Capítulo Único.

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Zeniev

Cuando Sehun le permitió a su esposo elegir el destino de las vacaciones de este verano, nunca pensó que estaría en Kanas, a la otra punta de su ciudad natal sin poder dormir por el calor insoportable que estaba sufriendo. Da un vistazo junto a él, mira cómo Luhan duerme tan pacífico incluso usando calcetines negros y bufa de imaginar cómo se sentiría si los trajera él.

A decir verdad, la cabaña a la orilla del lago daba una hermosa vista y un aura de tranquilidad. Eso, dejando de lado las leyendas antiguas que había escuchado sobre un monstruo que vivía en esas aguas.

El menor ya estaba casi desnudo y seguía dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño.

—Deja de moverte—balbucea el castaño ya despierto por causa del contrario.

—¿De verdad no sientes nada de calor?—trata de decirle amable pero suena un poco desesperado.

—Abriré las ventanas y espero que te duermas de una vez. 

Se levanta de la cama y ve la infantil lengua del adverso que le hace sacar una pequeña sonrisa. Luhan se sentía un poco culpable en su interior por no fijarse en las características de la cabaña al alquilarla en internet. Se estremece ligeramente al abrir cada una de las ventanas debido a la corriente de aire que se ha formado y al volver a la cama se cubre con una manta.

—¿Contento?—le dice enfurruñado.

—No me digas que ahora tienes frío...—el mayor le da la espalda y no le responde. Se mete bajo la manta y se pega a su espalda—Puedo hacerte entrar en calor... —le susurra juguetón. 

No recibe respuesta vocal pero sí siente cómo el castaño se hace ligeramente hacia atrás. Comienza a dar besos en el níveo cuello ajeno dejando pequeñas marcas mientras una de sus manos viaja debajo del pijama azul que viste, acariciando la suave piel de los nuevos abdominales de su esposo. Escucha como suspira y sonríe orgulloso de sí mismo. Empieza a restregar su leve erección en las nalgas del más bajo cuando escucha un ruido dentro de la cabaña y se detiene.

—Arg... Continúa Hun...—se queja.

—¿Escuchaste eso?—dice asustado el pelinegro ya que su cabeza empezaba a acordarse el ser mitológico del Lago Kanas.

—No, no escuché nada—expresa en un tono cansino ya acostumbrado a las paranoias de su esposo—. Estás alucinando, seguro fue algo afuera, recuerda que es un bosque y no una ciudad—le recuerda un poco ofuscado por la acción interrumpida.

—Yo lo escuché dentro -necea sin moverse todavía.

—Que no...—insiste el mayor y toma la iniciativa de continuar. 

Sehun esta tan concentrado en tratar de escuchar mejor, que no nota cuando el mayor se mete bajo la manta a repartir besos. Se resiste un poco porque sigue pensando que un monstruo se los va a comer por lujuriosos creándose una historia sanguinaria en su cabeza digna de una película. Es cuando Luhan emplea su lengua para recorrer su longitud por encima de la tela de su ropa interior, cuando comienza a olvidarse de todo y dejarse llevar. Se extraña de que le dé lametazos tan abajo específicamente en los pies.

—No sabía que tenías podofilia, cariño—le acaricia su cabeza por encima de la manta.

—¿De qué hablas?—el más bajo saca su cabeza de la manta para mirarle extrañado.

—Me estás lamiendo los pies—menciona el menor con obviedad.

—Ehhh... no.

Luhan es testigo del drenaje de color en el contrario después de decir aquello. Sehun al sentir todavía los lametazos teniendo a su esposo enfrente, sale de su mutismo comienza a brincar alterado en la cama.

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2017 ⏰

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