ocurrido en el pasado, actualmente lo que pasará en un futuro inmediato.

La anfitriona borracha se le acerca bailando y pegándose a Ray, el recordó que fue el quien le siguió el rollo y una cosa lleva a otra, esta vez lo evitara, es más evitará que cualquiera tuviera relaciones con ella hasta que se le pasara la borrachera y la resaca.

Así­ pues por el momento le siguió el juego hasta llegar a la habitación donde ocurrió aquel desliz, justo cuando ella empezaba a quitarse los zapatos de tacón y aún con el vestido de tubo rojo que llevaba Ray la freno a quitarse algo más y la tumbo con suma facilidad en la cama.

Ella seguía insinuándose ya fuera verbalmente o con gestos y posturas sin levantarse de la cama, Ray se mantenía con la mente bien fría, la tentación era mucha pero no quería cometer el mismo error, Sara se canso de ver que Ray no reaccionaba así­ que tomo la iniciativa tirándose encima de el.

Ante tanta presión cualquiera cedería y disfrutaría del momento pero estando de borrachera era inapropiado incluso si esa acción hacia que su hijo Sam jamás llegara a existir, Ray le dio un golpe en la nuca haciendo que Sara perdiese la consciencia y tras nuevamente ponerla estirada en la cama Ray se mantuvo despierto todo el tiempo sentado en la cama, mirando a Sara, sintiendo paz interior mientras escuchaba en las habitaciones de al lado ruidos y gemidos de otros que estaban en plena acción.

Tras el amanecer del siguiente día el silencio reinaba y todos se habían marchado, todos menos Ray que seguía despierto, al poco rato despertó Sara con resaca y dolor en el cuello pese a que no quedo marca alguna del golpe.

- ¿Eh, quien eres, ah maldita resaca, pero en serio qué haces sentado a mi lado?- Tras decir todo eso reacciona sobresaltada saliendo de la cama y apartándose de Ray.

Ray no se movía solo la miraba inexpresivo por fuera pero feliz por dentro pues había cambiado su destino, el de Sara y el del hijo que se rehusó a tener.

-Relájate, la fiesta termino, me arrastraste a esta habitación, querías pasar una buena noche haciendo ya sabes que cosas, me provocaste innumerables veces yo me mantuve firme protegiendo tu castidad, si no me crees lo tengo grabado en mi­ teléfono móvil, tómalo y mira los videos.- Ray saco de su bolsillo uno de los primeros teléfonos móviles que incorporaba la funcion de grabar videos cortos.

Sara tras ver los videos y sonrojarse más y más a cada video que veía le temblaba el pulso, realmente Ray se mantuvo distante pese a que ella no cesaba en hacerlo, tras terminar de ver los videos le devolvió el móvil avergonzada.

- Yo, yo, lo siento. Te pido perdón por actuar de ese modo, yo no soy así­ para nada y gracias por cuidarme, esto sigo sin recordar tu nombre.- Sara pidió disculpas avergonzada y sonrojada pensando en lo que podría haber pasado, cualquier chico hubiera cedido al primer intento.

-No hay porque disculparse, cuando estamos borrachos tendemos a hacer locuras y si no recuerdas como me llamo es porque no me lo preguntaste, me llamo Ray y este año me gradúo como profesor de educación física.- Explico Ray extendiéndose un poco.

Tras esa corta conversación Sara tomo más confianza en Ray pues mostro claramente que no era el típico chico que se aprovecha de cualquiera y que era más maduro de lo que su edad podría mostrar, se intercambiaron los números de teléfono y Ray se fue a su casa satisfecho de haber remediado su error.

Con el tiempo se fueron llamando para saber como le iba la vida a cada uno y en alguna ocasión se citaron para charlar más abiertamente, con el paso de los años esa relación de amistad se volvió en algo más profundo, luego se casaron y tuvieron a un hijo que le llamaron Sam.

Poco tiempo después estaban los tres de compras navideñas en un centro comercial, su mujer Sara estaba en una tienda de ropa, su hijo Sam se fue al wc y fue entonces cuando recordó aquel terremoto, grito a pulmón que habría un sismo muy fuerte en pocos minutos, nadie le presto atención excepto Sara que se acerco a el algo confusa y su hijo que también estaba confuso.

Y entonces tuvo lugar el terremoto, mientras todos gritaban asustados hacia todos lados y todo se rompía y paredes se agrietaron Ray cargando a un Sam mucho más pequeño que el que conoció y Sara que corría junto a el salieron a la calle, varias explosiones causan incendios menores y algunos accidentes de vehículos por las sacudidas atemorizaban aun más a la gente, tras ellos el centro comercial colapso, seguramente fue en ese momento donde el murió, pero esta vez no, los temblores cesaron y los equipos de rescate de todo el país se volcaron en rescates y curar a heridos graves y leves, gracias a que Ray grito en el centro comercial no murió tanta gente.

Tras unos años todo regreso a la normalidad en la ciudad y un monolito en una plaza recordaba ese fatídico día, en este esculpido una frase Un grito de esperanza desconocido, haciendo una clara referencia al grito que Ray dio en el viejo centro comercial donde ahora había una plaza muy frecuentada y dicho monolito en el centro.

Una niña se acerco a leer esa frase se pregunto quien lo hizo, su hermano de unos 10 años mayor que ella le respondió, sus padres estaban observándolos sentados en una banqueta a pocos metros.

- Hermanita, fue nuestro padre quien grito, yo tenía apenas 5 años pero algunos recuerdos permanecen incluso si eres pequeño.- Respondio Sam acariciando la cabeza de su hermanita Ridya, mientras Ray y Sara intercambiaron miradas agarrados de la mano cruzando los dedos de uno con el otro y regresando sus miradas a sus retoños.

FIN



Project AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora