Lo prometido es deuda.
...
On fire.
Epílogo.
Sasuke amaba a su esposo y a sus dos hijos, eran el motor de su vida. Sin embargo, cuando a las cuatro de la mañana escuchaba el ruido de algo quebrarse no recordaba ese amor tan puro que sentía. Naruto dormía plácidamente a su lado, acurrucado arriba de su brazo, sabía que el rubio no se movería de su lugar. Hace unas horas atrás lo había casi violado (porque el esposarlo en la cama para comprobar nuevas experiencias después de un largo día de trabajo no podía denominarse de otra forma), no tenía ni la voluntad, ni la paciencia para atender a sus dos demonios.
Menma y Sora, no podían nombrarse de otra manera, aunque tuvieran el rostro más angelical del mundo -rubios y de ojos azules- no tenían nada de santos. Eran dinamita pura, el que estuvieran despiertos a tan temprana hora se lo confirmaba casi todos los viernes.
Se levantó, se puso un pantalón holgado y bajando las escaleras de la segunda planta no pudo evitar suspirar. Sentía la necesidad de seguir durmiendo, pero conocía de ante mano lo hiperactivos que eran esos mocosos.
—Voy a decirle a Sasuke lo que hiciste, Menma.
—Si te atreves le diré ya-sabes-qué 'ttebayo.
—¡No te atreverías 'ttebasa!
Oh, sí. Sus hijos no le tenían ni una pizca de respeto; solían llamarle Sasuke o teme cuando tenían la menor oportunidad. Los gemelos sólo le "respetaban" cuando estaban en la casa de sus abuelos porque sabían que Naruto no soportaba que Mikoto o Kushina le reprimieran por el tipo de educación tan liberal que les daba. Su progenitor rubio les daba miedo, porque sólo intervenía cuando algo realmente malo pasaba.
—¡¿Qué diablos está pasando aquí, mocosos?! — vociferó llamando la atención de ambos.
Los niños de seis años se miraron entre sí, por suerte, había sido Sasuke quien había despertado y no su otro padre. Naruto les pondría una fuerte reprimenda, por no decir, unos dolorosos azotes por haber quebrado por sexta vez la pantalla plana del cuarto de videojuegos.
—Métete en tus asuntos, viejo— respondió Menma, regularmente era el más conflictivo de ambos, quien siempre inducia al otro a sus travesuras.
—Suficiente, engendro, si no quieren pasar las próximas vacaciones con el habanero sangriento es mejor que me digan que fue lo que hicieron.
—No nos intimadas, anciano — respondió Sora con la intención de apoyar a su hermano.
Sabía que una vena en su frente estaba comenzando a crear arrugas en ella. Ellos acabarían con su paciencia, en ocasiones recordaba lo mucho que había añorado su nacimiento, todo lo duro que había sido aquel año donde Naruto estuvo en terapia intensiva. No se arrepentía de sus hijos, pero no entendía como se habían vuelto tan malcriados.
Kushina solía decir que eran idénticos a su hijo. Y era verdad, ninguno de los dos tenía alguna característica de su familia. Físicamente eran dos mini copias de su esposo, incluso, ambos tenían las tres marcas en cada mejilla.
—Voy a despertar a Naruto si no me lo dicen —amenazó, se sentía como una esposa haciendo ese tipo de comentarios, ¡era ridículo!, ¡era imposible que no pudiera contra sus propios hijos!

ESTÁS LEYENDO
On fire.
Fiksi PenggemarSer padres no sería fácil, no cuando sólo eran amantes casuales del destino, disfrutando las caricias de la pasión que los dominaba. Porque Naruto no aceptaba a Sasuke, y Sasuke no aceptaba un no como respuesta. Pero no importa cuanto te escondas, S...